A nosotros, si la cosa no fuese tan seria y no afectase en tan gran medida a los intereses de la ciudadanía, la propuesta de desvinculación de los hospitales nos parece tan rocambolesca como intentar desfreír un huevo. Es más, estamos convencidos de que será un costosísimo y tremendo error y una muy mala noticia para la provincia de Huelva en su conjunto. Volver a “fojas cero”, es decir al estatus anterior de los hospitales de Huelva puede ser un despropósito de enormes y gravísimas consecuencias para el futuro de la sanidad pública de Huelva
¿Qué ha pasado para que fracase un proyecto tan importante como la creación del gran Complejo Hospitalario de Huelva (y no sólo la “fusión” como de forma tan simplista tirios y troyanos denominaron el proyecto)?
Muchas cosas, diríamos, demasiadas. Mencionemos un par de ellas. La más importante: la enorme complejidad de lo propuesto que en los mismos albores de su nacimiento al parecer no fue evaluada en toda su dimensión. Dicen, los que saben de estos asuntos, que sólo la administración de un portaaviones supera en complejidad a la administración de un hospital. Ahora imaginen ustedes que un almirante propusiera la creación en alta mar (dos hospitales funcionando) de un súper portaaviones (Complejo Hospitalario) mediante la fusión de una nave vieja (Infanta Elena) y otra nueva (HJRJ) y con la ayuda de una nave nodriza (Hospital Vázquez Díaz). ¿Considerarían los altos mandos como plausible un proyecto de tales características? Es, cuando menos, dudoso. La complejidad que atañe a la naturaleza misma del funcionamiento de un hospital, ya sea por la inabarcable variedad de las situaciones clínicas individuales, la aparición de nuevas patologías, la aplicación siempre renovada de guías y protocolos, la renovación tecnológica de equipos y procedimientos y un largo etcétera; hacen que su administración sea cuando menos un desafío permanente donde la norma y no la excepción, es la aparición de problemas que cada administración en su oportunidad debe ir solventando. Por tanto, lo manifestado por algún representante político en sentido de que se acabarán “todos” los problemas que atañen a la sanidad de Huelva cuando su bando se haga con el poder, es cuando menos una falacia, una demostración de supina ignorancia y una irresponsabilidad.
Otro de los importantes problemas que abocaron al fracaso del proyecto sanitario propuesto fue la escasa información, casi diríamos: la ausencia de información. Pareciera que en general el sistema adolece de un déficit democrático que hace que los representantes políticos no crean necesario mantener informada a la ciudadanía sobre las decisiones que, no olvidemos, toman por encargo de los propios ciudadanos. El proyecto, no de la fusión de hospitales sino de la creación del Complejo Hospitalario de Huelva era, y es, de extrema importancia para la provincia y no debería ser desechado y enviado sin más al desván de las cosas inútiles. No olvidemos que la idea original postulaba elevar la atención sanitaria de Huelva al mismo nivel de cualquier otra provincia andaluza. Renunciar a ello sería suicida.
Más allá de eslóganes que apelen a un cierto concepto de dignidad que puede resultar ofensivo para los propios trabajadores del sistema sanitario, sería necesario un diálogo amplio, profundo y abierto hacia la ciudadanía que es quien, en última instancia, merece respeto y requiere información no distorsionada sobre las decisiones que atañen a sus derechos.
Alfonso Bilbao Liseca
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