educación
El hartazgo del IES Fuentepiña tras 10 años esperando al menos un ventilador
Un grupo de profesores lanza un escrito avalado con firmas para exigir «soluciones reales» ante las altas temperaturas que soporta docentes y alumnos y se preparan para realizar medidas de protesta
En alguna de las aulas se alcanza con facilidad los 30 grados, cuando el máximo por ley es de 27, lo que causa cansancio, sofocos y dolores de cabeza
La dirección del centro no tiene medios para adquirir aunque sea un ventilador y su esperanza es una lista de espera de la Delegación que hasta ahora no responde
Los alumnos ya pueden marcharse del colegio a las 12.00 horas en los días de calor extremo
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Si lo que pasa en el IES Fuentepiña de Huelva capital fuera una obra de teatro sería 'Esperando a Godot'. En su argumento dos vagabundos esperan en un camino a un tal Godot, que no vendrá hoy «pero mañana seguro que sí». En el caso del centro de educación onubense llevan una década esperando poder contar con algún aparato que ayude a combatir las altas temperaturas que se registran en su edificio, sin respuesta efectiva de las autoridades.
El IES Fuentepiña no tiene sistemas de bioclimatización para combatir el calor. No los tiene ahora ni nunca los tuvo. Ha comenzado el curso 2023-24 en el centro y el profesorado y alumnado vuelve a sufrir los rigores de las altas temperaturas. Octubre ha entrado en el calendario con más cara de verano que de otoño y la situación no cambia.
Se supera el máximo establecido por ley
Desde segunda hora se supera el máximo establecido por ley de 27 grados. Tras una semana con temperaturas de hasta 30,2 grados en un aula con orientación oeste, una parte del claustro de profesores respaldan con sus firmas un escrito de queja con el que exigen «soluciones reales».
En situaciones así la Consejería de Educación ya estableció a finales del pasado curso un protocolo que permitía que los padres y madres de los alumnos recogieran a sus hijos a cierta hora de la mañana si se sobrepasaba una temperaturas máximas establecidas. Una medida que los docentes consideran desigual y que va contra el derecho de los jóvenes a la educación.
La dirección del centro ha esgrimido en más de una ocasión que la situación económica no es buena y ni siquiera da para comprar un ventilador. El IES Fuentepiña, que no es el único con este problema, está en una lista de de espera para que la Delegación o la Consejería de Educación les aporte estos aparatos tan deseados. Ahí ha venido residiendo su esperanza, pero el caso es que hasta ahora no ha llegado su turno.
«Algunos centros cuentan ya con aparatos de aire acondicionado o ventiladores en sus aulas, pero en nuestro centro, no contamos ni siquiera con toldos o cortinas que permitan en las aulas pares poder abrir las ventanas para que entre la luz natural y algo de aire», se lamenta en el escrito, donde se asegura que «el problema existía e iría a más con el cambio climático, como efectivamente está siendo».
Las menos calurosas son las aulas de la orientación oeste y por ello siempre que hay alguna clase libre en esa zona se producen continuos traslados. «En estos días hemos llegado a coincidir varios profesores buscando un aula más fresca y no vemos en la tesitura de cedernos el paso para utilizarla», indica una profesora a Huelva24.com
Termómetros y clases en el patio
Termómetro en mano han venido comprobando que se supera reiterativamente la temperatura permitida. Los grados varían en función de la hora del día, la orientación del aula y el número de alumnos. De este modo a las 10.05 horas de la mañana el termómetro marcaba 27,8 grados en un aula orientación este con 25 alumnos. A las 2.00 horas, la temperatura era 29,8 en un aula orientación este, con 24 alumnos. A las 12.45 subía hasta los 30,2 con 32 alumnos en una sala de la zona oeste, mientras que ese mismo lado, a las 13.45 horas, la temperatura era de 28,1 con 17 estudiantes.
Otros docentes están optando por bajar al patio cuando la situación es «insostenible» o bien salen para terminar allí la clase. En el caso de esta profesora lo hace «como medida individual de protesta», que ha puesto en conocimiento de la dirección del centro previamente. «Dar clases en el patio a 37 alumnos que llego a tener en una de mis clases es claramente imposible, no hay dónde sentarse y es inviable», comenta.
Considera que tras hacer público el escrito y el respaldo alcanzado, es necesario «dar un paso más» y movilizarse. Los alumnos conocen el escrito, también la dirección del centro y se llevará también al consejo escolar. «Nuestro interés está puesto en la movilización de las familias, que tienen un papel fundamental a la hora de exigir soluciones a los problemas que se plantean en un centro escolar», resalta.
También detalla que este problema lamentablemente lo sufren otros centros que están «en estas circunstancias» y que «la responsabilidad es de la Delegación de Educación» y no tanto de las direcciones de los centros, que tienen «poca o ninguna posibilidad de ofrecer una solución».
Escrito de queja
El escrito de queja es el siguiente y se titula 'Bioclimatización de los centros escolares':
Imaginemos por un momento que acudimos al hospital, a una oficina o a un supermercado en plena ola de calor y nos encontramos con que estos lugares no cuentan con el sistema de climatización exigido por la ley.
¿Por qué no velamos por el derecho a una educación en condiciones dignas para todo nuestro alumnado?
Si tuviéramos que estar varios días en ese hospital recuperándonos de alguna enfermedad pudiera ser que nos planteáramos poner una reclamación conjunta con el resto de hospitalizados.
¿Por qué no usamos la misma lógica cuando se trata de nuestro trabajo? ¿Por qué no informamos a nuestro alumnado y sus familias de que dicha normativa se incumple constantemente en nuestro centro y en el 80% de los colegios e institutos públicos de Andalucía? ¿Por qué toleramos que derechos laborales básicos se vulneren a costa de nuestra salud? ¿Por qué no velamos por el derecho a una educación en condiciones dignas para todo nuestro alumnado?
«Todos estamos volviendo a casa estas semanas exhaustos, encontrándonos mal y frustrados por no poder realizar nuestro trabajo en condiciones normales»
Todos estamos volviendo a casa estas semanas exhaustos, encontrándonos mal y frustrados por no poder realizar nuestro trabajo en condiciones normales. Lo mismo vivimos a finales de curso, momento en el que la Consejería propuso la puesta en marcha de un protocolo que permitía que los padres y madres de los alumnos recogieran a sus hijos a cierta hora de la mañana si se sobrepasaba una temperaturas máximas establecidas, medida que claramente genera un sesgo entre los alumnos que tienen esa posibilidad y los que no y que además, vulnera claramente su derecho a la educación.
«Este problema no es nuevo pero, lo más importante, es no solo que no va a cambiar sino que cada vez será más grave»
Lamentablemente, sabemos que este problema no es nuevo pero, lo más importante, es no solo que no va a cambiar sino que cada vez será más grave puesto que las olas de calor serán más intensas y duraderas en los años venideros.
Todos sufrimos el problema en mayor o menos medida, pues es cierto que muchos de nosotros optamos por cambiarnos a un aula que esté vacía y sea más fresca o damos clases en las aulas impares, por ejemplo. Pero todo esto no dejan de ser circunstancias individuales y «parches» que no solucionan el problema y que, incluso, nos aliena de verlo como un problema común de toda la comunidad educativa.
Por ello, urge que nos planteemos, como docentes de la educación pública que desde las direcciones de los centros, en la medida de lo posible, pero, sobre todo, desde el gobierno de la Comunidad se nos ofrezcan soluciones reales y efectivas para hacer frente a este problema. Algunos centros cuentan ya con aparatos de aire acondicionado o ventiladores en sus aulas, pero en nuestro centro, no contamos ni siquiera con toldos o cortinas que permitan en las aulas pares poder abrir las ventanas para que entre la luz natural y algo de aire. En muchas de esas aulas hay, además, más de 30 alumnos y en las últimas horas de la mañana la situación es insostenible.
Algunos alumnos se encuentran mal y deciden llamar a casa para que sus padres vengan a por ellos, pero esa es también una alternativa individualista y que vulnera sus derechos. Muchos profesores se ven afectados especialmente por el calor por cualquier motivo, y estar expuestos a estas condiciones laborales puede llegar a acarrearles problemas de salud que no deberíamos permitir bajo ningún concepto que se dieran.
No estamos exigiendo nada nuevo, pero quizás sea el momento de dar un paso más. No estamos exigiendo nada fuera de sentido común.
Solo queremos trabajar en condiciones dignas y que nuestro alumnado reciba la mejor enseñanza posible.