COACHING EJECUTIVO Y EMPRESARIAL
'Líder-ate'
¿Eres jefe o eres líder? ¿Eres el que ordena o el que baja a la arena? ¿Tienes empleados o tienes equipo? ¿Creas tensiones o inspiras confianza? ¿Persigues objetivos o persigues éxitos? ¿Controlas o aconsejas?En el mundo empresarial, el de las organizaciones o el de las instituciones, el trabajo se organiza en función de una jerarquía; puestos que se acomodan en un organigrama para garantizar que todo encaje.

Pero realmente no son las normas dictadas, los manuales de empleados, de Responsabilidad Social Corporativa, de organización o de misión y valores lo que hace que una empresa funcione. Lo que garantiza el éxito es el capital humano; un grupo de personas que necesita un guía, un referente que los convierta en equipo. Y esa figura es el líder.

Para pasar de ser jefe a ser líder el primer paso es autoexplorarse, hacer autocrítica y saber cuáles son los puntos fuertes. No podemos crear esa figura de referencia en nuestra empresa partiendo de un concepto equivocado o potenciando rasgos de personalidad que no nos definen. Todos los líderes tienen cualidades comunes pero es un error creer que todos tienen que tener el mismo perfil. Nuestra imagen como guía del equipo tiene que ser una prolongación de la propia persona; una extensión de lo que somos en realidad aplicado al ámbito empresarial.
La imagen que creamos es el resultado de un proceso de conocimiento propio en el que tomamos consciencia de esas habilidades y esas cualidades; definimos aquello que nos hace exclusivos, lo que hacemos realmente bien y lo potenciamos para definir la personalidad del futuro líder. No podemos gestionar equipos con una imagen falsa, con apariencias artificiales porque al final máscaras acaban cayendo, el maquillaje se diluye y, en ese momento, perdemos lo más importante: la confianza.
Para ello necesitamos una escucha activa, tenemos que conocernos y descubrir nuevos talentos, nuevos caminos a través de preguntas clave que activen nuestros mecanismos de la motivación y del empoderamiento. Porque sólo quien se conoce, se valora y confía en sí mismo puede ser un líder, valorando y confiando en los demás. Esa figura busca el talento en cada uno de sus compañeros; y sabe hacerlo porque antes lo hace consigo. El coaching precisamente ayuda al ejecutivo, al empresario en este camino convirtiéndolo en una experiencia transformadora. Resolver conflictos, definir estrategias, conducir una negociación, gestionar equipos, mejorar resultados; todo tiene un eje común que pasa, inexorablemente, por ese empoderamiento, por valorarse a uno mismo y valorar a los demás. Como dice el escritor estadounidense especialista en gestión empresarial, Tom Peters, los líderes no crean seguidores, crean más líderes.

El coaching ayuda al ejecutivo precisamente a descubrir el camino y compartirlo, a enseñarlo a los demás. Le sirve de soporte para crecerse, cambiar, hacerse mejor y, así, engrandecer también a las personas que tiene a su alrededor. Saber gestionar las crisis para convertirlas en oportunidad. Aprender de uno mismo y de su entorno. Ser alguien que inspire a los demás, impulsándolos a soñar, brindando la oportunidad de crecer y de aprender tras las equivocaciones. Porque la clave del éxito no es de una persona sino de un equipo, de la suma de talentos que siguen al líder no por obligación sino por convencimiento. Se trata de sacar lo mejor de cada uno de nosotros. El líder aplica siempre esa lección: hacer más grandes a los que le rodean.