Atletismo
30 años del récord vigente en maratón de ‘El loco del puente’ (2:15:25)
Tal día como hoy hace tres décadas Juan Barón logró en Laredo un récord de Huelva que todavía sigue imbatido. “Fui a por puesto no a por marca”, asegura el fondista onubense, que cree que el tiempo que atesoraba en sus piernas era de “al menos tres minutos menos”. Tras ser internacional y una carrera deportiva plagada de éxitos, con 240.000 kilómetros recorridos y muchas anécdotas, detalla sus rutinas, su modo de vida, ahora que la locura de este atleta inigualable es hoy también la de miles de onubenses. El ‘loco’ es un genio veloz.

Un día de verano de los años 80. Se ha formado una nueva caravana de coches a la salida de Huelva camino de la playa. El interior de los vehículos es un cocedero donde la impaciencia añade grados a las sudorosas frentes de los veraneantes. De pronto una figura llama su atención y a través de las ventanillas bajadas para reclamar la brisa ven pasar a un hombre que les adelanta por el arcén como una locomotora sin freno, como queriendo alcanzar el sol castigador en el horizonte. “Ahí va el loco del puente”, exclama algún conductor.
El ‘loco’ era un genio veloz. Toda Huelva había oído hablar de él, muchos habían visto su cara, les sonaba de coincidir en ese tránsito rutinario por el puente, bastantes conocían su nombre, menos su historia completa, una de esas que no tienen precio, todo lo que consiguió alguien que hace gala al calificativo de fondista, un referente para todo corredor. Merece la pena poner de relevancia a Juan Andrés Barón Pérez, ahora que al correr se le llama ‘running’, que quien lo practica no es un loco sino que va a la moda y es un desafío calzarse largas distancias, una rutina para él que pensar al ritmo que lo hacía produce escalofríos.

Sus marcas hablan por él. 3:51 en el 1.500, 14:10 en 5.000, 29:53 en el 10.000, 1:03 en la media maratón, 20 kilómetros en menos de una hora cada dos por tres entrenando. Día a día en ruta, una pila de kilómetros por devorar con las piernas, zancada a zancada, dentellada a dentellada. Aunque resalta poderosamente lo acontecido el 3 de febrero de 1985, tal día como hoy hace 30 años, en el que Barón estableció en Laredo (Santander) el récord de Huelva de maratón, 2:15:25 (3:13 cada kilómetro), un registro que sigue vigente hoy y que está entre las mejores marcas andaluzas de todos los tiempos, un hito de los contados de los que puede presumir el atletismo onubense.
Tenía entonces 33 años y compitió hasta los 43 pero ya en otras distancias. “Iba pensando más en el puesto que en la marca. Entonces fue un buen tiempo, de nivel y prestigio mundial, y fue la duodécima mejor marca española de todos los tiempos”, relata a huelva24.com el atleta onubense, que añade que “estaba bien, pero pensaba en más adelante buscar un registro mejor. Yo creo que estaba para 2:11. Tirando por lo bajo, con los entrenamientos que hacía, creo que por lo menos hubiera hecho tres minutos menos”. No obstante, afirma que “después ya no volví a preparar la maratón. Uno no se da cuenta de la historia y de lo bien que está hasta después, hasta que deja de estarlo. Pasó el tiempo y esa marca se quedó”.
Recuerda que Laredo puede ser una población costera parecida a Punta Umbría, que se llenaba en vacaciones y ese día “hacía mucho frío y humedad”. Fue una carrera “normal y se corrió rápido”. Terminó quinto y se clasificó para la Copa del Mundo, que se iba a celebrar en Hiroshima (Japón), a la que iban los seis primeros, aunque luego la Federación Española “los llevó a todos menos a mí, que me cambiaron por otro. Ya está olvidado, pero estuvo feo. Entonces Huelva no existía para nadie y había que tener predicamento y entrenadores y gente de los círculos de la Federación y yo era un verso suelto”, lamenta.
“Yo no pienso en el pasado, vivo al día en el aspecto deportivo. La verdad es que ni me acordaba de que se cumplían los 30 años si no fuera porque me lo recordaron. Entonces no pensaba que fuera una buena marca. A partir de entonces fue en aumento la calidad de los tiempos. Antes con 2:18 se ganaba un Campeonato de España y además bien, en solitario”, explica Barón.
En esa época trabaja once o doce horas al día y entrenaba a cualquier hora que pudiera, cada día, cada semana y mes, durante todo el año. “En las mismas circunstancias que yo estaban todos los atletas, salvo los que fichaban por la policía y les daban permiso para entrenar o eran funcionarios de la administración o de sindicatos. Eran semiprofesionales”, indica.
Barón comenzó a correr de niño y con 14 años fue campeón de España escolar en una prueba en pista con obstáculos. Entre los 18 y 20 participó como ciclista amateur en pruebas de toda Andalucía y luego abrió un periodo de aproximadamente siete años sin deporte. Con entorno a 27-28 años “lo retomé en serio y comencé a ganar muchas carreras”.
Fue ganador de la segunda edición del Cross Internacional de Itálica, cuando la invasión africana no había comenzado. Otro de sus éxitos destacados fue el de Campeón de España absoluto de Gran Fondo en Alcobendas en una prueba de 30 kilómetros cuando ya contaba con 33 años, titulo que logró tras ser bronce en los dos años anteriores. Con 39 fue campeón de España de preveteranos de campo a través y con 41 logró el título nacional de veteranos de gran fondo en una carrera de 20 kilómetros.

Con 43 años dejó atrás la competición, aunque “durante 20 años más seguí entrenando como si fuera a competir”. Dejó las carreras porque “desde joven había estado viajando mucho”, enlazando competiciones un fin de semana tras otro en un punto de España diferente en las temporadas de campo a través. “Me hacía el calendario de cross entero. Después de trabajar cogía el coche el viernes por la noche y me metía cientos de kilómetros para correr en Soria, Palencia o donde fuera y después lo mismo para atrás para luego volver a trabajar. Decidí que me quedaba mejor corriendo por mis pinos y que disfrutaba más de la vida así”.
“Yo siempre me he considerado en el atletismo un amateur y nunca he querido cobrar por correr, porque afortunadamente vivía de mi trabajo y el atletismo era un hobby no mi profesión. Si alguna vez me daban un premio económico al ganar una carrera lo gastaba invitando a los compañeros a una comida”, a la que seguramente asistirían otros locos como él, como Víctor González, ahora secretario de la Delegación Onubense de Atletismo, y Manuel Pulido, gran forjador de atletas. En este sentido de cómo entiende su deporte, recuerda que tras ir tras él en varias ocasiones finalmente fichó por la sección de atletismo del Sevilla FC, donde estuvo cinco años y medio. Cuando se reunió con su responsable “me preguntó cuánto quería cobrar y yo le dije que nada, que quería ser uno más, que con las zapatillas y el chándal me valía”, rememora.
Su carga diaria de kilometraje era colosal. “Durante muchos años hacia una media de 35 kilómetros al día. Si uno hacía 20 pues al otro, 50. Hacía unos 230 kilómetros a la semana y 1.000 al mes. En total habré hecho más de 240.000 kilómetros en mi vida”. Los días de descanso, el lunes, encadenaba 15 kilómetros a 3:30. “Me podían echar lo que fuera porque estaba preparado y me daba igual la distancia”, asegura con normalidad. Ahí estaba un secreto sencillo pero nada fácil de seguir, que ya admiraba a su coetáneos y a los que vinieron detrás. Y es que es de la opinión de que “se pueden tener unas buenas condiciones pero hay que trabajarlas o no sirve de nada”.
“Me suena mucho su cara, lo conozco de algo, ¿no será del puente? Si es verdad, de eso”, era el diálogo habitual. Con tantas asiduidad y tiempo de carrera por carreteras y caminos con la capital como punto de partida, era lógico que “por Huelva me conocía todo el mundo por el puente”. De hecho el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, escribió un artículo sobre él en el Odiel que reflejaba este fenómeno y que se llamaba ‘El loco del puente’.
Su calidad y resultados fueron patentes durante años y “mucha gente me preguntaba que si tenía algún pariente que corriera y les decía que el que corría era yo”, reseña con sorna Barón, que siempre fue honrado consigo mismo. “Yo tenía claro que si no estaba preparado y no me sentía bien y al cien por cien no competía. De hecho me seleccionó la Federación Española para competir en Ciudad de México y les dije que no estaba fino, que para no dar mi tope me quedaba en España. Me insistieron que seguro que lo haría bien pero decidí no ir”, comenta. Se libró de una buena, pues el 19 de septiembre de 1985 se produjo en la capital mexicana el terremoto más significativo y mortífero de la historia del país azteca, con una magnitud de 8.1 y una réplica al día siguiente, que liberó una energía equivalente a 1.114 bombas atómicas de 20 kilotones cada una y que dejó en torno a 10.000 muertos.
Es una de las muchas anécdotas de Barón, que fue internacional absoluto en unas cinco ocasiones. Participó en el Campeonato del Mundo de Campo a Través en 1982 en Roma, para el que se clasificó tras ser quinto de España y sobre asfalto también representó a España en Lugano (Suiza) y Puerto Rico en carreras de media maratón.
También fue un habitual en las competiciones de los Campeonatos de España de clubes donde cada semana corría en apenas dos días un 1.500 y un 10.000 y siempre subía al podio. Sin embargo, afirma que “donde verdaderamente me salían bien las cosas era en las carreras largas, las de media maratón y 30 kilómetros”.
Hoy día Juan Barón sigue con su sencilla rutina de trabajar y entrenar, ya que no entiende la vida sin correr. No sorprende por ello que se casara con otro mito viviente del atletismo onubense como María Ángeles Castilla, “una de las atletas más completas de Huelva”, dice de su mujer, pues participó en varios Campeonatos de España de Cross y llegó a acumular los récords provinciales de pruebas como 100 metros, 200, 400, altura, longitud o jabalina, entre otras.
Acerca de cómo ve el atletismo onubense actual, señala que “hay gente muy buena, como Miguel Beltrán, Emilio Martín y José Manuel Cortés, aunque tras ellos, de momento, no hay atletas tan buenos. Siempre va saliendo gente y ahora tenemos las pistas. Los hay con calidad pero es complicado porque todo el mundo tiene que buscarse la vida y estudiar y trabajar, a menos que tengas una familia que te permita dejarlo todo para únicamente entrenar”.
Es por ello que la figura emergente es la de los corredores más populares, que actualmente llenan carreras como la reciente Media Maratón de Huelva. Esta nueva moda del ‘running’ no desagrada a Barón, que asegura “esto está muy bien por dos motivos. Uno por la salud. Siempre he pensado que el deporte debería de ser nombrado de utilidad pública y eso significaría que los materiales para realizarlo estarían más baratos. Creo que la mejor inversión que se ha hecho en prevención de salud en Huelva es en el carril bici hasta Punta Umbría. Si saberlo se ha hecho más por la salud de los onubenses en prevención que en todos los hospitales juntos. También es buena esta moda porque las casa de deporte venden más y aumenta el comercio”, argumenta.
“Cuando empecé a correr yo llevaba la ropa de deporte en una bolsa y me iba por ejemplo andando al antiguo Club Náutico y me cambiaba, me ponía el pantalón corto y me iba a correr. Si salía así corriendo de casa te apedreaban”, recuerda de sus hábitos el fondista onubense, que detalla que “cuando me veían correr, todo el mundo pensaba que desvariaba y afortunadamente los tiempos han ido cambiando. Ese era el comentario cuando pasaba corriendo con todo el calor cuando la gente iba a la playa y estaba parada en las caravanas en el puente. Así que ahora veo muy bien que la gente se ponga las zapatillas y salga a correr”.
En cuanto al equipamiento que usaba, éste era el más básico. “Yo nunca he usado material sofisticado. Yo me ponía lo más normal del mundo, lo que se vendía en Huelva, que por supuesto no es lo que se usaba por ahí. Las zapatillas están bien para prevenir lesiones, pero lo que valen son las piernas y lo demás es accesorio. Es verdad que ahora mucha gente se pone de todo para hacer deporte y mira las marcas comerciales y esas cosas, pero yo siempre he respetado a quien sale a la calle con la intención de hacer deporte, porque por poco que sea algo hará”.
Eso no le impide ver contrastes, pues “yo he sido atleta de marcas y competición y es cierto que ha cambiado el concepto de tratar de correr rápido por el de hacer pruebas, y largas. Hay gente que se hace cinco y seis maratones en un año, aunque siempre se ha dicho que lo recomendable son dos, y busca acumular experiencias. Para mí también tiene su mérito. Mejor que se diviertan así que de otro modo”.
A Juan Barón no le gusta mirar al pasado, siempre ha preferido vivir en el presente, mirar hacia adelante, seguir haciendo camino a la carrera. Por eso, como hace 30 años, este arquetipo del fondista clásico, de la época en la que no se conocían tantas cosas pero se conseguían marcas, tras trabajar sale a correr para seguir siendo ese corredor indomable con una gran pasión que habita una persona sencilla, que nunca necesitó monitorizarse, someterse a dietas o recubrirse de accesorios, solo sus piernas para hacer ‘el loco’. Ahora en gran parte de Huelva quizás estamos tan locos como él, aunque nunca correremos tan deprisa.