FESTIVAL DE TEATRO Y DANZA DE NIEBLA
Perseo y Medusa en la feria
Una pieza teatral, o un musical, o un vodevil, o a saber qué, políticamente correcta, aplaudida a rabiar por buena parte de un público que venía a ver a sus ídolos, espejos y guías de sus vidas
Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla 2024: De Calderón a Quevedo, de Carlos Hipólito a Victoria Abril
El encanto del mejor teatro

Prometía la obra y nos la prometíamos felices y contentos en los primeros compases, a pesar de la demostración de culturismo que desde veinte minutos antes ofrecen los musculosos actores de reparto. Sinceros. Entre esa demostración gimnástica y los decorados, exagerados, podría pensarse que la función iba a caminar por algo así como La corte de faraón de la inolvidable Mary Santpere, pero no. Pronto la nave orzaría a babor en los diálogos, o monólogos más bien, de un Perseo que, como la Medusa apriliana, aparecen en tono menor que sus escoltas, dicho según pesos y medidas.
Para empezar Perseo aparece en escena con una bolsa de arpillera en cuyo interior se adivina la cabeza ya cortada de la única gorgona mortal. A sus pies le adoran y aplauden sus fieles guerreros, haciendo sospechar que la obra se aprestaba a circular con cierto rigor por el mito clásico, pero no. Otro chasco, como el del decibélico sonido que no tenía nada que envidiar al de Hamburguesas Uranga, a veces incluso con reverberos… anga… anga.
Viniendo como venía la función precedida por la fama de ser un prodigio escenográfico con cuidados efectos especiales, era ciertamente frustrante que los dichos efectos se redujeran a proyecciones sobre la cueva donde habitaban Medea y sus hermanas. A la potencia de sonido se va uniendo el rugir de los lamentos, por lo general extensos y repetitivos como los de la excesivamente larga y postrimera escena en la que Perseo se resiste a dar de una vez un tajo a la cabeza de Victoria Abril y acabar de una vez con el cuadro. Pero se resiste, hasta el punto de que corría peligro la historia de verse privada del nacimiento de las dos criaturitas de Poseidon, que poseyó haciendo caso omiso del no es no, a la rubita Medea, púber y lánguida, dedicada a servir en el templo de una Atenea partenos y gilipollas, interpretado por Mariola Fuentes.
Difícil papel el de la actriz marbellí, pues a la diosa le toca un papel cómico, ridículo y trufado de mala leche, largando verdades como puños, repetido guiño a un público ya iniciado en los primeros compases por la protagonista y auténtica diva de la noche, Victoria Abril, ofreciendo generosos monólogos aptos y adecuados para quienes necesitan un espejo en el que mirarse y un guía que les diga cuál es el camino. Como Perseo, precisamente o persisamente. Espejo que aleje de la realidad y espada que señale el camino. Tremendo.
Una pieza teatral, o un musical, o un vodevil, o a saber qué, políticamente correcta, aplaudida a rabiar por buena parte de un público que venía a ver a sus ídolos, espejos y guías de sus vidas. Medusa y Perseo educando desde el escenario, evitándoles la maléfica costumbre de reflexionar. Todo confeccionado con sacrificios y constancia, como las figuras de los del músculo exagerado, que dejaron muy atrás las hermosas líneas de las esculturas de Bernini, de Canova o de Cellini, esos perseos que muestran impávidos y altaneros la cabeza sangrante de Medusa como triunfo del bien sobre el mal. En esta Medusa castellana la sangrante cabeza cuelga del brazo caído de Perseo tal como si fuera una bolsa del Mercadona.
Entre todo este caos de chillidos y luminaria de velada veraniega, destacan el saber estar sobre el escenario de Victoria Abril, las bien dirigidas apariciones de los secundarios reptando por entre el cartón piedra pintado de brillantina, unas coreografías agradables y bien ejecutadas, y la voz muy musical, del género homónimo, de Ruth Lorenzo. Lo demás, políticamente correcto. Solo eso.
Ficha
Coribantes Producciones, Pentación Espectáculos y Festival de Teatro de Mérida. XXXVIII Festival de Teatro y Danza de Niebla
Medusa, un texto original sobre el mito clásico y dirección: José María del Castillo. Escenografía: Monica Boromello. Vestuario: Pier Paolo Álvaro. Iluminación: Felipe Ramos. Composición musical: Alejandro Cruz Benavides. Coreografía: Aleix Mañé. Maquillaje y peluquería: Laura Rodríguez. Efectos especiales: David Ambit y Alba Bautista. Reparto: Victoria Abril, José María del Castillo, Ruth Lorenzo, Mariola Fuentes, Elisabet Biosca, Peter James, Joaquín Fernández, Roberto Provenzano, Eduardo Rey y Manuel Duarte.
Alcazaba de los Guzmanes del castillo de Niebla. Teatro accesible. 24 de agosto, 2024. Aforo: 900 localidades, lleno desde el día que apareció la protagonista en El Hormiguero y un cintillo circulando por los bajos de las pantallas avisando de que actuaba en Niebla. El actor Adrián Lastra, que hace poco sufrió un grave accidente de tráfico con su motocicleta, fue sustituido por el propio director de la obra, José María del Castillo. La actriz Victoria Abril, que rehusó presentarse en Huelva para la protocolaria aparición ante los medios y la consabida fotografía con los políticos de turno, invitó a Lastra a subir al escenario para recibir el cariño y los aplausos del público. Cierre de un festival con sus altos y con sus bajos, pero alcanzando una buena nota final.