INvisible, periodismo visible
Narrativas regenerativas frente al cambio climático
Mi sensibilidad climática no sólo se debe a que abril, meteorológicamente, es un mes cambiante sino también a estos acontecimientos que reactivaron mis neuronas para recuperar los aprendizajes del Colaboratón climático
¿Dónde está el poder?
No sin ellas
Otra comunicación es necesaria

Tras su muerte pensé en la figura periodística de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936-Lima, 13 de abril de 2025). Vargas Llosa decía que leer un buen periódico era «la mejor manera de comenzar el día». El escritor y premio Nobel de Literatura (2010) empezó en el periodismo en los diarios peruanos La Crónica y La Industria. Tenía 16 años. En los años sesenta, trabajó para la Radio Televisión francesa (ORTF) para la que entrevistó a Jorge Luis Borges. En 1962 viajó como corresponsal a Cuba en plena crisis de los misiles, desde donde manifestó su apoyo a la revolución de Fidel Castro. La empatía revolucionaria se rompe, parece ser, cuando el régimen castrista encarceló al poeta Heberto Padilla. Su defensa de la libertad de prensa, o al menos eso es lo que él justificaba, fue el detonante de su viraje ideológico a postulados liberales y conservadores. Manifestó su apoyo al expresidente José María Aznar, y posteriormente al líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
No dejó de sorprenderme sus gestos de enorme simpatía con el negacionista del cambio climático, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. No sé lo que pensaría el nobel del cambio climático, aunque lo puedo sospechar atendiendo a sus apegos políticos. A pesar ello volví a reencontrarme con su libro 'El Hablador' (1991). Muchos críticos la han considerado una obra menor, sin embargo, para mí fue capital en una etapa londinense de tránsito entre mi recién aprobada licenciatura de Periodismo y el ahora qué del mundo laboral. El libro está narrado por dos voces. La primera, la del autor, es una muestra profunda de amistad de juventud hacia un muchacho apodado Mascarita, quien es un combativo activista defensor de la cultura social y ambiental de los indios machiguengas del Amazonas. La segunda, un narrador anónimo, el hablador, que actúa como la memoria colectiva de estos indios que evidencian el enfrentamiento de una cultura armónica con la naturaleza y enraizada a la tierra frente a la del desarrollo extractivista y expansivo de lo que se ha justificado como modernidad. Durante años regalé este libro a muchas de las personas a las que quiero.

Luego saltó, acercándome al final del libro cuando leía «la idea del equilibrio entre el hombre y la tierra, la conciencia del estrupo del medio ambiente por la cultura industrial y la tecnología moderna, la revaluación de la sabiduría del primitivo, obligado a respetar su hábitat so pena de extinción, es algo que en aquellos años, si todavía no era una moda intelectual, ya comenzaba a echar raíces por todas partes incluido el Perú», la noticia del fallecimiento del que para mí, no creyente, ha sido un papa bueno.
Nos dejó el papa Francisco a los 88 años el 21 de abril. Su cuerpo ya descansa en una tumba sencilla, como creo ha sido su estilo de pontificado, en la Basílica Santa María La Mayor de Roma. Dejé el libro y busqué en internet su encíclica 'Laudeto Sí' (2015) que lleva un subtítulo convertido en todo un alegato, en todo un posicionamiento: «el cuidado de la casa común». En ella enfatizaba la necesidad y la responsabilidad compartida de preservar el medio ambiente y fomentar la justicia social. Él, que ha ejercido de muro moral frente a muchos poderosos con discursos de odio, reconocía la existencia de la crisis climática y la responsabilidad de nuestro modelo de desarrollo basado en un capitalismo depredador. Hoy, a varios días del gran apagón en nuestro país, invitaría a esta lectura a los responsables de la estrategia de comunicación de Vox que, una vez más, aprovechan acontecimientos excepcionales para sembrar las redes de mensajes contra las renovables, la crisis climática y la Agenda 2030. ¡»Vade retro… sostenbilidad»!
Sospecho que mi sensibilidad climática no sólo se debe a que abril, meteorológicamente, es un mes cambiante sino también a estos acontecimientos que reactivaron mis neuronas para recuperar los aprendizajes de la experiencia motivadora, vivida a principios de mes, en el Colaboratón Climático organizado por BlablaLab, el laboratorio de datos, narrativas y tácticas para el clima que ha creado la fundación Hexagonal. Una propuesta de cocreación que apuesta por narrativas regenerativas que sirvan para comunicar afectivamente de manera más eficaz y así generar nuevas conexiones, ser más diversos en las audiencias y evitar la polarización sin renunciar a explicar la incidencia del cambio climático en nuestra cotidianidad. Un espacio construido desde la generosidad de REDS SDSN Spain, Provivienda y Komons, Mujer y Sociedad, Fundación Hope y el Observatorio de Salud y Cambio Climático del Ministerio de Sanidad quienes compartieron sus iniciativas, y de los participantes que nos encontramos para dialogar y proponer una comunicación del encuentro, basada en esas historias de vidas, qué como el hablador, construyen la memoria colectiva y que dan visibilidad a iniciativas que están demostrando que aún estamos a tiempo de regenerar el planeta y reconectarnos sosteniblemente.
Y sí, al igual que Vargas Llosa, creo que es fundamental leer los «buenos» periódicos. Estar informados es un derecho que nos brinda la oportunidad de ser una ciudadanía crítica con capacidad para hacer frente a los bulos que inundan las redes sociales. Y sí, coincido con el papa Francisco en la necesidad de cuidar la casa común y a los que habitamos en ella.
Y como el optimismo es contagioso, os animo a ver la serie documental Hope, Estamos a Tiempo del divulgador Javier Peña en RTVE Play. Una muestra realista de personas e iniciativas que están demostrando que el presente y el futuro es sostenible.
INvisible, periodismo visible
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