el hombre que nunca existió

'Operación Carne Picada': 80 años desde que Huelva fue protagonista en la II Guerra Mundial

El 30 de abril de 1943 apareció flotando en la costa onubense el cadáver de un supuesto soldado inglés

La documentación falsa que portaba permitió a los aliados abrir un frente en el sur de Europa sin apenas víctimas

Parte de la documentación que portaba William Martin en el momento de su hallazgo

María Carmona

Huelva

La figura de William Martin, conocido como el hombre que nunca existió, ha estado siempre muy presente en la vida de Leopoldo Sánchez Pallarés. Forma parte de su imaginario desde que tiene uso de razón como una de las historias recurrentes de las que le hablaba su padre, que fue linotipista en el diario Odiel de Huelva. Fallecido éste hace seis años, un día limpiando su tumba, al ir en busca de un contenedor, se percató sorprendido de que él, que tanto le había hablado de esta fascinante historia, se encontraba enterrado a apenas unos metros de distancia de su protagonista. «Levanté la vista y de repente ahí estaba, la tumba de William Martin, una coincidencia que hizo que se me pusieran los pelos de punta».

Una coincidencia que, gracias al trabajo de la Asociación Major William Martin, que hoy por hoy preside, difícilmente volverá a repetirse con nadie, porque desde este domingo el cementerio de la Soledad de Huelva incorpora una señalización que informa de dónde se encuentra la tumba del hombre que nunca existió, esa es la que rezan los versos de Horacio, 'Dulce et decorum est pro patria mori'.

La tumba de William Martin, en el cementerio de la Soledad de Huelva alberto díaz

80 años después de su entierro en el camposanto onubense, el camino hasta su sepultura será señalizado y todo aquel que quiera visitarla sabrá cómo hacerlo. Ya era hora.

El estreno de esta señalización se suma a la rotulación de la calle William Martin, en la zona de la ciudad donde se encontraba anteriormente el cementerio de la Soledad, y a la celebración de un acto con la asistencia de representantes de las embajadas británica y australiana, así como de los Royal Marine, que acuden a conmemorar el 80 aniversario de la denominada 'Operación Carne Picada', que colocó a Huelva en el mapa de la II Guerra Mundial como escenario de uno de los engaños más productivos que tuvo lugar durante la contienda, gracias al que «se evitó la muerte de decenas de miles de soldados de ambos bandos».

Es lo que reivindican desde la asociación que preside Leopoldo Sánchez, y que desde que se constituyó hace un par de años no ha dejado de trabajar -con los apoyos de los ayuntamientos de Punta Umbría y Huelva, y de la Autoridad Portuaria- en la reivindicación y difusión de este episodio histórico que no está exento de controversia.

Ocho décadas después de que el cadáver de un supuesto soldado inglés apareciese en la playa de La Bota, en Punta Umbría, el 30 de abril de 1943, la historia del mayor William Martin, el hombre que nunca existió, no ha dejado de evolucionar, con nuevas teorías sobre cómo se urdió y ejecutó el plan de los aliados para convencer a Hitler de que se atacaría por el Peloponeso, cuando realmente se estaba preparando un desembarco en Sicilia.

El plan, ideado por la Inteligencia británica, y más concretamente por los comandantes Ewen Montagu y Charles Choldmondley, consistió en inventar la identidad -hasta el más mínimo detalle, con fotografías, extractos bancarios, cartas familiares, enseres que delataban la confesión católica, y esquela publicada en 'The Times'- de un supuesto oficial de los Royal Marines que habría fallecido ahogado tras un accidente aéreo cuando se dirigía con importantes documentos desde Londres hasta el cuartel aliado en Argel.

Se trataba en realidad -siempre según la versión oficial- de un ciudadano anónimo fallecido por neumonía en Inglaterra, conservado en un congelador durante cerca de un mes, y cuya familia habría convenido la cesión del cadáver al ejército inglés, que lo trasladó hasta la costa onubense en el submarino 'Seraph', desde donde fue lanzado el cuerpo.

¿Por qué en Huelva?

La elección de la provincia de Huelva como escenario de esta trama no fue, ni mucho menos, casual. «La supuesta neutralidad de España no era tal, eso ya lo sabemos, pero es que dentro de este contexto en Huelva, con la presencia histórica de británicos aquí, así como de varias familias de ascendencia alemana, el ambiente se asemejaba al de otras ciudades internacionales con una alta presencia de espías», explica Sánchez Pallarés.

Entre todos ellos destacaba Adolf Clauss, jefe de la inteligencia alemana en la zona, que no tuvo problemas para hacerse con toda la documentación que portaba el cadáver y trasladarla para que llegase al mismísimo Hitler, como quedó demostrado con el éxito de la operación.

Adolf Clauss

«Se cumplieron de este modo los planes de los aliados, y Huelva se convirtió así, en cierto modo, en escenario de la II Guerra Mundial: un escenario lejano desde el que se salvaron miles de vidas», insisten desde la asociación que honra la memoria de William Martin.

Porque el médico que realizó la autopsia certificó el ahogamiento como causa de la muerte, la documentación se dio por válida, y el 2 de mayo el supuesto soldado inglés era enterrado en el cementerio de Huelva con honores militares. A principios de julio, y sin esperarlo las fuerzas del Eje, tenía lugar la 'Operación Husky', con la llegada de más de 160.000 soldados del bando aliado a Sicilia.

Posteriormente la versión oficial del Gobierno británico cambió, lo que posibilitó poner nombre propio al héroe que supuestamente yace en el cementerio de la Soledad: a William Martin lo había 'intepretado' realmente Glyndwr Michael, un mendigo de origen galés que se suicidó bebiendo matarratas y cuyo cuerpo se utilizó para urdir el engaño.

Controversia sobre la identidad de William Martin

Sin embargo, esta revelación no hizo sino avivar las dudas sobre la versión oficial, con teorías especialmente desarrolladas por los investigadores onubenses Jesús Copeiro y Enrique Nielsen -socios honorarios de la Asociación William Martin y autores, entre otros, de 'El misterio de William Martin: Desenterrando la trama'-, que apuntan a que realmente el cadáver es de uno de los marineros fallecidos, días antes de la 'Operación Carne Picada' -concretamente el 27 de marzo de 1943-, en el hundimiento del portaviones Dasher.

Leopoldo Sánchez Pallarés, en la firma de un convenio con el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz

No se explicaría de otro modo que el cadáver se hubiese conservado en buenas condiciones, ni que el forense, muy reputado en la época, señalase el ahogamiento como causa de la muerte. Esta teoría se refuerza además con los testimonios -de familiares del propio Adolf Clauss- que apuntan a que el cadáver que yacía en el camposanto onubense llegó a ser secuestrado y trasladado hasta Alemania para realizarle una segunda autopsia antes de dar por válida la documentación encontrada.

Así, según esta teoría, la tumba que se honra este domingo en Huelva estaría, realmente, vacía.

«No hay duda de que el misterio que rodea la historia de William Martin es enorme, pero nosotros vamos más allá», afirma el presidente de la asociación. «Claro que nos interesamos por todas las teorías y aplaudimos el interés que despierta este episodio, pero más allá de las controversias y distintas versiones que puedan existir, nuestro objetivo es recordar siempre, por encima de todo, la relevancia de esta operación para el devenir de la contienda y el futuro de miles de soldados. Desde la asociación no tenemos recursos para promover la investigación, pero sí para difundir y dar a conocer esta historia que no debe caer en el olvido por su trascendencia y por toda la carga romántica y de misterio que contiene», sostiene Leopoldo Sánchez.

En este sentido, una de las iniciativas de las que más orgullosos se sienten en la asociación es de la puesta en marcha del proyecto 'William Martin en las aulas' , que lleva hasta el alumnado de los distintos niveles educativos la historia del hombre que nunca existió, «descubriéndoles este episodio, la batalla de la II Guerra Mundial que, en cierto modo, se libró en Huelva».

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