espacio vital
¿Y si esta noche no cambiamos la hora?
La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles ha vuelto a manifestar su oposición al cambio de hora de este fin de semana, cuando los relojes se adelantarán una hora (a las 2 serán las 3). Está convencida de que esta medida perjudica a la sociedad y por esta razón defienden que continuar con el horario actual supone regresar al meridiano de Greenwich a un ‘coste cero’. Así nos beneficiaría que nadie modificara su reloj esta noche.

Según la asociación, de no producirse el cambio, se lograría que España volviera a regirse por el huso horario que le corresponde por situación geográfica, el del meridiano de Greenwich. Así, con el restablecimiento de la Hora Europea Occidental, se volvería a un horario más europeo, en el que los ciudadanos se seguirían levantando a la misma hora de ‘reloj’, pero en realidad una hora (solar) más tarde; se comería y cenaría en un horario más internacional, a la una y a las ocho de la tarde; se fomentaría la jornada continuada de nueve a seis, con una parada de una hora para comer a mitad de la jornada laboral; y se dormiría una hora más, lo cual es beneficioso para la salud y provocaría una disminución de la siniestralidad laboral.
Asimismo, la mejor alineación del horario laboral con los colegios mejoraría el rendimiento escolar; y una mejor alineación con horarios laborales de otros países, entre otros avances.

Todo comenzó en 1942
Según ARHOE, el desfase horario comenzó desde 1942, cuando se adaptó el horario español al de Berlín (Hora Europea Central) en alineación con el régimen nazi y nunca se recuperó el horario en correspondencia con la hora solar.
Por otra parte, la situación de pluriempleo que se originó después de la Guerra Civil Española provocó el horario de ‘nueve a dos’, con la pausa de ir a desayunar a media mañana (media hora), y con un descanso (a menudo de dos horas) al mediodía para después continuar trabajando por la tarde. Esta situación se traduce en la pérdida de una hora y media diaria en el ámbito laboral, que se resta automáticamente de la vida privada, según esta comisión.
Otro de los ámbitos en los que el huso nacional marca una clara diferencia con respecto a otros países europeos es la programación televisiva. En España, los espacios de máxima audiencia se emiten desde las 20.30 hasta bien pasada la medianoche mientras que en la mayor parte de Europa los programas en 'prime time' acaban mucho antes.
Por todo ello, la asociación considera que España tiene que adoptar la hora oficial del Reino Unido, Portugal, Marruecos y Canarias (Hora Europea Occidental), que es la que le corresponde geográficamente y abandonar la Hora Europea Central, que corresponde a países más al este. Por otra parte, este cambio de hora no tendrá el efecto de ahorro energético que se persigue a menos que se acompañen de verdaderas medidas de racionalización horaria. El cambio horario obedece a una Directiva Comunitaria dirigida a favorecer el ahorro energético y el potencial de ahorro en iluminación que genera esta medida puede suponer un 5 por ciento, lo que equivale a 300 millones de euros de acuerdo con los precios actualmente vigentes.

Apoyo popular
Lo que parece evidente es que esta medida no se toma por ser impopular, ya que el 68,4 por ciento de los españoles está a favor de cambiar el uso horario en España y volver a la hora que marca el meridiano de Greenwich. Según una encuesta realizada por el Instituto de Estudios Opinea, el 31,6 por ciento está en contra de acometer esta modificación horaria. De acuerdo con la encuesta, un 72 por ciento de los hombres estaría a favor de volver al uso GMT 00 frente al 64 por ciento de las mujeres. Además, en función de si el encuestado está en activo o en búsqueda de empleo también apunta una mayor preferencia por el cambio entre los que trabajan que los inactivos. También están mayoritariamente a favor pensionistas, estudiantes y amas de casa, aunque en estos colectivos hay un porcentaje mayor entre los que se oponen a la medida. Así, un 36,4 por ciento de estos grupos está en contra, frente al 30 por ciento de los trabajadores en activo contrarios al cambio.