La playa más larga de España está en Huelva: esta es su ubicación y su dimensión
La provincia onubense tiene el privilegio de albergar varios de los arenales más extensos de la costa nacional
Acompañada en el podio por las playas de Castilla o la de Nueva Umbría, la majestuosidad de la Playa de Doñana se extiende a lo largo de 28 kilómetros
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En la mente de muchos, la imagen de una playa desierta, virgen y salvaje, evoca un paraíso idílico, un refugio de paz y serenidad lejos del bullicio y la agitación de la vida cotidiana. Sin embargo, en la realidad, la experiencia de buscar ese oasis solitario en la costa puede resultar una tarea frustrante. El ir y venir de las multitudes, las sombrillas apretujadas y el bullicio de los bañistas, cuando no la desagradable música del chiringuito más cercano, suelen definir nuestras experiencias playeras más comunes. Pero, ¿y si estas playas desiertas, anheladas y casi míticas, están más cerca de lo que imaginas? A menudo idealizamos destinos exóticos en el Océano Índico o el Pacífico como los únicos lugares donde podemos encontrar estas extensiones de arena virgen y aguas cristalinas. Sin embargo, la realidad nos sorprende al revelar que tales paraísos están a nuestro alcance, aquí mismo, en España.
Debemos alejarnos de destinos masificados como la Costa del Sol, el litoral levantino, la Costa Brava o la balear. Una vez asumido este cambio de rumbo, la brújula señala a Huelva
Para acercarse a ellas, ciertamente, debemos alejarnos de destinos masificados como la Costa del Sol, el litoral levantino, la Costa Brava o la balear. Una vez asumido este cambio de rumbo, la brújula señala a Huelva, una provincia que se ha mantenido ajena al frenesí urbanístico ligado al turismo que ha degradado otras zonas del país. En este rincón de Andalucía aún es posible encontrar estos paraísos naturales hasta el punto que no hace falta salir de la provincia para disfrutar de tres playas que se cuentan entre las cinco primeras por su extensión, incluyendo la más larga de todas ellas, la de Doñana.
Las playas de Castilla y Nueva Umbría, en el podio
Antes de recalar en esta última, podemos hacer referencia a otras dos que no la desmerecen absoluto: la cercana Playa de Castilla y la Playa de Nueva Umbría. La primera está situada también en Almonte y se extiende desde el oeste de Matalascañas hasta Mazagón. En total, unos increíbles 17 kilómetros donde incluso en julio y agosto es habitual pinchar la sombrilla sin encontrar a nadie a menos de 100 metros a la redonda e incluso más si nos alejamos de las bajadas más frecuentadas.
En cuanto a la Playa de Nueva Umbría, o de la Flecha del Rompido, para llegar a ella hay que trasladarse más al oeste, hasta la localidad de Cartaya, aunque la playa pertenece a Lepe. Se trata de una lengua de tierra que adentra en el Atlántico de forma paralela a la costa y como curiosidad reseñar que es el único territorio español que aumenta cada año de tamaño. El acceso puede realizarse a través de una breve travesía en transbordador desde la costa o mediante una caminata desde La Antilla. Una vez allí encontraremos 12 kilómetros de arena fina y dorada en una playa casi virgen que es también un paraje natural protegido, de ahí que no encontremos edificación alguna a nuestro alrededor. Cuenta con paisajes marismeños, estuarios, sistemas dunares y una rica flora y fauna, con el camaleón como especie emblemática, un lugar idóneo para amantes de la naturaleza... y del nudismo, ya que es una práctica frecuente en esta playa, condición que hizo oficial el Ayuntamiento de Lepe.
Doñana es la reina
Y llegamos por fin a la playa más larga de España, la de Doñana, un tesoro natural que se extiende majestuoso a lo largo de 28 kilómetros en la costa onubense. Se encuentra en el corazón de este espacio protegido, abarcando tanto el Parque Nacional como el Parque Natural, con una superficie total de unas 122.000 hectáreas, de las cuales algo menos de la mitad pertenecen al parque nacional y el resto al parque natural. Por lo tanto, el acceso a un tramo de esta maravillosa playa está restringido para preservar su estado natural, asegurando así su carácter virgen y salvaje. Sin embargo, fuera de los límites del parque nacional se despliegan otras playas igualmente extensas y prácticamente intactas, como la Playa de Pico del Loro y Cuesta Maneli, que ofrecen espectáculos naturales impresionantes y aguas apacibles perfectas para el baño.
Aparte de su belleza natural, la zona también atesora historia, con la presencia de tres torres almenaras del siglo XVI que si antaño se utilizaron para defender la costa de las incursiones de los piratas berberiscos, hoy son refugio para los halcones peregrinos. La fauna local también incluye otras aves como correlimos, milanos o avocetas, aunque también podemos encontrarnos con algunas sorpresas. Así, un dato curioso es la presencia ocasional de ciervos, zorros y jabalíes en la playa, los primeros patrullando la orilla en busca de restos marinos y los segundos apareciendo después de mareas abundantes o temporales para alimentarse de almejas o brotes de caña depositados en la playa.
Aunque, como explicábamos, el acceso a la Playa de Doñana está limitado debido a su carácter salvaje y la necesidad de proteger la flora y fauna del parque nacional. En ocasiones, se puede acceder a través del Camping Doñana Playa, aunque no siempre es posible. Para llegar, se puede tomar un desvío en la A-494 con indicación a Pico del Loro, donde hay un aparcamiento desde el cual se inicia un sendero de tierra que conduce a la playa.
