nuestro pasado en clave de humor

La loca Historia de Huelva: La Guerra Civil

Si lo preferís, para referiros a este repugnante conflicto bélico, podéis cambiarle la 'e' por la 'a' a la palabra “guerra”, porque así es realmente como merece ser tratada. El día 18 de julio de 1936 se produjo en España el comienzo de la Gua...de la Guerra Civil, y por desgracia Huelva no fue ajena a ella.

La loca Historia de Huelva: La Guerra Civil

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Venimos de un período republicano, y en la provincia, al igual que en el resto de España, se han ido radicalizando dos posturas en plan Quevedo y Góngora, o indios y vaqueros, o Barça y Real Madrid. Designadles vosotros los colores que queráis a cada bando tal como han hecho otros (que si los rojos, que si los azules... yo como castigo les pondría el negro a los dos). Esa radicalización a la hora de pensar, con el deseo de muchos de que hubiera cambios profundos o el siempre presente clericalismo (que lleva consigo un radical anticlericalismo), junto a la violencia indiscriminada sin control ni explicación innata a la raza humana (están las fresas con nata y las fresas innata), coincidiendo todo esto con el triunfo del Frente Popular, fueron los factores que desencadenaron finalmente la Guerra Civil. Aunque para “frente popular” la que tenía el famoso cabezón Napoleón Bonaparte, eso sí que era una frente popular y archiconocida, no en vano fue inaugurada como primer aeropuerto oficial de Córcega, su isla natal (natal, otra palabra que deriva de nata).

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En Huelva, bastante republicana en principio, no triunfa el golpe militar por falta de sublevados... aquí no hemos sido nunca de protestar ni manifestarnos mucho. A Sevilla, donde sí hubo sublevados de sobra, mandaron desde Huelva dos columnas militares, tres columnas dóricas y corintias y cuatro columnas vertebrales. De las militares, una iba comandada por De Haro Lumbreras, que al llegar a Sevilla se cambió de chaqueta y se puso a las órdenes del fascista Queipo de Llano. Como podéis ver, todo un Lumbreras este De Haro. Por cierto, hablando de Queipo de Llano, se dice “yo no queipo aquí”, no se dice “yo no cabo aquí”. Y la otra se conocía como la Columna Minera, que llegó concretamente desde Cuenca... ¿Desde Cuenca? Desde la Cuenca, perdón, desde la Cuenca Minera, plagada de izquierdistas (es que eran todos zurdos) que llevaban dinamita en sus mochilas, y no precisamente dinamita “pa” los pollos. Por desgracia para ellos, la dinamita quedó en meros petardos navideños comprados en la tienda de Baltasar, ya que fueron masacrados en La Pañoleta por el que en principio iba a ser su colega y compinche, De Haro, que les dijo “¡deharo ya de tonterías que aquí van a mandar los fascistas a partir de ahora!”. Los mineros que no fueron detenidos o fusilados se escaparon para nuestra provincia, donde descargaron toda su ira y su odio contra un objetivo principal, las inglesas... las inglesas no, en qué estaría yo pensando (en Samanta Fox seguramente)... las iglesias, las iglesias: destrozaron la de la Concepción, la de la Rábida o la de Isla Cristina. Cada uno de los participantes de estos actos vandálicos fue despojado de su certificado de Bautismo y Primera Comunión, debiendo hacer un curso de reciclaje en las catequesis de su barrio si querían recuperar los puntos perdidos como católicos apostólicos romanos.

Aparte del acoso y derribo contra todo lo que oliera a incienso, en la provincia se hicieron fuertes los republicanos controlando los distintos ayuntamientos, pero poco les iba a durar la alegría. Seguimos en los primeros días de la guerra incivil. Desde Sevilla nos mandaron un destacamento militar llamado la Columna Carranza, denominada así en honor a Ramón de Columna, digo... a Ramón de Carranza (el jefe que los dirigía), que una vez acabada la guerra se dedicó a construir enormes trofeos, estadios y puentes en Cádiz Capital, y a partir de entonces sólo tuvo que pelearse con los trabajadores de Astilleros cada vez que cortaban en manifestación el susodicho puente Carranza. Su paso por Huelva fue más o menos fácil a partir del día 24 de este cruento mes de julio, haciéndose con el control de Chucena, Almonte, Bollullos, La Palma, Niebla, Trigueros, Beas, Valverde, etc, hasta llegar a Huelva Capital e Isla Cristina el día 29 (el Andévalo o la Sierra cayeron en los meses siguientes). El único momento delicado para los sublevados fue la batalla de El Empalme (patrocinado por Viagra, supongo), a 6 kilómetros de Valverde, donde opusieron fuerte resistencia los milicianos republicanos de la Cuenca Minera. Lo mejor de todo esto, por no decir lo único bueno, es que a partir de ahora se olvidaron de Huelva como objetivo ya que estaba completamente controlada por Franco y compañía, así que los bombardeos los dejaron para Madrid y el Norte, donde se hace muy popular la canción del orondo teniente coronel King África con su “bomba, para  bailar esto es una bomba, para gozar esto es una bomba...“.

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