Sin ética no hay periodismo

Y a pesar que la frase me parece acertada, y mucho más tras el comportamiento de algunos medios por querer convertir en primicia sensacionalista, que no informativa, el trágico accidente del joven cordobés, Álvaro Prieto. En mi caso no critico la emisión de las imágenes en la que se veían los zapatos del joven. Considero que esos planos tenían valor periodístico. Lo que no comparto es el desarrollo de la crónica vendida como primicia en el marco de un magazine que trató el suceso como si fuera un espectáculo más propio de programas de salseo.

Y por supuesto, critico y denuncio a quienes oculto en el anonimato o en perfiles falsos crean, difunden y alimentan discursos de odio. Es deleznable generar más dolor a familiares y amigos a través de historias falsas que se hicieron virales y que tuvieron su eco en boca de tertulianos, señalando a personas de etnia gitana como protagonistas del trágico fallecimiento. ¿Dónde queda la credibilidad de los medios de comunicación? ¿Dónde está la máxima de contrastar la información?

A medida que el conflicto entre Israel y Palestina se agrava, convirtiéndose en un acto que atenta contra los derechos humanos. Mientras las bombas destruyen indiscriminadamente la vida de Gaza, miles de bulos y fake news corren por las redes en forma de fotos, vídeos y aparentes declaraciones oficiales. Se trata de desinformar con la finalidad de generar aún más tensión, y, posiblemente, alimentar el odio suficiente para justificar acciones que están al margen del derecho internacional y que hacen saltar por el aire las normas que articulan el Convenio de Ginebra por el que se regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y el propio derecho internacional humanitario.

Bellingcat, un colectivo internacional formado por periodistas y ciudadanos, que mediante sistemas de verificación de hechos e inteligencia de fuentes abiertas, compartían el ejemplo de un bulo sobre el bombardeo de la iglesia de San Porfirio por parte de Israel. La propia entidad religiosa en su Facebook anunciaba que no había sufrido ataques y que seguían con sus actividades.

Los verificadores de Politifact, una organización sin ánimo de lucro creada en 2007 como un proyecto del año electoral del Tampa Bay Times (entonces llamado St. Petersburg Times ), el diario más grande de Florida y que se basa en el periodismo de verificación de datos, recordaba que un discurso de Netanyahu, primer ministro de Israel, en el Parlamento en el que agradece a Hamás todas sus acciones porque estas han contribuido a unir, como nunca, al pueblo judío, son falsas. Este texto es del 2014 y lo firma un tal «Shaul B» en un blog con una frase final, que se elimina de las versiones que circulan por las redes sociales: «Y entonces me desperté y todo era un sueño».

Maldita.es es una fundación sin ánimo de lucro dedicado al fact checking creada en 2018 y centrada en visibilizar y desmentir los bulos que inundan las redes sociales y que lamentablemente ocupan espacios en los medios de comunicación. Maldita publica en su web un artículo en el que desmontan 60 bulos y desinformaciones sobre el ataque de Hamás y la respuesta de Israel. Entre ellos el de una retransmisión en directo de la ejecución de 78 israelíes homosexuales. Un tuit difundido por el aparente medio de comunicación El Puntal24h. Sin embargo, no hay ninguna referencia en otros medios (una manera para testear si la información es real o inventada) y la fotografía con la que ilustran el contenido es del 2014. Maldita también se ha esforzado en combatir el bulo que ha circulado por whatsapp, a mí me llegó a través de familiares, en el que un supuesto comunicado de la Policía Nacional decía que España se encontraba en nivel 5 por alerta terrorista. No es cierto, y así lo desmintió el Ministerio de Interior del Gobierno de España (hay que ir a las fuentes oficiales si queremos conocer la realidad y no contribuir con la viralización de una noticia falsa).

Me recuerdo en el aula de la facultad de periodismo de la Complutense cuando el catedrático de Filosofía del Derecho moral y política, Manuel Núñez Encabo, o el propio catedrático de Periodismo Especializado, Javier Fernández del Moral (con el que tuve poca afinidad) afirmaban que el periodismo se cimienta sobre un conjunto de principios éticos que son fundamentales para el propio sentido de la profesión. Y los periodistas tienen la responsabilidad moral de informar con precisión y honestidad, evitando la desinformación deliberada y las noticias falsas. Para ambos catedráticos en la ética del medio se sustentaba la confianza del público. Aun así, como os contaba al principio, Pulitzer el magnate de los medios de comunicación de su época y, a quien le debemos los premios de periodismo más prestigioso, también se le debe ser el artífice de abrir la espita del sensacionalismo en el periodismo. ¡Menuda contradicción!

Periodista o lector saquen tiempo y lean la Carta Mundial de Ética para Periodistas, firmada por la Federación Internacional de Periodistas, comprenderá que la información es un derecho recogido en el Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos, que la rapidez no debería prevalecer a la contrastación de los acontecimientos, y que sin ética no hay periodismo.