Le pedimos a un taxista si nos puede poner las pinzas y nos dice que sí, pero cuando se sitúa al lado de nuestro coche nos dice que nos las pone pero que nos tiene que cobrar 10 euros.
Alucinados nos hemos quedado; primero porque arrancar un coche es medio segundo, pero principalmente por la frialdad y el materialismo que reina en esta sociedad. Una vergüenza.
No soy la mejor redactora, pero creo importante denunciar esto más que nada para todos entendamos y aprendamos que nos necesitamos unos a otros, y que con este tipo de gestos ennegrecemos más de lo que está el corazón del ser humano.
Miriam Falconet
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