triatlón
Enrique Llimona no completa su desafío pero demuestra ser 'Más fuerte que el miedo': «Lo he dado todo, no me he reservado nada»
El onubense culminó con mucho esfuerzo el segundo triatlón de larga distancia y admitió que «no estoy para hacer un tercer Ironman»
Tenía problemas de estómago, mareos y temblores y decidió no continuar: «Para mí no es un fracaso»
Enrique Llimona completa el primero de los tres triatlones de larga distancia en Lanzarote: «Ilusión y ánimo tenemos todo el del mundo»
Enrique Llimona comienza «con muy buenas sensaciones» el desafío 'Más fuerte que el miedo'
Enrique Llimona no ha podido culminar su reto de completar tres triatlones de larga distancia y se ha quedado a las puertas de iniciar el Ironman de Lanzarote tras terminar el segundo maratón. No estaba en condiciones físicas de seguir adelante y decidió parar antes de adentrarse en la prueba final. No obstante, considera que ha demostrado ser 'Más fuerte que el miedo' por la manera de afrontar este desafío, ya que su espíritu de enfrentarse a los límites ha estado siempre por encima de todo y queda intacto su mensaje y su ejemplo para inspirar a otras personas a atreverse a afrontar cambios en sus vidas.
Tras cubrir el primer triatlón de larga distancia, continuó con el segundo. Nadó 3,9 kilómetros y pedaleó los 180 kilómetros de ciclismo. Sobre las 00.00 horas comenzó el maratón, que completó con mucho esfuerzo antes de las 6.45 horas, culminando así dos triatlones de distancia Ironman de manera consecutiva y sin dormir.
La decisión
En una pausa antes de finalizar este segundo maratón se dirigió a su equipo y fue claro: «yo no estoy para hacer un tercer Ironman, en serio. Uno sabe que está para algo y cuando no está». Recordó lo que dijo en la última reunión antes de comenzar esta aventura: «esto no se para hasta que yo lo diga. Y lo estoy diciendo. Vamos a terminar el segundo Ironman, que para eso ya me veo, pero para seguir no, y vosotros sabéis que siempre digo que sí».

Reconoció en ese momento que tenía el estómago «tocado», «un poco de mareos» y presentaba temblores. «El cuerpo va con vida propia», decía. Tras afrontar este durísimo reto iniciado a las 19.00 horas del jueves 15 de mayo y continuar sin dormir cada uno de los segmentos, vio que era el momento de no seguir y plantarse en los dos triatlones de larga distancia completados.
«A las cosas hay que tenerle el respeto adecuado», destacó, pero también aseguró que estaba «muy contento. Lo he dado todo, no me he reservado nada. Para mí no es un fracaso. Cuando se habla de ser mas fuerte que el miedo es cuando lo das todo».
A estas horas descansa en su apartamento de Puerto del Carmen, en Lanzarote. Lo hace en la fecha elegida para culminar su reto, dedicado a la Asociación Pequeño Valiente que ayuda con niños con cáncer y sus familias, porque precisamente un 17 de mayo falleció de cáncer su madre y en esa simbología hay una importante carga para él.
Se está reponiendo tras haber hecho soñar durante todo este tiempo a otras muchas personas que han conocido su historia, especialmente a su equipo, con que era posible conquistar lo que nunca nadie había hecho hasta ahora. No obstante, ha dejado un ejemplo inspirador, con los valores transmitidos de afán de superación y resiliencia, que están por encima del hecho de lograrlo, como ha recalcado. Su mujer, Helena, ha agradecido en su nombre «el apoyo incondicional, predisposición y cariño» que ha recibido de todas personas que han conformado el equipo de apoyo en torno a él. «Quique ha estado súper arropado en todo momento», ha afirmado.
Una de esas personas fue Martín Fiz, campeón del mundo y de Europa de maratón, en el primer segmento de carrera. En el segundo, la invitada especial fue Carmen González, atleta paralímpica en Sidney 2000 y desde hace unos años reconocida paratriatleta internacional.
Carmen González: «Lo que está haciendo es inhumano»
Corriendo con ella, cuando llevaba 28 kilómetros, Llimona reconocía que llevaba encima «mucho desgaste, mucho cansancio acumulado, muchas ganas». Además, admitía su preocupación porque estaba a una hora y media del inicio del Ironman oficial. «Vamos de tiempo muy apretados y no puedo negar que tengo un poco de preocupación de si llegaremos a tiempo, pero ahora no me preocupa terminar el tercero».
A su lado, Carmen daba zancadas muy concienciada de su papel en este desafío que compartía durante unos kilómetros con un amigo. «Veo el desgaste que lleva acumulado. Yo como triatleta de distancia corta, lo que está haciendo para mí es admirable, inhumano. Es sacar de punto lo que el cuerpo pueda soportar». Agregaba que intentaba que fueran «contando anécdotas, distraer la cabeza y que el corazón le lleve a terminar. Sea lo que sea tiene toda mi admiración».
En cuanto a qué supone para ella, expresaba que había «un cumulo de situaciones curiosas donde de manera puntual en mi vida hay un poco de turbulencias y viene una situación mágica, muy chula, que Enrique me ha ofrecido y tengo ilusión». Agregaba que había estado «nerviosa, un poco inquieta», pero que asumía que «parte de mi responsabilidad aquí es que este ratito se le haga más llevadera la noche y estoy implicada con la causa».
Un tiempo después de este momento, comenzaron los problemas y Enrique Llimona pasó de correr a caminar y tuvo que parar. Tras decidir que no haría el Ironman oficial, completó con mucho esfuerzo el segundo triatlón de larga distancia, dejando una huella con eco de gran hondura que se recordará mucho tiempo.