Y había una doctora de vascular que esa noche estaba de guardia, cobrando por una guardia, pero que tras repetidas llamadas por el médico de urgencias, explicándole el caso y que se requería su intervención, contestaba que no iba. Esta señora se limitó a dar como instrucciones que se pusiese una venda de compresión y que para casa y que no se ingresase bajo ningún motivo. Se le llamó varias veces, se le mandó fotos de la herida bestial, y su respuesta, ante la indignación y perplejidad del médico de guardia, era sencillamente que no iba.
Este doctor, haciendo caso omiso, y bajo su responsabilidad, según nos dijo, le hizo curas, trató de solucionar el problema en una sala de consulta, no en un quirófano como se debió hacer, y la dejó ingresada. Al menos se comportó como un ser humano.
A los dos días la herida presentó una infección, no hace falta ser un especialista para saber por qué, y ya de ahí a generalizarse y complicarse fue todo una. Mi tía falleció el pasado 28 de agosto.
Me queda la indignación por ver cómo tratan a nuestros mayores en el sector sanitario, y me queda el asco de saber que hay médicos que olvidaron cuál es su principal deber, la atención de socorro y el tratar de salvar vidas. Vergüenza de esta doctora, que como ser humano deja mucho que desear y como médica es una aberración. Espero al menos disfrutase de lo que la tenía tan alejada de su puesto de trabajo.
Julia Terrón Cañavate
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