TRIBUNA

Maestros y aprendices: Tutorizar es saludable

Hace pocos días Azucena, Javier, Omar y Andrés han finalizado su periodo de prácticas en la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Huelva. Ellos estudian en la Universidad de Huelva Tercero de Educación Social, y a través del convenio entre ambas instituciones hemos tenido la suerte de conocerles y guiarles en su practicum. Llevo quince años tutorizando alumnos de diferentes niveles formativos, me gusta esta labor y soy un convencido de la importancia que tiene esta tarea, en el proceso educativo de una persona y en la sociedad misma.

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Al fin y al cabo, las tareas de tutorización que se plantean a día de hoy tienen cierto parecido con otras similares que se han dado en la Historia. A nivel práctico durante mucho tiempo ha estado presente en los prolegómenos de un futuro trabajo, la figura del 'aprendiz', el que aprende algún arte u oficio. Antiguamente cada gremio tenía sus reglas para el aprendizaje de la profesión, y una de ellas era permanecer junto al 'Maestro' un largo espacio de tiempo conociendo los detalles del oficio.

Hoy en día, desgraciadamente, no todos los maestros' quieren autorizar al aprendiz. Conozco casos en los que se evita de cualquier forma tener que pasar por ahí, o incluso, aun no siendo los tutores, mostrar una actitud negativa ante los alumnos, con una falta manifiesta de colaboración. Algunos esgrimen razones como que no se tiene tiempo suficiente, que es una responsabilidad más entre las muchas que posee su trabajo, etc, etc. También en otros casos, inicialmente se asume la responsabilidad de dicha tutorización, pero en la práctica, no es efectiva, quedando el alumno en tierra de nadie. 

Por otra parte entiendo que la crisis en muchos sectores ha generado desmotivación, peores condiciones laborales,  y una serie de condicionantes que hace más difícil la tarea que defiendo en este artículo. Pero muchos de los  profesionales que son reticentes, disfrutan de una situación que sí les permite lleva a cabo esta labor. Ellos también tienen hijos realizando estudios universitarios, y tarde o temprano estarán obligados a desarrollar un practicum. Supongo que a todos los padres nos  agrada que traten bien a nuestros hijos, sea en el ámbito que sea, y más, en uno en el que asientan parte de su formación como profesional en ciernes.

En tiempos como los que corren, no debiéramos olvidar que la solidaridad y la generosidad  son cualidades que se hacen más necesarias  que nunca. Y precisamente teniendo este país como tiene una tasa de paro juvenil tan alta, todos los que tenemos la opción de ayudar, debemos hacer un esfuerzo en colaborar en el aprendizaje de aquellos que en el futuro se incorporarán al mercado laboral, al igual que ocurrió con nosotros. Nuestro apoyo es necesario para dar a conocer la realidad de sus futuras profesiones, que como sabemos en muchas ocasiones, se encuentra algo distanciada de los planes de estudio.

En mi caso me siento muy satisfecho con mi última experiencia en este ámbito. Al leer las memorias que me han entregado mis alumnos percibo cómo han captado la capacidad que posee el deporte para socializar, para integrar, para educar. Tutorizar es una actividad saludable y gratificante, durante la cual, no sólo aprende el aprendiz, también lo hace el maestro.

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