CONSUELO HALDÓN, LA CANASTERA, EN LA PEÑA FLAMENCA
En estos benditos tiempos
Por mucho que viniera precedida de fama aun teniendo la edad que tiene, catorce años cumplidos, Consuelo Haldón, la Canastera, causó sorpresa, o más bien admiración, durante su recital de este viernes pasado en la Peña Flamenca de Huelva.

Cantaora de largo recorrido capaz de introducir melodías absolutamente actuales a su cante, puro y muy jondo por lo demás. Algo que quizás realice sin percatarse de que va con sus tiempos, con estos benditos tiempos tan atribulados por el pesimismo reinante pero que artistas como la Canastera nos hacen ver que ningún tiempo pasado fue mejor, que el futuro es dichoso, limpio y puro como la voz y las maneras de la artista de Paymogo que nos hizo disfrutar con la jondura de su cante. Artista de raza y genio estuvo acompañada por las palmas de Lucas Vega y Gonzalo Castellano, teniendo a su lado la exacta guitarra de Antonio Dovao, que es orquesta sinfónica y dominio de los silencios a un tiempo. Una guitarra de altura para redondear una extraordinaria noche flamenca.

La paymoguera se presentó por alegrías y ahí quedó claro que venía a Huelva a cantar. Luego siguió por el litoral para meterse en los cantes abandolaos, tan emparentados con los fandangos en sus orígenes, hasta alcanzar las costas del levante con unos cantes más serenos. De todo el litoral andaluz sacó el sabor cadencioso y pleno de musicalidad de los cantes que están bien llevaos. Entre medias y de forma bien mesurada, soleares, seguiriyas y tientos para demostrar que es cantaora que más pronto que tarde se subirá a los mejores escenarios. Y por supuesto, Paymogo. Acabó haciendo relucir su tierra andevaleña de la mejor manera que lo podía hacer, por fandangos. Alosno fragua el fandango y Paymogo lo está cantando, anuncia uno de esos estribillos del recogido pero grande enorme en sus gentes pueblo andevaleño. Y ahí estuvo con Vega, Castellano y la guitarra de Antonio Dovao, que también se llevó las palmas y los olés del respetable, cantando la Canastera por su tierra y ante un público entregado que abarrotó la Peña Flamenca de Huelva en una noche que se rememorará cuando Consuelo Haldón tinte los carteles de los más prestigiosos teatros y festivales flamencos. Esta niña va a ir ascendiendo a las alturas con tino y sin salirse del sendero. Le gustan los cantes jondos. Disfruta con ellos. Ahí está la clave, que ya luego podrá hacer lo que quiera porque con cimientos cuenta y de los buenos, unos sillares labrados con tino en su casa principalmente y luego en la academia de Manuel Sierra donde le instruyen en las técnicas del canto. Ya solo le queda ascender, ascender sin tener que alcanzar cima alguna, porque las grandes cantaoras ya llevan la categoría impresa en el alma desde la cuna. La Canastera estuvo en la Peña Flamenca de Huelva. Cantando. Ole.
