TRIBUNA
La continuidad de Alberto Gallego
Objetivo cumplido. Y con creces. He venido manifestando durante todo este tiempo que esta temporada solo valía subir y que no hacerlo como campeón de grupo hubiera sido un auténtico fracaso.
Me daba igual jugando bien, mal o regular. Había que subir por lo civil o por lo criminal. Y se ha conseguido, así que mis felicitaciones desde estas líneas tanto a Consejo de Administración, dirección deportiva, cuerpo técnico y jugadores. No por obligado, ha resultado fácil, y más con los números que lo ha hecho este año el Recreativo, que no olvidemos nunca, es lo único objetivo en el mundo del fútbol.
Ahora bien, con la exitosa campaña que ha realizado el equipo albiazul, sería incomprensible e irracional cuestionarse la continuidad de su entrenador. Cualquier club que haya conseguido los resultados que ha obtenido el nuestro, no tendría ninguna duda en darle continuidad al proyecto. O eso dice el 90% de los casos. Pero me temo que esta vez, en lo que a nosotros nos compete, estamos ante ese 10% restante.
Puede ser que una gran mayoría de la masa social del club no conociera lo que ha acontecido este año en el vestuario a nivel de convivencia. Y por la información a grandes rasgos que he podido manejar, ha sido un año muy duro en ese sentido. La relación de Alberto Gallego con parte del cuerpo técnico y algunos miembros de la plantilla, ha resultado cuanto menos complicada.
No me gustaría estar en este momento en la situación del Consejo de Administración y de la dirección deportiva. Decidan lo que decidan respecto a la continuidad del entrenador, seguro que la misma generará división y polémica. Lo que si le pido a las personas que tengan la responsabilidad de decidir, es que su elección sea con la mayor convicción y determinación posible. Ante la situación que nos encontramos, no vale una decisión a medias. Si se decide por la continuidad de Gallego, que sea por la total confianza que existe en su trabajo y en su forma de entender y ver el fútbol, no por una simple cuestión de popularidad. Todavía recuerdo como se renovó a Zambrano la última temporada de Primera División y el resultado de aquel año, todo el mundo lo sabemos. Si por el contrario, la decisión es prescindir de sus servicios, que venga motivada por ser lo mejor para el club y no por rencillas personales. Vuelvo a insistir, papeleta la que tiene el Consejo y dirección deportiva. No me quiero imaginar que se decante por la salida de Gallego y perder los dos primeros partidos la temporada que viene. Ya tendríamos el lío montado; o apostar por su continuidad y cesarlo si los primeros resultados no son favorables. Decisión harta complicada y difícil.
En cuanto a mi valoración personal, mis sensaciones son que a día de hoy la decisión está tomada y no es otra que la salida del técnico. Lo único que haría posible la continuidad del entrenador sería por mandato expreso de la propiedad (no olvidemos el carácter político del club; elecciones y tal…). Si yo ostentase la potestad de decidir, tengo claro que lo ocurrido este año dentro del vestuario no puede volver a suceder. No tengo ni idea qué parte ha tenido mayor cuota de responsabilidad, pero creo que la situación ha llegado a un punto de “no retorno”, por lo que lo mejor para la entidad es que salgan todos, tanto primer y segundo entrenador por una parte, como preparador físico, analistas y entrenador de porteros por la otra. Se dice que “muerto el perro, se acabó la rabia”. Pues eso. El club por encima de todo y de todos.
Manuel Obel
Socio del Recreativo de Huelva
