INDESINENTER

Regalo navideño de Francisco

No entiendo más unión homosexual que la civil, que fue aprobada para regular -y justo es-, ciertas condiciones y derechos para los matrimonios igualitarios

El Papa permite bendecir a parejas de homosexuales y de divorciados

Órdago al arzobispo de Colonia: organizan una bendición de parejas homosexuales a las puertas de la catedral

Cardenales ante el Papa en el Vaticano ABC

JAVIER BERRIO

Francisco, obispo de Roma y ocupante de la silla petrina, padece el mismo mal que aqueja a todos los adeptos a la agenda 20-30: atesora la idea perversa, no ya solo de defender lo inconveniente (está en su derecho), sino de convertirlo en ley universal que todos han de acatar tal como verdad revelada, inspiración mesiánica u ofrenda enceguecida ante la diosa Razón.

En 2021, la Congregación para la Doctrina de la Fe, contestó, con conocimiento de Bergoglio, al ad dubium formulado en cuanto a las bendiciones de parejas entre hombres o entre mujeres que venían celebrando las diócesis alemanas y otras de su entorno. En dicha respuesta, el hoy Dicasterio (ministerio vaticano), se pronunció, entre otras, con las siguientes palabras: «Por los anteriores motivos la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada licita». Esta declaración no perjudica de ninguna manera la consideración humana y cristiana que la Iglesia tiene de cada persona. Tanto es así que la respuesta al ad dubium, «no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial».

No cabe duda de que el deseo de la Iglesia Católica en aquel momento era dejar claro que, las uniones civiles o de hecho de homosexuales, no podían ser bendecidas por cuanto persistía la misma «verdad» de base: el matrimonio solo es viable entre hombre y mujer por cuanto es sacramento abierto a la vida. No obstante, hace unos días, en este mismo mes navideño y meses después y después de la celebración de la primera parte del Sínodo de la Sinodalidad en octubre, Francisco, al igual que los totalitarios españoles respecto de la amnistía a delincuentes, ha cambiado de opinión. Ahora sí ve bien que se bendiga a los miembros de la pareja y, como la bendición es en función de que ambos son miembros de dicha unión, por muy medida y ambigua que quiera ser la declaración, el resultado final es que se bendice a la unión misma. Como es natural y conociendo la ambigüedad calculada del argentino y del actual prefecto del Dicasterio, el también argentino Víctor Manuel Fernández, está claro que el último pronunciamiento anuncia la futura celebración de uniones sacramentales de homosexuales dentro de la iglesia.

El argentino Bergoglio está suspendiendo a cuantos dentro de la iglesia levantan la voz contra sus opiniones y osan poner en duda el contenido de sus encíclicas y documentos, únicas fuentes de referencia utilizada hoy en el Vaticano. Ni pronunciamientos de los Padres de la Iglesia, ni santos, ni doctores de la iglesia; ni Sagradas Escrituras ni encíclicas de los papas, incluido el último y abdicado Benedicto XVI. En el Estado Vaticano se ha pasado del Sola Scriptura de Lutero -personaje por el que el argentino manifiesta una especial devoción-, al «solo la palabra de Jorge Mario Bergoglio».

La madurez, la experiencia y algo de sabiduría, me llevan a cuestionar hoy el matrimonio o la bendición de parejas del mismo sexo –ni pastoral ni sacramentalmente– por el temperamento de los homosexuales en general. El compromiso es laxo, las parejas terminan siendo abiertas o llenas de cornucopias y los niños crecerían –en caso de permitirse la adopción–, en familias muchas veces desestructuradas. Por lo demás, Bergoglio juega a la confusión general del papel de los individuos tal como lo hace con la fe de su iglesia y de la misma manera que se está llevando a cabo desde las élites de la agenda de la que ya hablamos más arriba. El Estado controla y los individuos, subvencionados, aclaman al líder carismático; y otros, con faldones, ponen la alfombra roja al Anticristo o al falso profeta, todo según el Apocalipsis de los probos cristianos. No entiendo más unión homosexual que la civil, que fue aprobada para regular -y justo es-, ciertas condiciones y derechos para los matrimonios igualitarios, como son los fiscales y el derecho de herencia. Por lo demás, a no ser que sean iglesias ya permisivas, no comprendo las componendas de los dos argentinos para disimular la bendición de las parejas. Que Dios nos guarde de este mal en extensión y vuelva el respeto al que piensa diferente.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación