INDESINENTER
Estado y soberanismo liberal para España
No tengo dudas. Que nadie piense aquello de que el dinero es «público» o de «todos», como si el pecunio creciese en los árboles
El dinero es del que contribuye o del que ha contribuido en su momento. Naturalmente, no podemos olvidar a los verdaderamente «necesitados» pero, cuando la deuda pública llega a límites insostenibles, es nuevamente el contribuyente el que tiene que aportar fondos por medio de los atracos del Estado al que aporta. Y es precisamente ese Estado, tomando para sí cantidades masivas, el que las pone al servicio de las distintas «causas» que ejercen el poder sobre los ciudadanos que las mantienen. Esa fórmula es la que siempre se llamó clientelar.
Eso no puede seguir así. El dinero tiene que nacer de la productividad y los gobiernos tienen que administrar, ni endeudar ni destrozar nuestra economía ni nuestros servicios públicos. España está siendo ocupada, con la connivencia del gobierno (también el PP participa), y de la UE, por grandes grupos de personas venidos del sur y muy dispuestos a invadirnos por medio del útero de sus mujeres. Esos no están viniendo a trabajar, sino a vivir de nosotros. Por si fuera poco, no disimulan su deseo de imponer sus aspectos religiosos medievales, por medio de la ley demográfica, como queda dicho, sino por la construcción de mezquitas y comportamientos inamistosos contra nuestros ciudadanos, como todos sabemos por los medios independientes, y por el traslado de menores quienes, en unos años, estarán perfectamente preparados para una supuesta confrontación. Es el llamado a la invasión territorial de culturas destructivas de nuestra forma de vida y de nuestra cosmovisión que están siendo pagadas en forma de pensiones y, a veces, con alojamientos, de los que no disfrutan muchos españoles.
Creo en el Estado soberano y liberal que acaba con el atraco del Estado, vía impuestos directos e indirectos y, por otro lado, abandona al auténticamente necesitado, los que tendremos que seguir gozando de los servicios como la más que depauperada sanidad pública. La atención médica a los extranjeros habrá de ser pagada por los países de origen y, en su defecto, por trabajos a la comunidad hasta deportación. Un indocumentado no hace nada en España y siempre estará expuesto a la posibilidad de delinquir por necesidad.
¿Es posible que España siga manteniendo la cantidad de parlamentarios, asesores y burócratas que infectan el país? ¡Por supuesto que no! O se empequeñecen los parlamentos territoriales o se les manda a dormir el sueño de los justos. O se desmonta el Senado, reducido a hacer el ridículo frente al gobierno despótico socialcomunista, o se desmantelan las diputaciones. Sabemos que esto no lo va a hacer ningún partido del arco parlamentario, como tampoco se van a atrever a la reducción drástica del funcionariado ni a la liberalización de la creación de negocios sin que el Estado sea tu socio «ruinoso» desde el primer momento.. Para medidas como estas, precisamos un gobierno limpio, bajo vigilancia democrática, pero con autoridad democrática y del que hayan salido los grandes partidos del «turnismo», PSOE y PP, de la última restauración borbónica representada, en la actualidad, en la persona de Felipe VI.
¿Quiénes serán capaces de retirar fulminantemente las subvenciones a los sindicatos, a la patronal, a los partidos políticos, a los grupos con intereses de género o en disputa con el hombre? ¿De verdad creen Vds. qué la mayoría de ONG pagadas por las instituciones -dinero del contribuyente-, invierten sus fondos en fines sociales? Más bien y, presuntamente, están para mantener a las cúpulas de los «lobbies» que representan y vivir con un nivel de vida no justificado por sus esfuerzos.
Vivimos bajo la ideología «woke», el nefasto pensamiento neomarxista que sigue con la máxima del enfrentamiento de tantos grupos sociales como se puedan crear, una vez fracasada la lucha de clases y el socialismo real. El «woke» persigue dividir a la sociedad y enfrentarla en vez de, proponer y promocionar, la cooperación cívica en términos de solidaridad proporcional a la necesidad y no para las miserias que se utilizan en España.
Europa y su ultra posición en cuanto a la Agenda 2030, nos lleva a la ruina. España, cada vez es menos productiva, tiene prohibido el crecimiento industrial y nos está siendo robado el campo para dárselo a nuestro enemigo natural, Marruecos. Nos hacen derribar nuestros pantanos en una idea así como que tenemos «reprimida a la naturaleza» mientras se entrega dinero al alahuita para que construya diques. Tampoco se limpian ni los montes ni los ríos y se producen catástrofes, como la de Valencia, para la cual no estábamos preparados por las directrices de la corrupta UE y por la posición despectiva del gobierno central y de su presidente, más la debilidad del ejecutivo regional. Precisamos el gran cambio: renegociar los tratados de adhesión y una política fuertemente soberanista de España como país, un cambio de sistema que incluya una Ley Electoral en la que un hombre valga un voto habite donde habite en el Estado y, naturalmente, un radical replanteamiento de las políticas migratorias. España experimenta una crisis vital de dificilísima solución dentro de este régimen, por lo que es necesario otro que pueda actuar sobre los problemas de verdad y dejar vivir a todos los ciudadanos en paz y libertad. Solo algo nuevo y fiable podrá iniciar el cambio hacia la libertad del Estado de mínima expresión coercitiva y funcionarial, excepto aquellos elementos imprescindibles y que, además, haga valer el papel de España tanto dentro y fuera de nuestras claras fronteras, valiente y eficazmente defendidas, por las Fuerzas Armadas.