Coaching Personal > InspíraTE. DesafíaTE. ReivéntaTE.
La respuesta eres tú
“Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno. Las calles se confunden con el cielo. Y nos hacemos aves, sobrevolando el suelo; así, sin miedo. Si quieres las estrellas vuelco el cielo. No hay sueños imposibles ni tan lejos”. Versos hecho música en la voz de la cantautora Rosana. Una oda al optimismo, a la libertad, abriendo el camino a lo queremos ser.

Si algo nos une, nos acerca y nos hace iguales al margen del camino de vida que hayamos elegido es precisamente el querer sentirnos bien, en definitiva, ser felices para disfrutar del día a día, del minuto, del momento. Canciones -como la de Rosana-, poemas, películas y libros se recrean en cómo conseguir ser felices, qué debemos hacer y cuál es la ruta más apropiada para conseguir convertirnos en un YO FELIZ. Estrategias y planes que nos van a ayudar -según nos dicen- a encontrar el camino del bienestar.

En nosotros mismos están todas las repuestas, sólo hay que saber encontrarlas a través de las preguntas adecuadas. Ser feliz no debe ser una opción, sino una forma de entender la vida; no es una meta, es una condición. Nos equivocamos al esperar que algo suceda para que nos devuelva la felicidad robada; ese YO INFELIZ va dejando pasar los días, hastiado y desencantado haciendo quinielas mentales sobre lo que puede hacer y lo que podrían decirle para sentirse mejor. Nuevamente nos equivocamos.
Nuestra felicidad no depende de nadie; nada más que de nosotros. No podemos condicionar nuestra estabilidad, nuestra serenidad, nuestro equilibrio interior a lo que digan, opinen, piensen, hagan otras personas. Sólo conseguiremos ese estado de bienestar si somos conscientes y estamos convencidos de que no necesitamos a nadie para sonreír; nosotros somos lo suficientemente especiales, tenemos un valor supremo que tenemos que potenciar y eso nos llevará a hacer, crear, caminar, idear, conocer… Eso nos hará más fuertes porque también minimizará nuestros miedos.

Tampoco podremos ser felices con nadie ni en ninguna situación si no estamos en armonía con nuestro YO. Hay que entender que somos seres completos, plenos, y que tenemos que encontrar la felicidad en nuestra propia compañía, orgullosos de nuestra identidad. Porque sólo si somos felices estando en conversación interna con nosotros mismos (aceptando, cambiando y superando) podremos ser felices con los demás.
Ese camino no es fácil porque en él nos encontramos las piedras de la autocomplacencia, el lamento o la comodidad de esperar. Se trata de aprender a controlar nuestras emociones para que nadie las manipule; se trata de concebir la felicidad como un camino, no como un destino. Es importante que a todo aquello que nos haga daño le quitemos el único poder que tiene sobre nosotros: nuestra atención, nuestros pensamientos, nuestro tiempo.

También es cierto que no podemos mantener un permanente estado hilarante pues también necesitamos nuestros periodos de duelo, de introspección, de pugna interna. Pero todo ello siempre debe servirnos para coger impulso. El coaching no tiene las repuestas; el coaching tiene las preguntas que necesitamos. Es una guía que te ayuda a ser lo que tú quieras ser, te enseña a ser tú quien conteste y quien decida para lograr ese cambio que te haga superarte. InspíraTE. DesafíaTE. ReivéntaTE. “Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno”…