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«La diferencia no es un límite, sino una oportunidad»

ASPAPRONIAS lleva más de seis décadas impulsando la inclusión, la autonomía y la felicidad de personas con discapacidad intelectual en Huelva, junto a sus familias

Contra la droga y por las personas, una labor incansable de la AOCD en Huelva

aspapronias

Silvia Mateo

Huelva

«Todos tenemos diversas capacidades, tanto ellos como nosotros. Lo más importante es saber aceptar a cada uno tal y como es», afirma con serenidad Bartolomé Díaz Jaén, director técnico de ASPAPRONIAS. Y con esa frase sencilla pero poderosa se resume la filosofía que esta entidad social de Huelva lleva cultivando desde hace más de seis décadas.

La Asociación de Padres y Protectores de Personas con Discapacidad Intelectual de Huelva, conocida por todos como ASPAPRONIAS, nació el 14 de febrero de 1964 gracias al coraje de un grupo de familias que se negaron a aceptar un «no» por respuesta. En una época en la que la inclusión no era más que una utopía, decidieron que sus hijos merecían algo más: una vida plena, feliz, útil y acompañada. Así empezó todo.

«Ellos lo crearon, porque les dijeron que era imposible», recuerdan con orgullo desde la asociación. Pero lo que parecía imposible es hoy una realidad viva que acompaña a decenas de personas con discapacidad intelectual en todas las etapas de su vida, desde la infancia hasta la edad adulta, con apoyos personalizados, educación, formación, empleo, ocio y, sobre todo, cariño.

Bartolomé Díaz lo sabe bien. «Mis inicios se remontan a hace más de 30 años. Empecé de cuidador en el 93, fui monitor, director… y desde 2017 estoy en dirección técnica. Me cuesta separar mi vida personal de la profesional, porque aquí me han hecho mejor persona», confiesa Díaz.

Educación para crecer, inclusión para convivir

Uno de los pilares de ASPAPRONIAS es su centro educativo. Aunque sea considerado “específico”, su enfoque es profundamente inclusivo. «Todo lo que hacemos está orientado a la inclusión. No trabajamos para encerrarnos, sino para abrirnos a la sociedad», explica Bartolomé.

En este colegio no solo se enseña, se acompaña. El aprendizaje va más allá de lo académico: se cultivan habilidades para la vida, autonomía, autoestima y relaciones sociales. Todo con una mirada amable, humana y respetuosa.

Apoyos que empoderan

Cada persona tiene su propio camino, y en ASPAPRONIAS lo saben. Por eso los apoyos son personalizados, adaptados a cada necesidad. Desde decisiones cotidianas como qué ropa ponerse, hasta grandes decisiones como con quién vivir o dónde trabajar. La meta es clara: que cada persona tenga el mayor control posible sobre su vida.

Un ejemplo de este enfoque es el piso de entrenamiento para la vida independiente, una vivienda donada a la entidad que, tras una necesaria reforma, se ha convertido en un hogar donde los usuarios aprenden a cocinar, limpiar, organizar su día a día y, sobre todo, a confiar en sí mismos. «Es un paso muy importante hacia la autonomía», explica su director técnico.

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En ASPAPRONIAS creen firmemente que el empleo no es solo una fuente de ingresos, sino también una vía hacia la dignidad, la autoestima y la participación social. Por eso, desarrollan itinerarios personalizados que buscan insertar a las personas con discapacidad intelectual en el mercado ordinario. No en un rincón apartado, sino junto a todos los demás.

«Buscamos visibilizar la inclusión y la aceptación. Que se vea que una persona con discapacidad puede aportar valor a la sociedad», subraya Bartolomé. Esa es la misión del programa de empleo con apoyo, la de abrir caminos, derribar muros y construir oportunidades reales.

Familias que acompañan, familias que acogen

Ser madre, padre o hermano de una persona con discapacidad es un viaje complejo y valiente. En ASPAPRONIAS lo saben, por eso el apoyo a las familias es otro de sus grandes compromisos. Desde talleres formativos hasta redes de ayuda emocional como el programa “De familia a familia”, en el que padres y madres con experiencia acompañan a otras familias recién llegadas.

«Acompañar a tu familiar a lo largo de su ciclo vital puede requerirte formación y habilidades nuevas», recuerdan desde la asociación. Por eso se organizan encuentros, se ofrece respiro familiar y se construyen lazos que alivian y fortalecen.

El ocio también es inclusión

Porque todos necesitamos divertirnos, desconectar, viajar, reír. ASPAPRONIAS lo tiene claro: el ocio es esencial para el bienestar y la integración social. Por eso, su club de ocio ofrece actividades culturales, deportivas y recreativas. Y no se quedan ahí: participan en encuentros autonómicos y nacionales, luchan por una oferta cultural más accesible y promueven la participación de sus usuarios.

«Ellos tienen su propia voz dentro de la entidad. Tenemos grupos de auto representantes que asisten a reuniones, proponen ideas y reclaman lo que necesitan. Son partícipes de todo lo que podemos», explica Bartolomé con orgullo.

Por otro lado, la hidroterapia es otra de las joyas de la entidad. En la piscina, cuerpo y mente se relajan. Con la guía de profesionales, se trabaja la motricidad, la coordinación, el equilibrio y, sobre todo, la seguridad en uno mismo. Porque muchas veces, el agua se convierte en un espacio de libertad.

Desde ASPAPRONIAS se apuesta por la profesionalización, la innovación y el trabajo en red. «El ‘mapeo’ comunitario que realizamos nos permite detectar qué necesitamos y solicitarlo a otras entidades. Así priorizamos mejor los recursos y optimizamos la colaboración», explica Bartolomé.

Además, el voluntariado juega un papel clave. Un total de 23 personas colaboran activamente, integradas en los proyectos de vida de los usuarios. Un compromiso generoso, silencioso y fundamental.

El reto de seguir adelante

Aunque la financiación pública ha mejorado en los últimos años «agradecemos la subida del 4,5% del coste plaza», señala Bartolomé. Desde ASPAPRONIAS insisten en que aún queda camino. La inclusión real requiere recursos, coordinación y voluntad política. Porque una sociedad que no cuida a todos sus miembros no puede llamarse justa.

Y si algo ha demostrado esta entidad es que cuando se cree en las personas, lo imposible se convierte en cotidiano. Cada sonrisa, cada logro, cada paso hacia la autonomía lo confirma.

«La vida es un reto, y dedicarme a esto es una satisfacción enorme», concluye Bartolomé. Y al escucharle, uno entiende que ASPAPRONIAS no es solo una asociación. Es una familia. Una escuela de vida. Un faro de esperanza. Y un ejemplo para todos.

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