SEMANA SANTA

La tarde que Huelva se hizo Magna

15.35 h. (ACTUALIZADO 20.32 h.) Como si de un Martes Santo cualquiera se tratase, aunque en pleno mes de septiembre, la tarde de Misericordia en Huelva comenzaba allá en Pérez Cubillas, donde el Cristo de los ojos verdes fue el encargado de inaugurar una jornada histórica para la ciudad, transformada este sábado en hervidero de aroma cofrade. Uno a uno los distintos misterios participantes -hasta 24- se fueron poniendo en la calle y enfilando su rumbo hacia la plaza de la Constitución, donde el Cristo de la Misericordia, crucificado sobre un monte morado, ha presidido el acto.

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Nervios y emoción, en el mismo escenario pero con una sensación distinta de la del Martes Santo, día en el que la Hermandad de la Salud realiza su estación de penitencia cada Semana Santa. Las puertas de su parroquia se han abierto en la tarde de este sábado algo antes de las 15.00 horas para protagonizar la primera de las salidas de la que se espera sea una jornada histórica en la que la capital onubense viva una Magna plena.

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Los primeros sones entonados con motivo de la procesión por el Año Santo de la Misericordia han llegado de este modo desde Pérez Cubillas, donde el de Señor de la Sentencia ha sido el primer misterio en echarse a la calle, mecido al compás de la Agrupación Musical Nazareno de La Algaba.

Le han seguido poco después desde la populosa barriada de la Hispanidad el Cautivo, que ha salido de su capilla y ha puesto rumbo a su tradicional encuentro con el asilo de Santa Teresa Jornet seguido por la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud de Huelva;  y desde la Orden el misterio de la Hermandad del Perdón, que este sábado vuelve a atravesar media Huelva para alcanzar esta particular carrera oficial. En Las Colonias se abrían igualmente las puertas de la casa hermandad del Prendimiento para despedir a uno de los misterios más imponentes de la Semana Santa onubense, que no podía dejar de participar en esta Procesión Magna: el del Prendimiento.

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Con buena parte de los barrios de la ciudad embriagados ya por este regalo del ocaso estival, con las voces de los capataces resonando bajo las trabajaderas, el movimiento se iniciaba en otro de los escenarios clásicos de cada Semana de Pasión, en el que en esta ocasión, de manera excepcional –como excepcional ha sido el acto en sí mismo- han coincidido dos focos de atención entre los que los cofrades de Isla Chica se han tenido que dividir: las puertas de Santa María Madre de la Iglesia, desde donde emprendía su camino el misterio de la Hermandad de la Fe, y los alrededores del Polvorín, desde donde lo han hecho los de la Sagrada Cena y las Tres Caídas. En un intervalo de apenas media hora se han echado a la calle los tres misterios, separados por escasos metros, haciendo vibrar de este modo a uno de los barrios onubenses en los que con mayor intensidad se vive todo lo que ‘huele’ a hermandad y cofradía.

A esa misma hora se ponía en la calle el Cristo de la Preciosa Sangre, de la Hermandad de la Redención; y Nuestra Señora de La Merced, que salía de la Santa Iglesia Catedral escoltada por la Banda del Liceo de Moguer, y poco después por el misterio de Nuestro Padre Jesús de las Cadenas, que se hacía presente en el porche mercedario.

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Partió el Resucitado desde la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, y minutos antes de lo previsto el murmullo se tornaba silencio ante otro porche: el de la Mayor de San Pedro, donde las palmas características de cada Domingo de Ramos eran sustituidas por cirios en la salida del misterio de la Borriquita, que se echaba a la calle al tiempo que lo hacía, no muy lejos de allí, el Santísimo Cristo de la Misericordia. Crucificado, en silencio y desde su capilla, la hermosa talla llamada a protagonizar la inauguración del recorrido oficial -instalada para la ocasión entre la plaza de las Monjas y la Gran Vía- y a presidir todo el Acto Misericordioso se echaba a la calle.

Los pasos de la Lanzada y el Resucitado hacían lo propio desde sus respectivos lugares de origen en esta esplendorosa tarde de sábado en la que en todos los rincones de la ciudad ha sonado Semana Santa: sus marchas características –cabe recordar que hasta 23 agrupaciones musicales participan en la procesión-, el rachear de los costaleros o las órdenes a través de los respiraderos. La Pasión se ha materializado en Huelva en esta calurosa tarde de septiembre.

Porque a la salida de la Borriquita desde la iglesia de San Pedro le ha seguido la del titular de otra de las hermandades que residen en la Mayor: el Cristo de Pasión, que salía meciendo su túnica poco antes de que desde la iglesia de la Concepción partiese el misterio de la Oración en el Huerto. Lo siguió desde la que también es su casa el Señor de Huelva, el Nazareno, ayudado por el Cirineo sobre un monte de claveles rojos; al tiempo que, según lo previsto, se echaban a la calle también el Cristo de la Expiración desde su capilla de la Esperanza, y el misterio del Sagrado Descendimiento.

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No había abandonado aún este misterio el entorno de San Pedro cuando frente al Ayuntamiento, en la plaza de la Constitución –repleta para la ocasión, con unas gradas en las que destacaba el movimiento de los abanicos- daba inicio el Acto de la Misericordia. Con el Cristo homónimo ubicado bajo los balcones engalanados, presidiendo la escena, el alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz, celebraba cómo estaba discurriendo la procesión por las calles de la capital, que “hoy derrochan historia”, y animaba a onubenses y visitantes a disfrutar de este día “único”.

Tomaba la palabra después el obispo de Huelva, José Vilaplana, al tiempo que desde la plaza de las Monjas llegaba la imagen encargada de abrir el desfile: la de la Merced, que precedió a los misterios llamados a contar la Pasión del Señor. “La Misericordia siempre será más grande que cualquier pecado”, aseveró Vilaplana, en referencia al Año Jubilar que se celebra y que ha dado motivo a esta procesión extraordinaria en Huelva.

Mientras se iban sucediendo, según el orden previsto, los distintos misterios por la Gran Vía, acababan de salir de sus templos los pocos pasos que aún no lo habían hecho –por estar prácticamente al lado del recorrido oficial-. Así lo hicieron Santo Entierro, Buena Muerte, Santa Cruz, Soledad y, por último, la encargada de poner el broche a la comitiva, la Inmaculada de la Hermandad de la Purísima Concepción y Triunfo de Cristo.

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Uno a uno fueron completando un acto para el recuerdo, durante el que se fueron alternando las lecturas de los evangelios con las marchas que entonaban las distintas agrupaciones -hasta 23- que participaron en esta Magna procesión, que durante cerca de doce horas -tras el recorrido oficial, las distintas comitivas emprendieron el camino de vuelta a casa- ha embriagado con olores de otra época del año este sábado de septiembre que seguro pasará a la historia de la Huelva cofrade.

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