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Cinco playas naturales e interminables de Huelva que tienes que visitar: paraísos rodeados de dunas y pinares
De la Flecha del Rompido a los acantilados de Mazagón, algunos de estos arenales se ubican dentro de parajes naturales protegidos
La playa de Huelva a la que casi nadie va y se encuentra rodeada por un maravilloso entorno natural
La mejor playa de Huelva para unas vacaciones en familia: tiene un ambiente muy tranquilo y una gran oferta de ocio

Huelva es una de las provincias andaluzas con mayor riqueza natural en su litoral. Frente a los núcleos turísticos más concurridos, conserva un puñado de playas interminables y casi intactas donde la naturaleza manda sobre cualquier construcción humana. Dunas móviles, pinares y acantilados acompañan a kilómetros de arena fina que se extienden hasta donde alcanza la vista.
Son arenales donde no hay chiringuitos ni música de fondo, solo el rumor del Atlántico y el vuelo de las aves. La mayoría se encuentran dentro de espacios protegidos como el Parque Nacional de Doñana o los parajes naturales Flecha del Rompido y Enebrales de Punta Umbría. En algunos casos, su acceso suele requerir un pequeño esfuerzo, pero es precisamente ese aislamiento el que los convierte en verdaderos refugios de tranquilidad.
A continuación, repasamos cinco playas naturales de Huelva que merecen una visita antes de que acabe el verano.
Playa de Nueva Umbría
En pleno corazón de la Flecha del Rompido, declarada paraje natural, se encuentra la playa de Nueva Umbría. Es una lengua de arena de más de 12 kilómetros que separa el Atlántico de la ría del Piedras y sus marismas. Para llegar, es necesario tomar una embarcación desde El Portil y caminar después hasta alcanzar la orilla, lo que refuerza su carácter aislado.
De arena dorada y oleaje moderado, carece de servicios e infraestructuras, salvo el Real de la Almadraba, un vestigio de la pesca tradicional del atún. Es una de las playas nudistas más conocidas de Andalucía y un lugar idóneo para quienes buscan un entorno virgen, sin masificaciones y con un alto valor ecológico.

Playa de los Enebrales
A escasos minutos de Punta Umbría se sitúa la playa de Los Enebrales, incluida en el Paraje Natural que lleva su nombre. Se extiende a lo largo de algo más de dos kilómetros, flanqueada por dunas y matorral mediterráneo. El acceso es cómodo, mediante pasarelas de madera señalizadas desde la carretera o incluso por caminos que se abren entre las dunas. Además, hay aparcamiento por toda la zona. Esto, su oferta de chiringuitos y su cercanía a la capital, hace que sea una de las más frecuentadas dentro de esta selección.
La extensión de la playa y la naturaleza del entorno permite disfrutar de paseos interminables y atardeceres de ensueño, con el sonido del mar como único acompañante.

Playa de Cuesta Maneli
Entre Matalascañas y Mazagón se encuentra la Playa de Cuesta Maneli, en pleno Parque Nacional de Doñana. Para llegar hay que recorrer a pie un sendero de madera de unos 1,2 kilómetros —unos 15 minutos— que parte del aparcamiento habilitado junto a la carretera. La recompensa es una playa extensa, de arena fina y aguas limpias, sin construcciones ni servicios de hostelería.
Aunque la vegetación del entorno aún se recupera del incendio de 2017, el paisaje de dunas y pinares sigue ofreciendo una experiencia única para los amantes de la naturaleza. Su amplitud y bajo grado de ocupación la convierten en un lugar perfecto para quienes buscan desconectar.

Playa del Parador de Mazagón
Ubicada junto al Parador Nacional Cristóbal Colón y dentro del Parque Natural de Doñana, la Playa del Parador de Mazagón combina acantilados de tonos ocres con pinares que llegan casi hasta la arena. Cuenta con más de seis kilómetros de playa abierta, sin chiringuitos ni construcciones, aunque sí dispone de accesos y aparcamientos.
Es una de las más frecuentadas por senderistas y deportistas, ya que sus amplios arenales resultan ideales para caminar, correr o practicar actividades al aire libre, siempre rodeados de un entorno natural protegido.

Playa de El Arenosillo
Más al este, entre Mazagón y Matalascañas, se extiende la playa de El Arenosillo, un extenso arenal que se presenta como un espacio virgen, sin servicios ni vigilancia, al que se accede caminando desde playas colindantes o por senderos que atraviesan pinares y dunas.
El paisaje destaca por sus acantilados de colores rojizos y dorados, que al atardecer ofrecen una de las panorámicas más espectaculares de la costa onubense. Cerca de la playa se encuentra la base del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), lo que refuerza la sensación de aislamiento en este rincón donde la naturaleza se conserva intacta.