Huracanes, cambio climático, Pedro y el lobo
Aunque 'Isaac' ha tomado las de Villadiego, las alteraciones en el sistema atmosférico nos advierten sobre posibles riesgos futuros y no deberíamos ignorar estas señales
Nubes de otoño que podrán traer agua a la provincia de Huelva
El otoño entra sin llamar

Estos días se ha venido hablando de la cercanía del huracán 'Isaac'. En realidad una tormenta tropical que finalmente es un auténtico huracán de categoría uno. En principio todo parecía apuntar a que venía directo a la península Ibérica, concretamente a la costa central lusa, pero siendo los elementos que condicionan el tiempo atmosférico tan volubles, ha resultado que su dirección le ha llevado a latitudes más altas, donde ha encontrado aguas más frías que han llevado a que Isaac vaya a terminar como una tormenta que probablemente no alcance ni las costas irlandesas. La formación de un huracán necesita de ciertas condiciones que en el Atlántico más cercano a la península, no se dan. La principal es que necesita una temperatura del agua superior a los 26º, pero no en la línea de costa, sino más al interior, allá donde las bajas presiones pueden cargar humedad en abundancia. La segunda concierne a esta primera, pues debe haber un ambiente muy húmedo y en nuestras latitudes la humedad no es comparable a la que se da en zonas atlánticas tropicales. Por último, otra condición es que la velocidad, y la dirección del viento deben ser similares en distintas alturas, es decir, que se dé una situación de estabilidad atmosférica, y en estas latitudes que habitamos eso no se da, sino que por el contrario la diferencia en el comportamiento de las masas de aire es muy dispar en superficie y en altura, sea cual sea la
Es imposible, de momento, que una tormenta tropical que se forme en mitad del Atlántico devenga en huracán y alcance el Golfo de Cádiz o la costa española
altura. Quiere decirse que en la actualidad que una tormenta tropical que se forme en mitad del Atlántico como esta Isaac, devenga en huracán y alcance estas costas del Golfo de Cádiz, las españolas en general, no es que sea lejana, sino en la práctica imposible. De momento.
El cambio climático, se quiera o no, está cambiando la dinámica general atmosférica. Sólo tiene el lector que estar pendiente de los constantes máximos y mínimos que se están dando en cuanto a temperaturas, para percatarse de que algo está ocurriendo en la atmósfera, algo tan delicado que por sí sola ha cambiado en numerosas ocasiones, y no hay que alejarse a las glaciaciones o los periodos interglaciares como este que estamos disfrutando, sino a la llamada pequeña glaciación medieval, o pequeña edad de hielo, que no es tan lejana en el tiempo. Entre los siglos XIV y XIX se alcanzaron en el hemisferio norte temperaturas absolutamente anormales, y en España no faltan las crónicas que achacan malas cosechas y hambrunas a periodos de intenso frío y consiguiente escasez de lluvias, hasta heladas que secaban la tierra cultivada y arruinaba las cosechas. Recuérdese que desde la Revolución Industrial hasta estos tiempos que vivimos, la temperatura media ha ascendido un grado y medio.
Será conveniente que nos tomemos en serio esto del calentamiento global e igual podremos salvar a las ovejas del menú de los lobos
Esto va a acabar siendo como en el cuento de Pedro y el lobo, cuando el jodido pastorcito de las narices se burlaba de las gentes del pueblo anunciando que venían los lobos y cuando fue verdad pues nadie le creyó y pasó lo que pasó. Será en consecuencia conveniente que nos tomemos en serio esto del calentamiento global, inducido por la descontrolada actividad antrópica e igual podemos salvar a las ovejas del menú de los lobos. De momento Isaac ha tomado las de Villadiego, pero igual cualquier temporada de huracanes de los próximos años, nos llevamos una sorpresa.