MENTES EXPERTAS
Emilio Duró, tan paranoico a la inversa como Jesús Quintero
Emilio Duró invita a mirar el lado brillante de la vida en el gran regreso de ‘Mentes Expertas’ a Huelva ante un nutrido público en la Casa Colón y con el respaldo del sindicato CSIF. El conferenciante catalán ofreció un hilarante baño de realidad, conquistó con su sentido común y del humor, emoción, claridad de ideas y fundamentos apoyados en datos, nítidos ejemplos para comprender cómo es el ser humano. Compartió los fundamentos para el éxito de 100 años en la vida y fueron constantes las referencias al desaparecido Jesús Quintero, del que recordó que la vida “no se trata de portarse bien, sino de ser bueno”, cita. Como él es un paranoico a la inversa, alguien que “cree que tiene todo el mundo a su favor”.


Un melódico silbido inconfundible seguido al unísono por la multitud, en musical comunión, se expandía sobre las cabezas cargadas de optimismo realista en el Palacio de Congresos de la Casa Colón. Como colofón a una sesión de energía positiva y sentido común se dedicaba como homenaje al tristemente desaparecido Jesús Quintero, un maestro de la comunicación y la vida con estilo propio, ‘Always look on the bright side of life’ (Siempre mira el lado brillante de la vida). El himno de los Monty Phyton en ‘La vida de Brian’ fue el último regalo de la conferencia protagonizada por el gran Emilio Duró en el regreso a Huelva de la mano del sindicato CSIF del tour de ‘Mentes Expertas’, capitaneado “con mucha fuerza” por Perico Cornejo y María Zambrana. Entre los asistentes estuvo al completo la plantilla del San Roque de Lepe.

Antes de verse rodeado por un jardín de aplausos, el experto conferenciante catalán, con su verborrea veloz e incisiva, tan provocadora de risas como reveladora de nítidas verdades, puso el broche asegurando que “la música transforma el ánimo y el humor de la gente”. No sin antes compartir conocimientos útiles de cómo somos y cómo debemos ser.
Entre sus conclusiones finales estaban los fundamentos para el “éxito” de alcanzar los 100 años de vida en las mejores condiciones. Partía de la salud, de la importancia de hacer deporte todos los días, alimentarse bien tras conocer cómo somos con un test de ADN y dormir ocho horas para tener energía.
Del cerebro reptiliano pasó al límbico y al neo cortex. Aseguró que las ilusiones y la presdisposición a la tristeza se heredan en más de un 50% y las emociones negativas se contagian cuatro veces más. También insistió en que se aprende por imitación y que es muy positivo abrazar y besar, acciones con las que se crean conexiones. Del mismo modo, destacó que hay que bailar, leer y ponerle pasión a todo lo que se haga. “Vivid la vida sobre una nalga”, exhortó tras dibujar la imagen de un pianista que adopta esta postura llevado por cómo vive la música.
Asimismo aseguró que la NASA ficha a su personal más por el coeficiente emocional que el intelectual. “La felicidad es la diferencia entre lo que esperas de la vida y lo que esta te da”, afirmó con rotundidad. “Sé que existe lo malo pero decido fijarme en lo bueno”, manifestó, ya que el pasado “no se puede cambiar”.


“Jodido” por una operación, pero con más ganas que nunca, se mostró Duró, que recordó sobre Quintero que “te hacía sentir importante sabiendo él más que tú”. Afirmó que con 62 años “no estás en el mejor momento de la vida” y que “todo va a peor”. Contó su historia personal y aseguró que “descubro que las cosas que pensaba no las pienso y relativizas la vida”. Entre sus ideas están que “no te preocupes demasiado por la vida que nadie sale vivo de ella”; “es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente (Groucho Marx)” y “nunca discutas con un idiota te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia (Marc Twain)”.
Duró, que procede del mundo empresarial, indicó que no es “partidario de la felicidad estúpida” y que en cualquier trabajo “una cosa es conocimiento y el 85% es actitud”. Volvió a referirse a Quintero, porque “vivimos en un mundo falso” y le citó para decir que “no se trata de portarse bien sino de ser bueno”. Además rescató un clásico en sus charlas, el “peligrosísimo tonto motivao”.
Se preguntó cómo es la gente que triunfa en la vida y detalló que ante la realidad queda aceptarla, adaptarse o tener una actitud positiva, “El 82% no es optimista y el ser humano desde pequeño tiene una capacidad tremenda para echarle la mierda a los demás. La mente se lo monta cómo quiere y la gente se pasa la vida quejándose en vez de cambiar”, dijo, ya que “las circunstancias no cambian pero sí tu actitud en la vida”.
Duró señaló que para él “la pandemia ha sido un baño de realidad” porque “todos los virus de la tierra caben en una taza de café”. Cree que “vivir es aprender a perder lo que ganaste” y que “la felicidad es dormir sin miedo y despertar sin angustias”. Subrayó que “la vida no está más dura que antes. El hombre mas rico del mundo de hace 20 años no tiene más que vosotros”, dijo.

Un amigo suyo dice que “la vida tiene un cajón de bofetadas que te caen fijo, antes o después” y que por ello hay que saber lo que realmente importa y ponerlo en un papel. “El 95% de las cosas que nos preocupan no han pasado ni pasarán, pero la mente es una máquina perfecta para jodernos la vida”, exclamó.
En este sentido, se preguntó por qué “enseñamos conocimientos y no ilusión y entusiasmo” y comentó que el conocimiento es “un santo grial” que sucedió cómo lo más importante a la fuerza en otras eras del hombre. De este modo, resaltó que en diferentes épocas y con esperanzas de vida menores a la actual se ha ido pasando de sobrevivir a poder vivir bien y vivir con sentido de transcendencia. “Tenemos más bienes que nunca y se multiplica por siete las depresiones”, apuntó como contraste.
Quiso dejar también una serie de mensajes, como que “nacistéis para ser felices, hagáis lo que hagáis disfrutadlo, que la felicidad es una mala memoria y buena salud” y que “no nos vayáis a dormir con deudas pendientes”, así como que “nunca esté la razón por encima del corazón”. “La felicidad reside en la cabeza, son parámetros mentales”.
Recordó como en un estudio se le preguntó a personas con 100 años de qué se arrepiente. Y las respuestas son “de haber dejado de soñar y hacer lo que querían el abuelo o el padre”. También el “no haber trabajado tanto a costa de la familia y la salud”. Además les hubiera gustado “tener el coraje para expresar sus sentimientos” y haber mantenido “el contacto con mis amigos”.

Opinó que “la alegría es la emoción más importante” y detalló que la persona positiva “no es la que ríe sino la que se pregunta qué puede hacer, mientras la negativa dice quién ha sido y busca un culpables” en un pasado que “no puedes cambiar”. Sentenció que “lo único importante en la vida es cuánto se ha amado”.
El conferenciante también quiso establecer una oposición entre el placer “pasajero y visceral”, que “mata, nunca es suficiente y es adictivo” y genera dopamina, en un plano de preocupación siempre propio. Del otro lado está la segregación de serotonina, que debería ser según Viktor Frankek, “la auténtica felicidad”, la que “tiene que ver con los demás”. “La gente que lo ha perdido todo muere en dos semanas y cualquier persona que tenga un por qué vivir tiene un cómo. Tiene una meta que siempre tiene que ver con los demás”.
Apeló una vez más al poder de la mente y cómo la dirigimos y enfocamos, ya que “somos los peores destructores de nosotros mismos”. Así, relató que “podéis programar sueños con lo que se piensa la última media hora antes de dormir” y por extensión “podéis programar vuestra vida como queráis”. Recordó que “la mente es una máquina de generar tristezas porque el fin es sobrevivir y sólo ve lo malo”. Es por ello que insistió en poner de nuestra parte para aprender a enfocar las cosas de otra manera.
Y así fue hilando su dicurso Emilio Duró, hábil y experto con las palabras, sabiendo mezclar datos científicos con humor, poniendo todo tipo de ejemplos, y convenciendo a la mayoría de que al final ser felices depende más de nosotros y cómo afrontamos lo que nos pasa que lo que nos rodea y sucede. Una enseñanza para siempre.