Sobre que en Huelva nunca hay ná
Nos lo han grabado a fuego. 'En Huelva nunca hay ná' es una frase muy escuchada en bares y galerías, en supermercados y librerías (sobre todo en Saltés). Pasa de generación en generación. Se ha convertido en un mantra choquero.
Tanto es así que, en época de pandemia y confinamiento, llegué a oír (de boca de un señor de grandes orejas) que a Huelva no llegaba ni el Covid-19 precisamente por eso. Pero ¿es cierto? ¿No tiene el ciudadano onubense nada que echarse al coleto en cuanto a actividades culturales se refiere?
Yo no sé vosotros, tropa, pero a mí a veces me cuesta seguir la programación de la capital y ya ni hablemos si incluimos la de los municipios de toda la provincia. Han sido muchas las ocasiones en las que he querido tener una máquina de clonación, hacer otra Jenn y poder asistir a dos (incluso más) eventos que se celebraban el mismo día y a la misma hora. Desde exposiciones de arte hasta presentaciones de libros, pasando por conciertos, conferencias, obras de teatro, fiestas de pizza y un largo etcétera.
Y es que contamos con muchas instituciones públicas y espacios privados (son tantos que no podría enumerarlos a todos; quiero mantener los dos minutos de tiempo de lectura de la columna) que ofrecen un amplio y variado catálogo de actividades, muchas de ellas gratis. A esto se suman los bares, igualmente interesados en brindarnos un ocio de calidad con originales propuestas. No me extrañaría ver pronto el anuncio de que Coldplay toca en el Blue Ox, añadiendo una fecha más a su esperada gira 2023.
Aún queda mucho por hacer para que el tejido cultural de nuestra ciudad siga creciendo. Confío en que se están dando algunos pasos firmes hacia esa meta. Pero el primero es valorar lo que ya tenemos, verlo con ojos nuevos, fluir con nuestro patrimonio, dejar de mirar a la vecina para menospreciarnos y desistir de compararnos con el resto de urbes andaluzas con la crueldad con la que lo haría una suegra.
Dijo Enrique Tierno Galván que la ciudad es el hogar público y la nuestra tiene unas vistas preciosas, así que vamos a cambiar entre todos la frase que da título a este artículo y también la mentalidad de que somos el culo de Andalucía, el hijo olvidado de los dirigentes políticos, el último mojón en nuestra comunidad autónoma, y comencemos a gritar a los cuatro vientos que en Huelva siempre hay de tó y que además tenemos gambas.
