EL TESORO DE LA COCINA ANDALUZA

Tortillitas de gambas

El truco para hacer las tortillitas de gambas que nos transporten a la niñez, está en no ponerle ni huevo ni cerveza ni nada parecido.

Una gamba, de Huelva mismamente bernardo romero

Bernardo Romero

Es más fácil de lo que parece y quedan esponjosas y deliciosamente crujientes por fuera. El ingrediente principal va a ser el sentido común. Para esta elaboración, si vuestro pescadero tiene esas gambas que llaman rotas, pues mejor. Son más baratas y no tienen por qué estar mal, sino todo lo contrario.

Ingredientes

Gambas, harina normal, levadura, perejil, ajo y sal.

Elaboración

1.- Cocemos las gambas y hacemos un destrío, las que estén enteras y con buena pinta, en el caso de que hayamos comprado esas llamadas gambas rotas, pues las ponemos aparte en un plato para comerlas tal cual. El resto se pelan y trocean, pero no demasiado menudas, que se vean los trozos después.

2.- Hacemos una talvina con agua del grifo, harina, un poco de levadura y sal. Nos ayudaremos con las varillas de batir para que quede homogénea y algo espesita, pero no demasiado. Aquí está el saber interpretar esto de algo espesita pero no demasiado.

3.- Añadimos las gambas picadas, perejil, bastante perejil, y ajito muy picado. Integramos todo bien y se acabó. A freír.

4.- El aceite debe estar caliente, pero no demasiado porque en ese caso se arrebatan enseguida y por dentro quedarían crudas. A medida que se vayan dorando se van apartando sobre papel absorbente. A disfrutar.

Una tortillita de gambas bien hecha bernardo romero

Andalucía, una inabarcable despensa

Gambas

En Andalucía las gambas son un placer inconmensurable. Ya sean blancas de Huelva o rojas de Garrucha, da igual. Son excelentes. Se podría decir que son muy caras, pero si solemos ir por el mercado tendremos más que visto que hay temporadas en las que el precio baja considerablemente. Al ser más escasas, las gambas rojas tienen a veces unos precios desorbitados, pero de vez en cuando ¿a quién no le gusta darse un capricho?

Igual alguno de vosotros se ha fijado en que tanto jamón como gamba, los dos productos estrellas de la gastronomía onubense, tienen el mismo significado. Jamón es pata, y gamba igualmente es pierna. Gamba en latín es pierna, la del cerdo es evidente, pero lo de nombrar gambas a estos camarones, que en Hispanoamérica se siguen llamando camarones a las gambas, no tienen ustedes más que fijarse en la forma de la gamba para adivinar a las primeas de cambio una pierna, con su pantorrilla, su rodilla y su corva. Tampoco hace falta tener mucha imaginación.

Ricas en vitaminas y en yodo, calcio o fósforo. A pesar de ser conveniente su ingesta, circula una información algo exagerada en cuanto a los metales pesados que acumula en su cabeza. Pues bien, las gambas no tienen una vida tan larga como para acumular tanto metal pesado en sus pensamientos, de modo que no creo que sea necesario evitar el inmenso placer de chupar una gamba. Incluso las patas, si se les quitan en el inicio del ritual de pelado, se pueden comer como si de camarones se tratara.

Gambas, preparadas de cualquier modo o como acompañante en cualquier sinfonía coquinaria, son un excelente aporte energético, una fuente de vitaminas y, sobre todo, un inmenso placer.

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