Entrevista
María José Rodríguez: “Hice de mi cuerpo un laboratorio para curarme la fibromialgia”
Esta onubense presenta este miércoles ‘La fibromialgia salvó mi vida’, donde trata de lanzar “un mensaje de esperanza” contando cómo con métodos distintos a los tradicionales (acupuntura, chi kung, terapias de sanación…) logró superar 12 años en los que “me sentí morir”. “La píldora mágica yo no la tengo, hay mucha observación, trabajo y muchas ganas de vivir”, afirma dispuesta a ayudar con su experiencia.

María José Rodríguez Mañó es una esas pocas personas ante las que se detecta claramente que le ha cambiado la vida de verdad. No le ha tocado la lotería, ha vencido a la fibromialgia, un dolor muscular crónico de origen desconocido, acompañado de sensación de fatiga y otros síntomas, que silenciosamente mina las fuerzas de un 3% de la población española. Comunicativa y agradable, trasmite positividad y una alegría serena en cada mirada y en cada gesto, desplegando con sentido la sonrisa de quien ha superado un desafío y disfruta el triunfo día a día. Se centró en conocerse a si misma de manera exhaustiva, mucho más de lo que antes lo había hecho, estableciendo causas y efectos, cuidando todo tipo de detalles, como la alimentación. Dejando atrás miedos, prejuicios y tabúes comenzó a obrar su pequeño gran ‘milagro’. Fue dando pasos más allá de lo ortodoxo, decidió tomar un papel activo como paciente y exploró otras posibilidades que fueron efectivas en su caso (acupuntura, chi kung, terapias de sanación…). Tiene un sincero deseo de lanzar “un mensaje de esperanza”, de compartir por si con ello ayuda alguien y lo ha tratado de plasmar en su primera obra, ‘La fibromialgia salvó mi vida’. Mientras cuenta parte de lo que ha vivido y cómo ha tratado de transmitir toda esa experiencia vital clave en su existencia, acaricia la portada de su obra con suavidad, como acunando a su bebé. Y es que tras “doce durísimos años” de convivencia con una enfermedad que le hizo “desear morir”, asegura que está curada, que vive su vida “como una aventura”, entre Huelva y Londres. La convivencia con esta ‘alarma’ que su cuerpo le transmitió salvó su vida. Escucharla es entender por qué es así y este miércoles en la Casa Colón (Salón Rojo, 19.00 horas) tienen la oportunidad todos los interesados en la presentación de su obra.
PREGUNTA.- Decir que una enfermedad salvó su vida llama mucho la atención. ¿Es una exageración o es el mejor resumen a lo que ha vivido?RESPUESTA.- El título del libro es un poco lo que ha pasado. No es mi historia, porque mi historia sería para hacerla en muchos capítulos, pero sí es una parte importante de mi vida. Me diagnosticaron la fibromialgia con 38 años y a partir de ahí no me daban solución ninguna, sólo tratamiento con antiinflamatorios y antidepresivos. Hay un primer momento que los necesitas porque es insoportable y la impotencia, la incomprensión.. Porque ves a una persona con fibromialgia y aparentemente no tiene nada y es difícil. En esa época, en 1998 no había la misma conciencia social que hoy, aunque incluso ahora también hay mucha incomprensión ante todo esto. Efectivamente la fibromialgia salvó mi vida. Siempre he sido muy rebelde y tuve que aceptar lo que había. Soy realista y tenía los pies en la tierra a parte de todos mis dolores, pero también sabía que si con 38 años vivía a base de esos medicamentos cómo iba a estar con 50 años. Ese fue mi planteamiento y sabía que con eso iba sólo a aguantar, a combatir síntomas pero no dar con la cura. Entonces empecé a investigar e hice de mi cuerpo un laboratorio para curarme la fibromialgia, como digo en el libro. Empecé a probar cosas por mi cuenta y riesgo. Sabía que el no ya lo tenía y que lo que pudiera conseguir, por poco que fuera, bueno sería.

P.- ¿Cómo era su vida antes y cómo es ahora?R.- Ahora mismo mi vida es completamente normal por así decirlo, ya que realmente nadie la tenemos. Antes andar 100 metros para mí, era imposible, me tenía que sentar. Dormía sólo tres hora de noche y eso conllevaba un deterioro total. Era agotador ver cómo mi cuerpo se iba debilitando y era horrible. Yo entonces tenía 38 años y dos hijas de 7 y 3 años y la pequeña me decía “mami cógeme” y a mí se me caían las lágrimas, moría de impotencia al no tener fuerza física. Me explicó un psiquiatra cuando estuve tan mal, cuando tenía un sentido de culpabilidad tan grande por no poder cumplir con mis obligaciones, cuando si me daba de baja un tiempo en el trabajo pensaba que dirían de mi que estaba divirtiéndome o de vacaciones y aparentemente no tenía nada, que había llevado mi cuerpo al límite. Una persona cuando trabaja, normalmente lo hace a un 70% y con la fibromialgia llevas tu cuerpo al 400% y la fibromialgia es la respuesta a ese estrés. Tu cuerpo se queja y yo sentía y deterioro. Han sido un trabajo muy largo en unos años durísimos, en los que he tenido que ir recuperando mi cuerpo, mi yo, mi mente y mi espíritu. Cuando enfermas te olvidas de ti, de lo que realmente te gusta y te hace feliz. Entras en un círculo vicioso que es muy difícil de verlo cuando estas dentro. Cuando sales es fácil de identificar. Recuerdo la primera vez que me di cuenta de que había dejado de leer el periódico desayunando los domingos, algo que me encantaba y llevaba años sin hacer o cuando había olvidado cómo me encantaba pintar y son cosas que retomé. Había dejado de ser yo. Por eso ha salvado mi vida la fibromialgia, porque ha sido el volver a encontrarme yo en un largo camino.

P.- ¿Tomó otros caminos porque sintió que la medicina tradicional le falló no era suficiente?R.- No, no es eso. Este libro no está escrito desde el victimismo, sino desde la observación y a la vez acción. Comencé a observarme todo que comía, que había pasado cuando me daba una crisis, buscaba el causa y efecto en cada cosa y al principio era de locura, porque observar todo lo que haces a lo largo de un día es muy difícil. Es un trayecto de 12 años y me encontré con que, para mi sorpresa, la fibromialgia había desaparecido. Entonces mis familiares y amigos me animaron a escribirlo todo, pero no me atrevía a ponerlo porque no sabía si esta situación era definitiva o no. Hace cuatro años comencé a poner todo lo que a mí me había dado realmente resultado y está en el libro.
P.- ¿Hasta que punto su cuerpo ha sido un laboratorio como dice? ¿Qué ha probado?R.- He probado casi de todo, pero con cabeza. No he sido tan inconsciente. He probado en mí lo que pensaba que me podía venir bien. Una de esas cosas es la acupuntura, de lo que no se sabía nada aquí y era como algo tabú o brujería, que es en lo que convertimos lo que non conocemos. Y la verdad es que la acupuntura ha sido una de las cosas que más me han ayudado. Tampoco me he puesto en manos de cualquiera, sino en las del maestro Sum, al que nombro en el libro. Empezó a tratarme en el año 2000 y me inicié en el chi kung. Él vino a Sevilla y fui a verlo más por mi hija, que sufrió una anafilaxis, que mí. Me acerqué por si había solución y para mi fue un bombazo. Nunca me he conformado con lo que me han dicho y he buscado más. Está bien saber lo que tienes, pero hay que ir más allá. Entiendo que la enfermedad es una alarma, no es una enemiga a la que hay que atacar. Tal y como yo lo veo, la enfermedad es como una alarma que se enciende y nos dice que algo no esta funcionando y que por este camino estás enfermando.
P.- ¿Opina que habitualmente se asume el papel de paciente en sentido literal y que hay que tomar un papel más activo?R.- Efectivamente. Si miras en el diccionario, el paciente es el que está esperando, a que venga alguien y lee cure. Tomamos el médico como la persona que tiene que curarnos y sabe todo y es un gurú y tiene todas las respuestas y al darle ese papel estamos esperando sin hacer nada. Desde esa óptica no está mi libro. Reivindico un papel activo del enfermo. Para mí todos son todos medios válidos y que te dan un empujón para sacarte del agujero en el que estás para poder impulsarte. A partir de hay tienes que dar un paso para ver qué es lo que no está funcionando en mi vida.
P.- ¿Considera que no hay nadie mejor que uno mismo para interpretar las propias señales de su cuerpo?R.- Tienes que ver las alarmas. Si no eres consciente de ellas y de que tienes que tomar un papel activo en tu enfermedad entras en un círculo en el que te van a medicar y harás esto o aquello y puedes estar toda la vida en esa rueda. Está bien para quien lo quiera, es una elección personal, pero no ha sido la mía, que es la que cuenta en el libro.

P.- ¿Qué otros caminos para ayudarse ha explorado?R.- Pues las terapias de sanación y crecimiento personal. Creo que la sanación no está bien vista por mucha gente, porque no es lo ortodoxo, y entre otras cosas, no hay fármacos, aunque todo lo que he hecho me ha costado un dinero, pero no es lo políticamente correcto. En la salud y otros tema la sociedad es un reflejo de nosotros y si queremos cambiar las cosas tenemos que hacer un trabajo personal y cambiar algo en algo en nosotros, ya sea creencias, pensamientos, forma de actuar… cada uno sabe lo que tiene que hacer. El quiropráctico ha sido otro punto de apoyo para liberarme las tensiones y la alimentación. También los pensamientos. Cuando haces cambios físicos tienen que ir acompañados de algo más y cambiar cosas o tendrás los mismos resultados.
P.- Está probado que el cómo hablamos influye en el estado de ánimo.R.- Hago referencia en el libro también a eso. Hay estudios de un científico japonés que tiene como punto de partida que nuestro cuerpo está formado en su mayoría por agua y si tu te hablas mal a ti mismo estás enfermando. Te puedes enfermar de muchas formas, por lo que comes, con lo que bebes, con lo que respiras y con tus pensamientos. Por ejemplo quien vive enfadado enferma y enferma a los demás, su energía no está bien. Si es cierto que tienes que empezar poco a poco y paso a paso.
P.- Todo eso que cuenta choca con la tradición instaurada. ¿Cree que influyen esas creencias?R.- Tenemos creencias que no podemos imaginar hasta qué punto las llevamos en nuestro ADN, es algo que con lo que estamos impregnados tanto que no somos conscientes de ello. Por ejemplo, creencias como la culpabilidad, muy dada por la religión. Por mi culpa, por mi gran culpa y nos damos con la mano al pecho. Es algo tan metido en nosotros que hay que irlo deshaciendo hilo a hilo. Parecen cosas que no son importantes pero a la larga te influyen bastante.

P.- ¿Qué es lo más importante que ha aprendido de la enfermedad?R.- He aprendido muchísimas cosas, más de las que pudieras imaginar, pero lo principal ha sido el mirarme a mí y volverme a cuidar, a verme como persona, ser humano y como mujer. Ha sido un proceso bastante largo y doloroso muchas veces, porque Hay veces que no te gusta lo que ves.
P.- ¿Era duro ponerse delante del espejo, en lo literal y metafórico?R.- Pues sí, me sentía morir. No me sentía bien conmigo misma ningún nivel. Si me hubiera muerto en ese momento hubiera estado bien. Era un infierno y llega un momento en el que lo más fácil hubiera sido dejarme morir. La aventura y el desafío estaba en vivir. Ha sido un tiempo bastante duro.
P.- ¿Cómo tomó la decisión plasmar toda su experiencia en un libro?R.- Ha sido todo una aventura escribir todo esto y así es como me tomo ya mi vida. Yo me he llevado 33 años trabajando en cajas de ahorro y mi trabajo han sido los números y no las letras, aunque es cierto que me encanta leer. Hace cuatro años mi hija vio lo que tenía y me decía “esto parece que me lo estás contando a mí” y era verdad, así que lo deshice y lo estuve haciendo por partes, siguiendo una línea cronológica de lo que había vivido, pero también hay pensamientos y reflexiones de ese proceso, metiendo también cómo veía todo a mi alrededor. Todo esto me ha llevado mucho estudio, me he formado como terapeuta y he hecho muchas cosas. He compartido todo lo que he visto en ese periodo. Ahora mismo no soy la del libro porque las personas vamos cambiando y evolucionando.
P.- ¿Cómo va a ser la presentación de la obra?R.- Es una buena pregunta porque nunca he presentado un libro y espero no ser muy cansina. Pienso exponer lo que va a ver el lector dentro del libro y lo que quiero es llevar un mensaje de esperanza. Muchas personas han aportado cosas a este libro. La portada es de mi hija y ha cogido la idea muy bien, porque es como yo he abierto una puerta para mi pero la dejo entreabierta par que puedan entrar otras personas y buscar. La sanación viene desde una búsqueda interior.

P.- ¿Cree nos olvidamos habitualmente mucho del interior y nos quedamos en lo material, físico y superficial?R.- Nosotros los seres humanos estamos teniendo una evolución importante e impresionante a nivel tecnológico en pocos años, con muchos cambios, y al igual que cambia el mundo exterior cambiamos nosotros y el cuerpo necesita habituarse. Estamos más fuera que en nuestro interior, no nos conocemos, no sabemos lo que nos pasa y tenemos que mirarnos más. El afán de conocimiento siempre es hacia afuera. Somos muy visuales, esta época es así, y olvidamos una parte muy importante, el ser seres humanos. Aquí todavía no, pero en muchos lugares falta el contacto entre personas, los abrazos… Es como ahora esta entrevista. No es lo mismo hacerla personalmente, que por correo electrónico o por teléfono. Nos perdemos mucha información.
P.- Vista su recuperación ¿Su caso es poco común? ¿Qué dicen los médicos?R.- Tengo una carpeta enorme de documentación sobre la fibromialgia y pensaba que lo había roto pero la tengo. Es lo mismo que si llevas una piedra de 50 kilos sobre tu espalda y la sueltas. Ahora no vas a que te certifiquen que la piedra que he soltado la he soltado, es absurdo. Voy a mi médico de cabecera y me ve y hay compañeros que han estado al lado de mi, mi familia y lo han visto. No sé si mi caso es poco común o no. Yo cuento mi historia por si a alguien le sirve. Para mi estoy ha sido una prueba. De alguna forma el desnudarme en parte y el exponerme era de las cosas que más miedo me han dado siempre. Hay una parte de mi que está ahí y lo he hecho por si le puede servir a alguien. Con que le sirva a una persona para mí sería muy importante. Es mi intención y es lo que realmente he querido conseguir con esto.
P- ¿Cree que realmente puede ayudar a más gente enferma de fibromialgia?R.- Estoy al servicio de las personas que quieran sanar, pero tienen que estar comprometidas con su sanación. La píldora mágica yo no la tengo ni la van a encontrar en mi libro. Hay mucha observación, trabajo y muchas ganas de vivir. Y eso lo tiene que encontrar cada uno. El primer paso es de cada uno yo puedo acompasar. A parte de la medicina y todo hay un trabajo que hacer y ser muy insistente en el día a día. El otro día vi una película, ‘Un milagro desde el cielo’, sobre una niña que tiene una sanación, una curación espontánea digámoslo así, y su madre cuenta la historia. Yo lo que he vivido lo pongo al servicio de otras personas, pero cada uno tiene que ver si está haciendo lo que debe hacer.