Psicosalud
¿Es de Trastorno Obsesivo Compulsivo?
Desde hace poco menos de un año está funcionando en Facebook una página que, con bastante sentido del humor, recoge experiencias que ellos clasifican como típicas de personas con TOC o, lo que es lo mismo, Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Huelva
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Como podéis ver en este ejemplo, se refieren a eso que vulgarmente conocemos como manías, de ésas que todos en algún momento podemos presentar sin que ello signifique, ni muchísimo menos, que padezcamos este grave trastorno.
No es mi intención aquí, en absoluto, criticar esta página. Muy al contrario, soy seguidora y disfruto leyendo las aportaciones que comparten en ella montones de personas; me parecen divertidas y nunca está de más echar unas risas sanas, riéndome incluso de esas ‘pequeñas manías’ que reconozco en mí misma.
Mi objetivo es, pues, dar a conocer un poco más en qué consiste el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) e intentar dejar evidencia de que, a pesar de la parodia que en un momento dado se pueda hacer sin mala intención, el TOC es en realidad un trastorno que hace sufrir, y mucho, a la persona que lo padece.
Como en cualquier tipo de trastorno, no existen dos personas que lo padezcan que sean y/o se comporten de forma completamente idéntica. Sin embargo, sí se aprecian ciertos rasgos, actitudes, conductas, pensamientos y emociones que, aunque varíen de unas a otras, podemos considerar como propios del TOC.
Las personas que sufren de TOC suelen ser muy obedientes, tanto que internalizan las normas de manera rígida, convirtiéndose en exigentes consigo mismas y con los demás hasta el punto de ejercer un control excesivo sobre todo su entorno. Se convierten en jueces y castigadores de sí mismos, y también de los demás, pero en este último caso reprimen los sentimientos de hostilidad hacia los otros.
Suelen ser personas ordenadas, perfeccionistas, trabajadoras, responsables y puntuales. Sus emociones, su creatividad y su iniciativa se quedan ahogadas bajo la presión de las normas y el deber, en detrimento de la originalidad. Se ponen como objetivos logros de alto nivel, y consiga lo que consiga, nunca están satisfechas con lo que hacen. No se perdonan a sí mismas los fallos, ni a nivel profesional ni a nivel moral.
Las personas con TOC se esfuerzan por lograr la aceptación de los otros y responden a las exigencias de los demás, mucho más si estas personas se encuentran jerárquicamente por encima. Así, se desconectan de sus verdaderos sentimientos y se convierten en personas que responden de un modo demasiado formal y rígido ante las exigencias externas.
Suelen mantener, también, una postura ambivalente. Por un lado, quieren afirmarse a sí mismas y ser autónomas, y por otro quieren conseguir la protección de los demás. Cuando se encuentran en la situación de tener que decidir, experimentan inseguridad y enfado, y siempre se pronuncian a favor de las normas. Por ello, donde mejor se sienten es en organizaciones que tienen pautas bien claras y definidas. Ante la inseguridad del entorno pueden responder mediante la acumulación de objetos o méritos, o mediante el orden, el detalle y el perfeccionismo.
En las personas que sufren de TOC, la atención suele ser estrecha, restringida y concentrada. En situaciones que les generan ansiedad se centran demasiado en los detalles, lo que les impide tener una visión global. Les cuesta muchísimo percibir el tono emocional de las relaciones interpersonales; no se relajan; no actúan con espontaneidad, empatía o impulsos afectivos.
Estas personas dan demasiada importancia a su propio punto de vista y les resulta difícil tomar en consideración el punto de vista de los demás. Esto provoca que muy a menudo no acepte la ayuda de otros ya que piensa que nadie podrá realizar bien su trabajo, con la consiguiente sobrecarga de trabajo que depositan sobre sí mismas.
Como hemos dicho más arriba, quienes padecen TOC ejercen un gran control sobre todo a su alrededor, y también sobre sí mismos. Procuran controlar sus actos y sus palabras, alejándose en ese afán de sus sentimientos y, a la vez, de los sentimientos de los demás. Por esto, aunque son educados, además de buenos compañeros, cuidadores, fieles y responsables, les resulta difícil empatizar. Sus relaciones son frías y formales, con grandes dificultades para mostrar emociones (especialmente las positivas), y se rigen principalmente por la razón.
Algunos pensamientos automáticos que pueden tener las personas con TOC, entre otros muchos son:
Quizá, llegados a este punto, esté bien aclarar que el hecho de presentar uno o algunos de estos rasgos no nos convierte en personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo. Para ser diagnosticados con TOC deben cumplirse una serie de criterios (entre ellos presentar pensamientos obsesivos y/o comportamientos compulsivos) que debería evaluar un profesional cualificado de la Psicología o la Psiquiatría.
Puede ser divertido mirar en páginas de Facebook como la que comentábamos en el primer párrafo y sentirnos identificados con los carteles que vemos en ella. No obstante, y después de todo lo expuesto (que es sólo una parte de lo que implica padecer este trastorno) creo que estaremos de acuerdo en que el TOC es algo que genera mucho sufrimiento y angustia, y por tanto debe ser tratado por profesionales para que las personas que lo padecen, algún día, también puedan reírse con este tipo de páginas una vez lo hayan superado.
Esperanza Gómez Harriero
hola@esperanzaharriero.com
@EGHarriero
Como podéis ver en este ejemplo, se refieren a eso que vulgarmente conocemos como manías, de ésas que todos en algún momento podemos presentar sin que ello signifique, ni muchísimo menos, que padezcamos este grave trastorno. No es mi intención aquí, en absoluto, criticar esta página. Muy al contrario, soy seguidora y disfruto leyendo las aportaciones que comparten en ella montones de personas; me parecen divertidas y nunca está de más echar unas risas sanas, riéndome incluso de esas ‘pequeñas manías’ que reconozco en mí misma. Mi objetivo es, pues, dar a conocer un poco más en qué consiste el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) e intentar dejar evidencia de que, a pesar de la parodia que en un momento dado se pueda hacer sin mala intención, el TOC es en realidad un trastorno que hace sufrir, y mucho, a la persona que lo padece. Como en cualquier tipo de trastorno, no existen dos personas que lo padezcan que sean y/o se comporten de forma completamente idéntica. Sin embargo, sí se aprecian ciertos rasgos, actitudes, conductas, pensamientos y emociones que, aunque varíen de unas a otras, podemos considerar como propios del TOC. Las personas que sufren de TOC suelen ser muy obedientes, tanto que internalizan las normas de manera rígida, convirtiéndose en exigentes consigo mismas y con los demás hasta el punto de ejercer un control excesivo sobre todo su entorno. Se convierten en jueces y castigadores de sí mismos, y también de los demás, pero en este último caso reprimen los sentimientos de hostilidad hacia los otros. Suelen ser personas ordenadas, perfeccionistas, trabajadoras, responsables y puntuales. Sus emociones, su creatividad y su iniciativa se quedan ahogadas bajo la presión de las normas y el deber, en detrimento de la originalidad. Se ponen como objetivos logros de alto nivel, y consiga lo que consiga, nunca están satisfechas con lo que hacen. No se perdonan a sí mismas los fallos, ni a nivel profesional ni a nivel moral. Las personas con TOC se esfuerzan por lograr la aceptación de los otros y responden a las exigencias de los demás, mucho más si estas personas se encuentran jerárquicamente por encima. Así, se desconectan de sus verdaderos sentimientos y se convierten en personas que responden de un modo demasiado formal y rígido ante las exigencias externas. Suelen mantener, también, una postura ambivalente. Por un lado, quieren afirmarse a sí mismas y ser autónomas, y por otro quieren conseguir la protección de los demás. Cuando se encuentran en la situación de tener que decidir, experimentan inseguridad y enfado, y siempre se pronuncian a favor de las normas. Por ello, donde mejor se sienten es en organizaciones que tienen pautas bien claras y definidas. Ante la inseguridad del entorno pueden responder mediante la acumulación de objetos o méritos, o mediante el orden, el detalle y el perfeccionismo. En las personas que sufren de TOC, la atención suele ser estrecha, restringida y concentrada. En situaciones que les generan ansiedad se centran demasiado en los detalles, lo que les impide tener una visión global. Les cuesta muchísimo percibir el tono emocional de las relaciones interpersonales; no se relajan; no actúan con espontaneidad, empatía o impulsos afectivos. Estas personas dan demasiada importancia a su propio punto de vista y les resulta difícil tomar en consideración el punto de vista de los demás. Esto provoca que muy a menudo no acepte la ayuda de otros ya que piensa que nadie podrá realizar bien su trabajo, con la consiguiente sobrecarga de trabajo que depositan sobre sí mismas. Como hemos dicho más arriba, quienes padecen TOC ejercen un gran control sobre todo a su alrededor, y también sobre sí mismos. Procuran controlar sus actos y sus palabras, alejándose en ese afán de sus sentimientos y, a la vez, de los sentimientos de los demás. Por esto, aunque son educados, además de buenos compañeros, cuidadores, fieles y responsables, les resulta difícil empatizar. Sus relaciones son frías y formales, con grandes dificultades para mostrar emociones (especialmente las positivas), y se rigen principalmente por la razón. Algunos pensamientos automáticos que pueden tener las personas con TOC, entre otros muchos son:“Tengo que hacer el trabajo perfectamente”.t“Debo repetir este trabajo para estar seguro de que lo he hecho bien”.t“Para ser valioso no me puedo equivocar nunca”.t“Equivocarse es fracasar”.t“Soy responsable de mí mismo y de los demás”.t“Yo ya sé lo que está bien”.t“Si no lo hago yo, nadie lo hará bien”.t“Perder el control es algo peligroso e insoportable”.t“Tendrá que estar haciendo algo de provecho”.t“Tengo que controlar completamente mis emociones”.t Quizá, llegados a este punto, esté bien aclarar que el hecho de presentar uno o algunos de estos rasgos no nos convierte en personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo. Para ser diagnosticados con TOC deben cumplirse una serie de criterios (entre ellos presentar pensamientos obsesivos y/o comportamientos compulsivos) que debería evaluar un profesional cualificado de la Psicología o la Psiquiatría. Puede ser divertido mirar en páginas de Facebook como la que comentábamos en el primer párrafo y sentirnos identificados con los carteles que vemos en ella. No obstante, y después de todo lo expuesto (que es sólo una parte de lo que implica padecer este trastorno) creo que estaremos de acuerdo en que el TOC es algo que genera mucho sufrimiento y angustia, y por tanto debe ser tratado por profesionales para que las personas que lo padecen, algún día, también puedan reírse con este tipo de páginas una vez lo hayan superado. Esperanza Gómez Harrierohola@esperanzaharriero.com@EGHarrierohttps://www.facebook.com/HarrieroPsicoterapiaswww.esperanzaharriero.com
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