Y en Arroyomolinos se hizo –y se hace cada día– la luz

Tal vez por eso no es de extrañar que sea  también en ellos donde se están poniendo en marcha iniciativas que nos ayudan a reconciliarnos con el medio ambiente, fomentando un modo de vida más amable con la tierra y sus recursos, más conciliadores con el día a día también de las personas, más empático con las generaciones futuras. La tan necesaria transición ecosocial que urge poner en marcha ante la actual coyuntura de cambio climático y crisis energética.

Una de estas iniciativas, ejemplo a seguir en lo que a abordaje y gestión de la energía se refiere, se está desarrollando en Arroyomolinos de León, la localidad de la Sierra onubense en la que, allá por 2019 –y pese a toda una pandemia por medio-, se hizo la luz. Desde entonces se hace cada día, de una manera genuina, gracias a Arroyo Alumbra, la comunidad energética rural puesta en marcha en la localidad y que ha implicado a buena parte del pueblo y sus fuerzas vivas, con un especial protagonismo del colegio.

¿Pero qué es una comunidad energética? Pues, “más allá de un autoconsumo colectivo, en el que tú te puedes juntar con tu vecina, instalar una placa solar en tu tejado y repartiros la energía que se genera, es una figura que promueve este autoconsumo compartido pero que va más allá con una serie de propósitos colectivos y de incidencia en el territorio, además de para ofrecer servicios energéticos”, nos explica Bosco Valero, de la Asociación MUTI, impulsora de la iniciativa y socia fundadora –junto a otros 11 más- de la sociedad cooperativa en la que ha fructificado, tras meses intensos debatiendo sobre la forma jurídica más adecuada y los objetivos a perseguir.

“Arroyo Alumbra nace con propósitos de eficiencia energética, obviamente, pero no solo. Tenemos la intención de colaborar especialmente con las personas de mayor vulnerabilidad, de promover una economía más social, y también un propósito ambiental de impulso a un cambio en el modelo de producción”, explica Valero, sin que pueda pasarse por alto el carácter cohesionador que tiene un proyecto como éste, que crea comunidad e implica a la población de una manera clara.

“Uno de los socios fundadores es el AMPA del colegio, lo que en cierto modo implica a todas las familias de Arroyomolinos”, recalcan desde MUTI, que desde el principio tuvo claro que la comunidad energética de Arroyomolinos de León tendría su centro neurálgico en el centro educativo, donde se ha desarrollado –en colaboración con Greenpeace- el proyecto ‘La energía del cole’, y en cuyo techo se ha ubicado la primera instalación fotovoltaica de la cooperativa, con una potencia de 50 Kw.

“En los próximos meses llevaremos a cabo asambleas informativas y de concienciación y tenemos la seguridad de que serán muchos los vecinos y vecinas que se quieran sumar al proyecto como socios y socias, pero queremos que lo hagan de manera proactiva. Ofreceremos algún tipo de formación, porque Arroyo Alumbra no busca solo promover el consumo de energía de proximidad y bajar nuestra factura, sino también concienciar y formar, y queremos que las personas que compongan la cooperativa se impliquen y lo sepan”, insiste Bosco Valero, que explica que la propuesta de la cooperativa –“entendida como las cooperativas tradicionales que siempre ha habido en nuestros pueblos, que compraban al por mayor para repartir luego a un mejor precio entre los vecinos”- es crear “cuotas muy pequeñas, dividiendo en coeficientes toda la energía generada en nuestras instalaciones, para que cada socio/a tenga una cuota que permita que, a final de año, se acumule un ahorro de alrededor del 20 o el 30% en la factura. Y que se beneficien cuantos más, mejor”.

Ni qué decir tiene que “la experiencia de Arroyo Alumbra es un ejemplo exportable a otros municipios de la provincia no solo en lo que respecta a aprovechamiento energético, sino también en lo referente a generación de comunidad y de involucrar a la propia población en la transición ecosocial”, afirma Isabel Brito, jefa de sección de Planificación y Prevención Ambiental del Servicio de Medio Ambiente de la Diputación de Huelva.  

La institución provincial ha apoyado desde sus inicios la puesta en marcha de esta comunidad energética que “sintoniza perfectamente con nuestro objetivo de cumplir con la Agenda 2030 y poner en marcha iniciativas que supongan un ahorro energético y promuevan que la energía que se use provenga de fuentes limpias”.

Pero es que además, iniciativas como la comunidad energética de Arroyomolinos de León no solo trabajan en pro de un modelo más eficiente en lo energético sino que, como incide Brito, “ayudan a otro objetivo fundamental que tenemos que es combatir la despoblación del mundo rural gracias a que se crean alianzas que cohesionan y dan lugar a nuevas oportunidades laborales, favoreciendo comunidades más atractivas para los vecinos y vecinas”.

De este modo, a actuaciones como las que “venimos desarrollando desde la Diputación llevando a cabo cambios en el alumbrad público, asesorando en la redacción de pliegos técnicos para servicios energéticos, o en la optimización de la factura energética de los municipios”, se le suma el impulso a proyectos que “visibilizan que es posible hacer transición energética desde lo local, a través del conocimiento, el compromiso y la dedicación” de la propia comunidad, y “siempre con la implicación de la Administración local, que en caso de Arroyomolinos ha sido fundamental, con un ayuntamiento muy volcado en la iniciativa y que sin duda es ejemplo a seguir para otros muchos”.

Una opinión que comparten desde la Asociación MUTI, donde tienen claro que “en cuanto otros pueblos vecinos vean cómo funciona nuestra comunidad energética y los beneficios que supone para el entorno nos van a querer copiar el modelo. Y por nuestra parte estaremos encantados, claro”.