Huelva se bebe las reservas de agua acumuladas durante la temporada de lluvias

La falta de infraestructuras hídricas hace que los embalses estén hoy en peor situación que hace un año, pese a las importantes precipitaciones registradas en los últimos meses

Huelva ha perdido el agua que consume casi toda su población en un año por no tener lista la presa de Alcolea

La presa de Alcolea sigue atascada: el Gobierno cancela la reunión con la Junta para relanzar el proyecto

Imagen de archivo del pantano de Zufre Brazo mena
María Carmona

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Las lluvias del pasado otoño trajeron alivio a una provincia que llevaba años mirando al cielo con desesperación. Los embalses se recuperaron, las restricciones dejaron de sonar en los pueblos y la palabra sequía pareció, por un momento, perder fuerza. Sin embargo, apenas un año después, Huelva ha agotado ya esas reservas y vuelve a situarse en una posición delicada, lastrada por un problema estructural que no depende tanto del clima como de la falta de infraestructuras.

Los datos hablan por sí solos: los embalses del Tinto, Odiel y Piedras, según se desprende de los datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, almacenan actualmente 149 hectómetros cúbicos de agua, dos menos que hace una semana, y se sitúan al 65% de su capacidad. Una cifra que, aunque cercana a la media de los últimos diez años (150 hm³), es doce hectómetros inferior a la registrada en la misma semana de 2024, cuando alcanzaban los 161 hm³.

Y eso que hace justo un año, por estas fechas, ni siquiera se habían registrado aún las intensas precipitaciones que llegarían más adelante y que permitieron salir de la situación de emergencia hídrica. En cambio, este octubre se perfila como un mes especialmente seco, muy distinto al del año pasado —el segundo más lluvioso de los últimos tiempos—, con lo que la tendencia apunta de nuevo hacia el descenso.

El resultado es una paradoja que se repite año tras año: Huelva es una de las provincias andaluzas donde más llueve, pero una de las que menos capacidad tiene para almacenar el agua. Las reservas naturales se vacían con rapidez y los proyectos hidráulicos que deberían garantizar la estabilidad del sistema siguen sin avanzar, atascados en la burocracia y la descarga de responsabilidades, durante años, entre los distintos gobiernos y administraciones.

La presa de Alcolea, símbolo de un problema

El ejemplo más claro es el de la presa de Alcolea, una infraestructura estratégica que permanece paralizada desde hace más de una década. Su reanudación, que debía haberse abordado esta semana en una reunión entre el Ministerio para la Transición Ecológica y la Junta de Andalucía, vuelve a quedar en el aire tras la cancelación de ese encuentro por parte del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.

La presa de Alcolea, paralizada huelva riega

El consejero andaluz de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco, lamentaba este mismo jueves la situación, recordando que «es un proyecto que nunca debió pararse» y que la presa «no solo es clave para el suministro y el regadío, sino también para proteger a la población frente a crecidas del río Odiel». La obra, iniciada en tiempos del Gobierno de Mariano Rajoy y detenida en 2018, se encuentra ejecutada apenas al 23%, pese a haber sido declarada prioritaria tanto por el Estado como por la Junta.

El Gobierno andaluz mantiene sobre la mesa tres fórmulas para desbloquear la situación: que el Estado finalice las obras con cofinanciación al 50% por parte del Ejecutivo andaluz, que la Junta asuma la dirección del proyecto bajo ese mismo modelo, o que Andalucía ejecute por completo la presa a cambio de que el Ministerio realice otras infraestructuras equivalentes en la comunidad. Según Fernández-Pacheco, el Ejecutivo central llegó a aceptar esta tercera opción, pero la reunión prevista se ha suspendido, y toca esperar nueva fecha y, sobre todo, confiar en que del encuentro saldrá un acuerdo y que el mismo se materializará.

Los regantes, al límite de la paciencia

Mientras tanto, el malestar en el campo onubense es evidente. Desde Huelva Riega, su presidente Fernando González ha criticado en un artículo de opinión remitido a los medios «la última función de escapismo» del secretario de Estado, recordando que la Junta acudía «lista para firmar el protocolo y con total predisposición», mientras que el Ministerio «se esfumó del escenario una vez más».

Para González, la historia de Alcolea «ya roza el esperpento administrativo« y se ha convertido en «el símbolo de una provincia olvidada, castigada por la sequía y por la lentitud burocrática». Así, los regantes de Huelva —que en otro tiempo confiaron en el diálogo institucional— ya hablan abiertamente de «parálisis total» y de «falta de compromiso político».

Mientras tanto, el agua de lluvia sigue marchándose al mar y los embalses pierden hectómetros semana a semana. Sin nuevas infraestructuras de almacenamiento y con un octubre que apunta a ser seco, Huelva vuelve a vivir de las reservas del pasado, que en buena parte ya se ha bebido en los últimos meses.

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