INVISIBLE, PERIODISMO VISIBLE

Una libertad de prensa, muy tocada

Parece que tuvo que llegar la diva valiente y poderosa en formato eurovisivo para mover el avispero y provocar la reacción de parte de la clase política

Narrativas regenerativas frente al cambio climático

¿Dónde está el poder?

No sin ellas

Mosaico con cartulinas de la bandera de Palestina en una concentración en Huelva H24
Óscar Toro

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Me gusta releer lo que guardo en mi biblioteca. En la revista 5W de agosto del 2023 encuentro una charla entre los periodistas Mikel Ayestaran (Beasáin, Guipúzcoa, 1975) y Ramón Lobo (Lagunillas, Venezuela, 1955; Madrid, España, 2023) conversando de periodismo en las coberturas de guerra. Posiblemente, una de las últimas de Lobo, quien fue corresponsal en la época dorada de El País y terminó como freelance por esa incomprensible práctica empresarial de no valorar la edad y la experiencia, incluso a riesgo de perder el medio la calidad y originalidad que suponía la firma de Ramón frente a la mediocridad o inexperiencia de un becario o dos. Lamentablemente vemos, en demasiadas ocasiones, cómo determinados números son más importantes que el producto y la satisfacción de lectores o públicos. Pero esto sería otro artículo.

En esa conversación, que animo a que busquéis y leáis, el periodista curtido en conflictos por todo el mundo como Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Haití, Ruanda, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Uganda, Congo, Zimbabue, Namibia y Filipinas decía, «siempre intento buscar algo de esperanza, aunque sea una pequeña ventana para respirar. Historias de gente que lucha. Si trabajas con las víctimas, también hay un límite: no debes escribir una historia victimista, porque pierde fuerza. Necesitas distancia, y que el lector sea quien decida. Es muy importante que el relato tenga el prestigio de la distancia. Puedes llamarlo honestidad. La objetividad no existe porque somos subjetivos, somos consecuencia de nuestras lecturas y de nuestras experiencias. Tenemos un punto de vista».

La reflexión me atraviesa en el marzo que anualmente celebra el Día de la Libertad de Prensa pensando en los periodistas y gráficos que llevan desde el 7 de octubre del 2024 informando de lo que, a mi juicio, es, sin paliativos, el genocidio del gobierno de Israel hacia el pueblo palestino. Sin embargo, parece que tuvo que llegar la diva valiente y poderosa en formato eurovisivo para mover el avispero y provocar la reacción de parte de la clase política, frente a otra que busca la justificación del silencio en quién lanzó la primera piedra. 

Hubo que esperar a la que traía más fuerza que un huracán para que se reactivara el interés de algunos gobernantes para que sus países, la Unión Europea o la Comunidad Internacional reaccionen ante esta barbarie. Tengo la sensación que la polémica del televoto ha sido más efectiva para captar la atención sobre los 50.000 muertos palestinos que las crónicas que contaban como la artillería israelí con sus balas, misiles y bombas, así como el férreo bloqueo de alimentos y medicinas están acabando con la población. Entre esos muertos también hay periodistas. Profesionales que arriesgaron su vida para contar una historia. Para dar visibilidad al horror, y que hubiera una respuesta internacional para parar, de una vez, esta violencia.

Porque esta guerra, sin paños calientes, y desde mi subjetividad, está suponiendo una vulnerabilidad del derecho internacional. Y sí, Sra. Ayuso, se puede ser tajante exigiendo el fin de la misma, el reparto de la ayuda humanitaria, sanciones a Israel sin que con ello se justifique el terrorismo de Hamas. No podemos pasar por alto el comunicado de la Comisión Palestina de Detenidos y Exdetenidos en el que se denuncia que sigue habiendo más de 40 periodistas prisioneros en cárceles israelíes. Ni tan poco las declaraciones de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en el Territorio Palestino Ocupado cuando afirma que «los chalecos de prensa han pasado de ser una protección para convertirse en blancos de ataques». Ni mucho menos las palabras de António Guterres, secretario general de Nacionales Unidas, en el portal 'Mirada Global, Historias Humanas' que para celebrar el 3 de mayo publicaba, «la libertad de las personas depende de la libertad de prensa. El periodismo libre e independiente es un bien público esencial. Cuando los periodistas no pueden trabajar, todos salimos perdiendo».

THE GAZA PROJECT

Sus palabras me hacen volver a mirar el trabajo de los profesionales en Palestina y me detengo para buscar luz en las sombras en la iniciativa, integrada por más de 40 periodistas y 12 medios, Gaza Project desde la que se está investigando, entre otras acciones, el fallecimiento del joven periodista de drones, Mahmoud Isleem al-Basos o la de Hossam Shabat, de 23 años, quien trabajaba para el canal catarí Al Jazeera. La iniciativa está impulsada por Forbidden Stories, una red internacional de periodistas, única en el mundo, creada en 2017, cuya misión es dar continuidad a los trabajos de otros reporteros que han sido silenciados. Iniciativas que fortalecen el papel crucial de los medios de comunicación para poner de relieve la responsabilidad, la justicia, la igualdad y los derechos humanos.

Lobo nos invitaba a no perder la esperanza. No siempre es fácil. Así que para no caer en la desesperación vuelvo a despedirme en la distancia de mi admirado Pepe Mújica ( Montevideo, 20 de mayo de 1935-Montevideo, 13 de mayo de 2025) el guerrillero que hizo de la palabra la mejor arma posible para luchar contra las desigualdades, el que hizo de la política un espacio real de acción colectiva a favor de la justicia social y al servicio de la gente. Y busco cierto consuelo escuchándolo en su intervención al dejar su acta de senador , «en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando porque nos hace perder objetividad frente a las cosas». ¡Qué no nos invada el odio, pero tan poco dejemos que ganen tantos estúpidos empeñados en joder este mundo!

Os comparto el whatsapp de mi amigo Quini, de la asociación AYRE, quien me manda un enlace en el que un gran número de cineastas han puesto sus películas sobre Palestina a disposición en línea y de forma gratuita. Estas son algunas: El documental 'Guardián de la memoria'; El documental 'Un asiento vacío'; El documental 'El piloto de la resistencia'; El largometraje 'La sal de este mar': ; La serie 'Yo soy Jerusalén'.

INvisible, periodismo visible

  • INvisible, periodismo visible que transforma el mundo quiere ayudarnos a entender el momento actual a través de iniciativas y propuestas periodísticas que recuperan la esencia de esta profesión de contar historias para transformar realidades.

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