Tribuna de la Mesa de la Ría
Vamos a pedirle cuentas al Rey
Desde la Mesa de la Ría queremos recordar el papel que el Rey Juan Carlos I ha llevado a cabo en sus años de reinado, en los que ha favorecido los negocios de sus amigos empresarios, especialmente en el caso de las Petroquímicas y Banqueros, y que tan malas consecuencias ha tenido para Huelva y los onubenses. Por lo que no podemos más que exigirle que nos explique qué motivos le llevó al Borbón a favorecer a industrias delincuentes, frente a los intereses generales de los que aquí vivimos.
La Mesa de la Ría, ante el reciente anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos I, quiere recordar que el monarca ha jugado un papel protagonista, favoreciendo a los lobbies petroquímicos de sus amigos y algunos de ellos miembros de gobiernos preconstitucionales. Como es el caso de Villar Mir, el que fuera ministro de Hacienda y Vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos en el primer gobierno de Juan Carlos I (1975-1976), durante la presidencia de Carlos Arias Navarro. De esos años cuajaron una gran amistad el rey y Villar Mir, que no han abandonado hasta la fecha, ya que en cada viaje que realiza el señor Villar Mir para hacer negocios al extranjero, el monarca acompaña al empresario haciendo las funciones de relaciones públicas de una empresa privada, pero con el gasto público de representación que corre a cargo de cada uno de los ciudadanos españoles.
Villar Mir fue incrementando su fortuna peseta a peseta (que era el precio de cada una de las acciones de las empresas que fue adquiriendo), como fue el caso de la industria química de fertilizantes de Fertiberia, que pasó a formar parte del Grupo Villar Mir en 1995 por el módico precio de 1 peseta la acción, pese a que la empresa, que adquirió de Josep Piqué, que después sería ministro del PP, fue saneada con ingentes fondos públicos.
Durante años la industria química continuó su actividad provocando los vertidos de fosfoyesos en nuestra marisma, incluso después de finalizar en 2003 la concesión administrativa que le permitía llegar a una altura máxima de 3 metros. En 2007, la industria de Fertilizantes de Villar Mir fue condenada por la Audiencia Nacional por un vertido ilegal, sentencia que fue ratificada por el Tribunal Supremo, y que obligaba a paralizar los vertidos en diciembre de 2010, así como la retirada de los fosfoyesos por encima de la altura establecida en la concesión administrativa caducada por incumplimiento en 2003.
Pues bien, siendo condenado el señor Villar Mir por dichos vertidos ilegales y unos días después de su paralización, el rey tuvo a bien otorgarle el título de Marqués, para agradecerle los servicios prestados a la Corona de España.
Días antes de la paralización de los vertidos de fosfoyesos, el 27 de octubre de 2010, el rey Juan Carlos vino a apoyar a Atlantic Copper (Freeport MacMoran) propiedad de Henry Kissinger, empresa que forma parte del contubernio creado en torno a los fosfatos origen de los fosfoyesos que han arruinado la marisma onubense y nuestra salud, protejida por la Constitución Española.
A los casos Fertiberia-Atlantic Copper, también hay que incluir las buenas relaciones que el monarca ha tenido con los propietarios de otras industrias de nuestro Polo Químico, como es el caso de la Refinería de Cepsa, la que ha visitado en varias ocasiones, y con cuyos propietarios ha viajado en varias ocasiones el Golfo Pérsico para realizar sus funciones de relaciones públicas de estas multinacionales, representando los intereses privados de estos empresarios por encima de los intereses de España o de los ciudadanos que vivimos aquí.
De tal palo tal astillaY lo cierto es que el que presentan como futuro rey de España, y heredero por cuna de la jefatura del Estado, ha seguido las mismas líneas de actuación que su padre. El príncipe Felipe parece haber heredado la misma postura de acercamiento y apoyo a industrias químicas contaminantes provenientes del franquismo y que envenenan el entorno natural donde viven miles de personas, sin importarles si han incurrido en algún tipo de delito. Y ese ha sido el caso de Atlantic Copper.
La fundición de cobre situada en la avenida Francisco Montenegro, Atlantic Copper, además de llevar años contaminando nuestra salud con arsénico, ha sido sentenciada en dos ocasiones por vertidos de residuos altamente tóxicos en la cuenca minera, y que aún hoy permanecen allí.
En el procedimiento penal 99/99, se demuestra que Atlantic Copper obtuvo un beneficio fraudulento de cincuenta millones de euros con la gestión ilegal y depósito en la Mina de Riotinto del residuo denominado “Ácidos Débiles” transportado por la empresa “Morillo” desde Huelva hasta la mina y vertido allí a lo largo de los catorce años que ha durado esa situación de ilegalidad encubierta de forma intencionada por la propia Junta de Andalucía. Esta sentencia penal condenatoria supuso una ridícula multa de 5 millones de pesetas y un año de cárcel para el directivo de Atlantic Copper Patricio Barrios.