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El runrún: ¿Adiós al negocio sucio de las toallitas?

Un real decreto obligará a los fabricantes de toallitas húmedas a pagar los costes de limpieza de atascos en alcantarillas y depuradoras, un problema 'monstruoso' también en Huelva

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El Gobierno ha decidido que ya está bien de que paguemos todos los platos rotos de quienes siguen tirando toallitas húmedas al inodoro. El Ministerio de Transición Ecológica acaba de presentar un borrador de real decreto que obligará a los fabricantes de estos productos a hacerse cargo de los costes de limpieza de los famosos 'monstruos' de toallitas que atascan alcantarillas y depuradoras.

La medida era necesaria y es evidente que llega tarde. Como ya hemos contado en esta sección en otras ocasiones, las toallitas húmedas que muchos onubenses siguen empeñados en tirar al WC son responsables de costosísimas averías en la red de saneamiento. Ahora, por fin, serán los productores quienes tengan que cubrir los gastos de limpiar esa basura, las infraestructuras de saneamiento y depuración, y su posterior transporte y tratamiento. Los números hablan por sí solos: la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento calcula que gestionar estos desechos añade un sobrecoste de 230 millones de euros al año.

Las marcas, conscientes del vacío legal que hasta ahora existía, han venido engañando a los consumidores destacando en sus etiquetas que se trata de toallitas «biodegradables» aptas para el inodoro. Nada más lejos de la realidad: estas llegan a las depuradoras prácticamente intactas. En su recorrido se deshilachan, trenzándose entre sí y con otros residuos hasta provocar grandes atascos, como nos muestran regularmente los técnicos de Aguas de Huelva.

El decreto no solo prohíbe expresamente tirar toallitas húmedas al inodoro, sino que incluso recomienda evitar esta práctica con aquellas que tienen la etiqueta «desechable vía inodoro». Los fabricantes tendrán que darse de alta en un registro de productores para que quede claro quién debe hacerse cargo de qué. Con un negocio donde está en juego la venta anual de más de 50 millones de paquetes de toallitas aproximadamente, el problema sigue siendo que es la conducta más difícil de controlar, teniendo en cuenta que hablamos del ámbito más íntimo del ciudadano. Por poner otro ejemplo: los excrementos caninos, no nos engañemos, se han empezado a recoger en muchos casos por verguenza a ser señalados por la calle. Al menos ahora, si de verdad se consigue hacer efectivo este real decreto para el tema de las toallitas, cuando se produzcan averías, no pagaremos justos por pecadores.

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