LA HUELVA CHOQUERA Y TABERNERA
El Macareno
Aquí tienen la historia de una taberna del centro, pero que era de barrio, de pueblo. Con todo el sabor que ello representa. Con ustedes la taberna El Macareno
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Hoy es día para recordar entre amigos y amigas. 'Huelva choquera y tabernera', en sus dos tomos (editorial Niebla, 2021 y 2024), tiene la feliz característica de ser una creación colectiva, en la que cualquier ser de luz ha podido dejar su impronta y hacernos el regalazo de sus historias de bar y tasca. A veces con el aroma del serrín recién esparcido.
Yo sigo recibiendo la generosidad de testigos a ambos lados de la barra. La chispa y la picaresca, la emoción y la nostalgia, la autenticidad y el compromiso. Y eso también tiene lugar entre las páginas virtuales de este Huelva24 que nos acoge entre sus brazos periodísticos.
Este jueves pasado tuve la enorme fortuna de compartir con un grupo de incondicionales una charla coloquio, 'La Puntumbría canalla de los 80 & 90. Bares, tabernas, garitos y chiringuitos'. Prometo que para el otoño tendrán frente a sus ojos esas historias, tan entrañables como rocambolescas, que sobre las arenas del Mosquito se vertieron con risas y alguna que otra pupila humedecida.
De momento hoy tienen en su móvil la historia de una taberna del Centro, pero que era de barrio, de pueblo. Con todo el sabor que ello representa. Con ustedes la taberna El Macareno.
Escrito por María del Mar Coronel Muñoz, en base a recuerdos suyos y de su hermana María Teresa:
La casa de todo Bonares
Mis padres, Rufino y Teresa, iniciaron su matrimonio en la taberna 'El Macareno'. Ambos regentaban dicho establecimiento, al tiempo que habitaban en la vivienda situada en la parte trasera del local.
Mis primeros recuerdos son los de mis carreras con un tacataca por un patio donde mi madre hacía las tapas. Como tenía la cocina al lado, allí se montaban los platillos con las viandas que ofrecían gratis con las bebidas. Según la temporada, solían ser patatas aliñadas, altramuces, aceitunas machacadas, avellanas, potaje de garbanzos, caracoles o habas enzapatadas.



Continúo evocando mi niñez y recuerdo cómo jugaba con un gato al que pusimos de nombre Simago, pues ese comercio abría por esos días y era una novedad.
Por conversaciones familiares, sé que la taberna era más que un lugar donde recrearse tomando un aperitivo en el descanso laboral. También era el sitio donde conseguir el jornal del día, descargando en el puerto o faenando en algún barco donde faltaban ese día marineros, etc…. Para todo ello la taberna Macareno era un punto de encuentro.
Además, venían chavales del pueblo (Bonares), que procedían de familias numerosas y humildes, con la idea de instalarse en la ciudad y aprender un oficio. Hacían de recaderos y ayudaban en el bar. Pero también aprendían a desenvolverse en el mundo laboral. Incluso aprendían a leer y escribir en un salón que había en la parte posterior de la barra del bar. Este lugar era, a su vez, donde muchos parroquianos se reunían para charlas taurinas, alrededor de los guisos de mi madre: revoltillos con tomate, garbanzos con bacalao o rape con patatas. La salita funcionaba como un reservado para reuniones.
No puedo dejar de nombrar los juegos con mi hermana con los sacos de serrín. Existía una costumbre en las tabernas consistente en esparcir el serrín por el suelo limpio y húmedo. Esto facilitaba el barrido del mismo, pues se solían arrojar al suelo los restos de las avellanas, de los altramuces y cualquier otro desecho.
Otra labor era hacer de punto de recogida de enseres. El cosario (1) venía del pueblo a diario y dejaba paquetes que luego pasaban a recoger sus destinatarios. Los familiares del pueblo mandaban a Huelva productos del campo y de las matanzas. También éramos sala de espera de quien venía al médico y no era aún la hora de la cita.



La conexión con Bonares consistía sólo en una camioneta (autobús) que venía a Huelva por la mañana y otra de vuelta por la tarde. En consecuencia, no era raro convivir con conocidos del pueblo que comían con nosotros.
La taberna se constituía, además de como medio de vida, en sala de espera, agencia de empleo, escuela de adultos y aprendizaje laboral
El horario de apertura era muy amplio. Se abría a las seis de la mañana, para iniciar las rondas de aguardiente y coñac de los primeros obreros. Y no se cerraba hasta las diez o las once de la noche. Por todo ello, la taberna se constituía, además de como medio de vida, en sala de espera, agencia de empleo, escuela de adultos y aprendizaje laboral.
A mi mente viene también la imagen del exterior de la taberna. Lo primero que veía era al guardia de tráfico en el cruce de las calles San José y Puerto.
Las relaciones con los comercios cercanos eran casi familiares; recuerdo la encajería de Encarnita, la zapatería Rumbo, o la tienda de El Tele.
Tengo que agradecer la generosidad de tanta gente que, como María del Mar, nos regalan sus recuerdos para que ya, sin lugar a dudas, se conviertan en patrimonio de todas y todos.
Notas al pie
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(1) Recadero o mensajero que conducía personas o mercancías de un lugar a otro.
La sección 'La Huelva Choquera y Tabernera' se toma un descanso hasta el mes de septiembre, en el que regresará con más historias interesantes.