GASTRONOMÍA

Mis restaurantes favoritos: Zancolí

En los hermosos años en que vivíamos sin hacer nada, pero absolutamente nada, subíamos de vez en cuando a la Sierra. Era innecesario hacer planificación alguna porque entonces no se había desarrollado aún la moda del turismo rural.

Mis restaurantes favoritos: Zancolí

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Ir a la Sierra era más cosa de jipis y en general de lectores del Ajoblanco. Como nosotros, que tuvimos la suerte de tener como residencia la playa y como recurso para cambiar de aires cuando estos llegaban húmedos y fríos desde el mar, estas últimas estribaciones por el oeste de la Sierra Morena, antes de que dulcemente se diluyan al llegar a la Raya de Portugal.

Aracena solía ser el destino final, atraídos por unos locales míticos1, donde se escuchaba la mejor música que por aquellos años setenta se podía escuchar en España. Había un hotel y un par de pensiones si no recuerdo mal. Solíamos quedarnos en una de ellas, muy ajustada de precios, regentada por una señora que cuando llamabas a la puerta la entreabría y si te reconocía abría la puerta del todo. En caso contrario te decía que no había habitaciones libres y se quedaba tan campante. Otra alternativa era el Casa García, en Almonaster la Real, donde además se comía estupendamente. En ocasiones nos salía algún bisnes de buten y siempre teníamos prisas por agotar los talegos que hubiéramos podido ganar, de modo que nos quedábamos en Almonaster. Recuerdo de aquél memorable establecimiento ya desaparecido, la pulcritud y las bonitas y coloristas colchas de punto, pero también la sonrisa de Juan García, un chaval como nosotros por aquel entonces, que pasados muchos años ha venido a establecerse en Huelva capital, y de qué manera.

Mis restaurantes favoritos: Zancolí

Rendido el ambiente futbolero que durante casi medio siglo disfrutó la Isla Chica en el estadio antiguo2, las disputas políticas convirtieron el solar que allí quedó en aparcamiento. Justo donde estaba la puerta de los vestuarios, frente por frente, se ha instalado Juan García, con la misma sonrisa y con todo el saber culinario que ha estado atesorando durante tantos años en el negocio familiar de Almonaster. Tiene este que es tremendo cocinero a la Sierra en su carta, como no podía ser de otra manera, pero la incorporación de un pescado y un marisco excepcionales, ha completado un círculo de lo más brillante. En el Zancolí saben freír el pescado, cosa que como muchos de ustedes sabrán, no es cosa fácil. Lo sirven deliciosamente crocantes por fuera y tiernos, sabrosísimos, por dentro3. Alternan los guisos marineros con los serranos siendo fieles a la tradición, dejando el espacio mínimo a la modernidad en la composición y ritmo cromático que establecen en sus cuidadas presentaciones. Es en los pequeños detalles donde se aprecia de entrada la enorme categoría del establecimiento, un tomate de la huerta que aún queda en Moguer o un tocino de la papá embutido en Cortegana a la manera del lomo, que apenas pasa por la plancha para establecer una ensalada de órdago. En el Zancolí, nombre del río que se une al Odiel allá por Santa Eulalia y que Juan ha elegido para su excelente propuesta onubense, han sabido escapar de modas y trucos baratos, optando por la calidad y el sabor de la diversa cocina de Huelva, uno de los tesoros que encierra esta provincia y que no se ha sabido, a mi manera de ver, explotar lo suficiente4.

Ahora que uno ya no tiene edad para andar triscando montes ni de andar para arriba y para abajo, cada vez que quiero subir a la Sierra me encajo en el Zancolí, me siento y solo tengo que esperar a que me traigan los recuerdos y los sabores de unos tiempos que también fueron buenos, como estos de ahora, indudablemente mucho mejores que aquellos, por mucho que fuéramos más jóvenes o que pudiéramos entonces vivir tan ricamente del cuento5.

Zancolí. Avenida Muñoz de Vargas esquina calle California, frente por frente a la que fue puerta del vestuario del estadio antiguo

Teléfono para reservas: 695 50 35 27

Fácil aparcamiento, como una hectárea más o menos

Cocina tradicional elaborada con productos de extraordinaria calidad

El Odiel y el Zancolí

se unieron en un abrazo,

de testigo Santa Eulalia,

el tamboril y el fandango.

Bernardo Romero, profesor de Historia, escritor y miembro de la Academia Andaluza de la Gastronomía y el Vino, es autor entre otros muchos de algunos de los libros más celebrados sobre el arte culinario onubense: La Cocina de Huelva, Huelva en su Salsa, o Casquerías son algunos de ellos.

Mis restaurantes favoritos: Zancolí

1 El imperdible, Los Tumbaítos o el Jamping, ya los nombres no los controlo y apenas tengo contacto con Ramiro y el hermano de Coroni, promotores de tanta actividad cultural en la capital serrana, aunque a ellos claro que los tengo en la memoria, y en los recuerdos, en mis mejores recuerdos.

2 El fútbol no es sólo gloria, también sabor. Ayer era una delicia ir al estadio de la Isla Chica a disfrutar del ambiente futbolero, pero ahora lo que tenemos es un estadio desangelado, mal cuidado y un ambiente dominado por los mismos cánticos exaltados de todos los campos de fútbol del mundo.

3 El continuo cambiar del aceite para que siempre esté limpio propicia un color dorado y claro en el pescado absolutamente apetecible.

4 Incluso fue atacado el tesoro culinario onubense cuando lo del timo de la capitalidad gastronómica, cuando vinieron a decirnos que no teníamos ni idea. Ni se sabe cuánto ha costado semejante propuesta, este alucinante decirnos que abandonáramos la riqueza gastronómica de Huelva para apuntarnos a lo mismo que hacen por todos lados. En fin.

5 El cuento era montar en la playa chiringuitos con música abiertos hasta el amanecer, o algún que otro pub o bar de copas. Mucho roncarol y mucho descontrol. Jóvenes, éramos tan jóvenes…

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