CARTA AL DIRECTOR

Viajeros al tren

Recuerdo cuando tenía veintiún años y fui a Madrid a estudiar. El tren era fantástico, un tren fuerte, rápido y estable

Lo de Renfe con Huelva es indignante

Los pasajeros del Alvia Madrid-Huelva se quedaron tirados en las vías hasta las tres de la madrugada a la altura de San Juan del Puerto

Los pasajeros bajan de uno de los vagones en mitad de la noche @DPEM1969

No siempre iba muy lleno de pasajeros (hoy en día ya somos una barbaridad), y era una maravilla montar en él. Aunque la calidad del bar siempre fue pésima en relación a sus exagerados precios, el viaje era agradable, por lo general. Veinte años después, bueno… alguno más, veo que hay cosas que no han cambiado; como el ancho de vías, que a nadie le ha dado tiempo a cambiar en más de veinte años, sin hablar de los precios de la cafetería. Lo que sí ha mutado a peor, ha sido la calidad del servicio: trenes mucho más caros, y más lentos, porque cada vez se tarda más en llegar. Pagar más por mucho menos.

No se trata de si los pasajeros llegan tarde a su destino o no. Este grave problema va mucho más allá. Huelva, en la era del tren, se está quedando incomunicada. Compañeros de trabajo y amigos de Madrid, y enamorados de Huelva, han dejado de venir, y yo les entiendo. Cuesta mucho menos, y es puntual un tren a Girona, a Valencia, a Córdoba o a Barcelona. Una capital que vive mucho del turismo, y hoy en día más que nunca, no puede permitirse quedarse incomunicada. No olvidemos que menos turismo es menos empleo, y más desempleados que no pueden buscar trabajo en otras provincias porque no tienen medios de transporte decente que les permita cumplir con un horario laboral, viéndose obligados y obligadas a abandonar la provincia.Incluso yo mismo voy poco a ver a mi familia, por los problemas que da viajar en el tren. Ahora voy algo más, pero con un Lexatín en el bolsillo, por si las moscas.

No pido a la gente de Huelva que salgamos a las calles, Extremadura ya lo hizo, y no sirvió de nada. Escribo esto, que lanzo como una botella al mar, para expresar mi absoluta desesperanza.

Javier Jiménez Fernández

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