Matalascañas, ante la pérdida de su frente costero: «Es consecuencia de la desidia del Gobierno»

El presidente de la Asociación de Propietarios exige nuevamente una «regeneración integral» de la playa y la instalación de espigones para retener la arena tras un verano «de pena»

Destaca el mal estado del Rancho Pichilín y señala que «no creo que quede gente viviendo ya allí por el miedo de que se lleve la casa un alud de arena»

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Casas derruidas en el Rancho Pichilín ALBERTO DÍAZ
Mario Asensio Figueras

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La Asociación de Propietarios de Matalascañas tiene claro que «la desidia del Gobierno» y el oleaje de los temporales es la causa directa de que haya restos de casas colgando de acantilados y no haya playa ni paseo marítimo en el núcleo turístico.

El primer paisaje aterrador se puede contemplar en la zona conocida como Rancho Pichilín, situada más allá del faro y los restos de la Torre de la Higuera, en dirección hacia Mazagón. Allí la acción del mar, temporal tras temporal, ha devorado el interior de las dunas fósiles, que han experimentado continuos corrimientos de tierra y derrumbes que han dejado colgando las antiguas casas de pescadores y un restaurante, edificaciones muchas de ellas construidas antes de la Ley de Costas.

Imagen principal - Zona delantera y trasera de las casas del Rancho Pichilín
Imagen secundaria 1 - Zona delantera y trasera de las casas del Rancho Pichilín
Imagen secundaria 2 - Zona delantera y trasera de las casas del Rancho Pichilín
Zona delantera y trasera de las casas del Rancho Pichilín ALBERTO DÍAZ

En origen el precipicio estaba a más de cien metros de distancia y ahora lo que queda de las construcciones penden de un hilo sobre un peligroso balcón que está constantemente a punto de precipitarse desde 30 metros por encima del mar.

A esta zona de casas construidas hace bastantes décadas se le conoce como Rancho Pichilín, porque era el nombre de un restaurante grande, que ahora muestra lo que queda del interior de su cuarto de baño. Otras construcciones cercanas, algunas prefabricadas, también están desmembradas y dejan ver el resultado de la modelación del caótico desastre que les golpea. 

Actualmente no hay ninguna de las pocas casas inactata al fenómeno erosivo. Nadie parece vivir allí y un cartel antes de llegar avisa de que no hay bajada a la playa y que hay «cortes de tierra». No obstante, dos perros se agitan dentro de una jaula con el único alimento de pan mohoso y un poco de agua. Están vivos, pero parecen moverse menos que la arena araña el viento.

Sin prisa pero sin pausa el imparable avance de esta degradación acabará con las casas formando una escombrera sobre la orilla, al igual que la playa de Matalascañas ha desaparecido y su paseo marítimo también ha quedado muy afectado tras tantos envites del oleaje.

Un monumento natural en constante erosión

Esta zona pertenece a los acantilados del Asperillo, formaciones de dunas fósiles que se extienden durante 12 kilómetros entre Mazagón y Matalascañas. Son las dunas semiestables más altas de Europa, pues superan los 30 metros y cuentan con la declaración de Monumento Natural de Andalucía, un paisaje espectacular que está en constante erosión en esta zona.

Desde la Asociación de Propietarios de Matalascañas tienen claro que este es el resultado de la dejación de funciones de las administraciones competentes, unas consecuencias sabidas ante las que no se ha actuado. «Es consecuencia del abandono, dejadez y desidia durante años del Gobierno, del Ministerio de Medio Ambiente y de la Dirección General de Costa, que es quien tiene competencias aquí», señala su presidente, Juan Gómez Palma.

«No creo que quede gente viviendo ya allí por el miedo de que se lleve la casa un alud de arena«

Juan Gómez Palma

Presidente de la Asociación de Propietarios de Matalascañas

«No creo que quede gente viviendo ya allí por el miedo de que se lleve la casa un alud de arena. Esas construcciones son de antaño, la mayoría de pescadores. Hace 20 años un temporal muy fuerte se llevó las primeras y esto es lo que falta. Les queda poco tiempo», resalta Gómez.

Señala que ya son «más de 150 metros lo que el mar ha avanzado tierra a dentro» en estos colosos de arena que ahora se tambalean. La reciente borrasca Gabriel ha supuesto otro zarpazo más, otra dentellada. «Cuando no se hace nada, ya sabemos lo que pasa», lamenta el presidente de los propietarios de Matalascañas, que teea la llegada de los grandes temporales en cuanto el otoño se acerque más hacia el invierno.

«Del Camping Rocío ya se han caído cuatro calles en estos últimos cinco años y de aquí a nada también lo harán estas viviendas por el oleaje, como ha pasado antes. El mar va socavando hasta que cae el barranco», recuerda Gómez, que avisa de que «este monumento natural va a desaparecer» porque «no hacen nada». 

Recuerda como hace unos años desde el Ministerio de Medio Ambiente ya convocó una reunión en el Puerto de Huelva con todos los alcaldes de la Costa onubense para señalar la urgencia de tomar medidas para no perder las playas. «Se presentó un plan pero no se han hecho nada. Son cortinas de humo», destaca.

Demandan espigones para frenar el mar

Gómez lleva 28 años de presidente y afirma que aún recuerda el primer escrito que le hicieron al Ministerio solicitando una regeneración integral de la playa. Entonces se le contestó que, según un estudio, el Espigón Juan Carlos I estaba «reteniendo anualmente 400.000 metros cúbico de arena al año» y que no llega a Matalascañas.

«Ahora se quieren gastar seis millones en echar 700.000 metros cúbicos de arena, ahora en octubre, cuando en cuanto empiecen las tormentas esa arena se la va a llevar de nuevo. Eso es tirar el dinero», opina Gómez, que reclama una vez más «una actuación integral». «Hay que hacer una desviación de las vertientes de las aguas para que la arena llegue como siempre», como antes de la presencia del espigón, indica.

Imagen principal - Matalascañas, sin playa y con el paseo marítimo dañado
Imagen secundaria 1 - Matalascañas, sin playa y con el paseo marítimo dañado
Imagen secundaria 2 - Matalascañas, sin playa y con el paseo marítimo dañado
Matalascañas, sin playa y con el paseo marítimo dañado H24

La playa y el paseo marítimo, «de pena»

Matalascañas, que se ha quedado sin playa y con el paseo marítimo hecho pedazos. «Lo hemos denunciado por activa y por pasiva, pero no hacen nada. Este verano ha sido de pena ver a la gente sentada en el paseo marítimo esperando a que bajara la marea, con lo bonita que era esta playa».

Insiste una vez más en que «es lo que tenemos por la desidia del Ministerio, porque sabe que urge un rompeolas, que frenaría algo el oleaje. Ahora estamos a mar abierto y no hay nada que lo frene. La naturaleza es la naturaleza».

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