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Teatro espontáneo infantil

El teatro, además de una actividad extraescolar en la que podemos apuntar a nuestros hijos, es una vía de expresión, crecimiento personal y fuente de salud emocional, siempre respetando que los niños se sientan a gusto realizándola.

Teatro espontáneo infantil

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Entre los 18 meses y los dos años de edad aparece lo que conocemos como el juego simbólico, que permite representar situaciones reales o ficticias, ayudando así a comprender el entorno en el que vive. Por ejemplo, extender los brazos y hacer como si fuera un súper héroe o súper heroína o coger una mantita entre los brazos y hacer como si acunara a un bebé.

Poco a poco, este juego va evolucionando, dando paso a uno más complejo donde las relaciones con sus iguales irán tomando cada vez más importancia. A partir de los 4 años, aproximadamente, ya entienden que una misma persona puede representar varios papeles, y que cada uno de ellos requiere adoptar una actitud diferente.

A través del teatro espontáneo, donde se juegan estos diferentes papeles, los niños aprenden a comportarse de maneras diversas ante situaciones diferentes, a conocer sus límites y superarlos, y  a comprender y manejas sus emociones, entre otras muchas cosas. Al ir tomando contacto con todos estos aspectos, se promueve que el niño reflexione y elabore las experiencias que se le van presentando, traspasándolas desde el escenario hasta su vida real.

Otros dos aspectos muy importantes que se trabajan con las técnicas del teatro espontáneo son la socialización y la comunicación, siempre al ritmo de cada uno de los participantes, respetando sus ritmos y sus tiempos. Poco a poco, los niños se sienten más seguros a la hora de expresarse y hablar.

Por supuesto, el teatro espontáneo estimula enormemente la creatividad, la fantasía y la imaginación, dotándoles así de más recursos personales a la hora de afrontar los problemas que se les irán presentando en la vida.

En esta modalidad teatral, no existen guiones ni esquemas preconcebidos. Aquí todo vale, y son los niños los protagonistas de su historia, creándola como vayan decidiendo. Lo importante es el juego, crear, inventar, darse cuenta de lo que aportan al grupo. Es un teatro terapéutico y socializador. No se trata de llevar a cabo representaciones al público, ni crear grandes actores y actrices, va más allá de la puesta escena; la atención está centrada en el proceso de creación y todo lo que se aprende durante éste.

De una forma amena y divertida, el teatro espontáneo conecta a los niños con la sensibilidad, la reflexión, la capacidad de sentir y comprender diferentes visiones de una misma realidad. No sólo se trabaja con las palabras, sino que se hace especial hincapié en lo corporal, la música, la danza, la pintura, el canto, el mimo y abanico ilimitado de posibilidades.

Muchas veces, cuando pensamos en apuntar a nuestros ‘peques’ a alguna actividad, buscamos que se diviertan, pero también que puedan adquirir herramientas que les ayuden en su desarrollo evolutivo. Sin duda, el teatro espontáneo cumple con todos estos requisitos, principalmente por lo integrador que resulta.

Podemos recoger y resumir aquí algunos de los muchos beneficios que puede comportar el teatro espontáneo, como son:

Eso sí, para poder hacer teatro espontáneo hay que reunir un requisito fundamental: querer divertirse. Si quieres más información sobre este tema, no dudes en contactar conmigo.

Entre los 18 meses y los dos años de edad aparece lo que conocemos como el juego simbólico, que permite representar situaciones reales o ficticias, ayudando así a comprender el entorno en el que vive. Por ejemplo, extender los brazos y hacer como si fuera un súper héroe o súper heroína o coger una mantita entre los brazos y hacer como si acunara a un bebé. Poco a poco, este juego va evolucionando, dando paso a uno más complejo donde las relaciones con sus iguales irán tomando cada vez más importancia. A partir de los 4 años, aproximadamente, ya entienden que una misma persona puede representar varios papeles, y que cada uno de ellos requiere adoptar una actitud diferente. A través del teatro espontáneo, donde se juegan estos diferentes papeles, los niños aprenden a comportarse de maneras diversas ante situaciones diferentes, a conocer sus límites y superarlos, y  a comprender y manejas sus emociones, entre otras muchas cosas. Al ir tomando contacto con todos estos aspectos, se promueve que el niño reflexione y elabore las experiencias que se le van presentando, traspasándolas desde el escenario hasta su vida real. Otros dos aspectos muy importantes que se trabajan con las técnicas del teatro espontáneo son la socialización y la comunicación, siempre al ritmo de cada uno de los participantes, respetando sus ritmos y sus tiempos. Poco a poco, los niños se sienten más seguros a la hora de expresarse y hablar. Por supuesto, el teatro espontáneo estimula enormemente la creatividad, la fantasía y la imaginación, dotándoles así de más recursos personales a la hora de afrontar los problemas que se les irán presentando en la vida. En esta modalidad teatral, no existen guiones ni esquemas preconcebidos. Aquí todo vale, y son los niños los protagonistas de su historia, creándola como vayan decidiendo. Lo importante es el juego, crear, inventar, darse cuenta de lo que aportan al grupo. Es un teatro terapéutico y socializador. No se trata de llevar a cabo representaciones al público, ni crear grandes actores y actrices, va más allá de la puesta escena; la atención está centrada en el proceso de creación y todo lo que se aprende durante éste. De una forma amena y divertida, el teatro espontáneo conecta a los niños con la sensibilidad, la reflexión, la capacidad de sentir y comprender diferentes visiones de una misma realidad. No sólo se trabaja con las palabras, sino que se hace especial hincapié en lo corporal, la música, la danza, la pintura, el canto, el mimo y abanico ilimitado de posibilidades. Muchas veces, cuando pensamos en apuntar a nuestros ‘peques’ a alguna actividad, buscamos que se diviertan, pero también que puedan adquirir herramientas que les ayuden en su desarrollo evolutivo. Sin duda, el teatro espontáneo cumple con todos estos requisitos, principalmente por lo integrador que resulta. Podemos recoger y resumir aquí algunos de los muchos beneficios que puede comportar el teatro espontáneo, como son:Desarrollar la expresión verbal.tMejorar la comunicación.tDesarrollar la expresión corporal.tTomar conciencia del cuerpo y de la expresión de sentimientos y sensaciones a través de él.tAmpliar la manera de relacionarse con otras personas.tPotenciar la reflexión.tComprender diferentes maneras de ver el mundo.tPoder sentirse más seguros/as de sí mismos/as y desinhibirse.tEstimular la creatividad y la imaginación.tAyudar a que cada niño/a se muestre tal como es. Eso sí, para poder hacer teatro espontáneo hay que reunir un requisito fundamental: querer divertirse. Si quieres más información sobre este tema, no dudes en contactar conmigo. Esperanza Gómez Harrieroegharriero@cop.es@PsicologaHuelvahttps://www.facebook.com/HarrieroPsicoterapiaswww.esperanzagomezharriero.com

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