Como cada final de octubre, llega una de las citas más comentadas del calendario: el cambio de hora. Este ajuste, que nos despide del horario de verano para dar la bienvenida al de invierno, genera filias y fobias, pero su llegada es ineludible. Este 2025, el momento de atrasar los relojes llegará en la madrugada del último domingo del mes, una fecha marcada en rojo para quienes celebran poder disfrutar de una hora extra de sueño.
La modificación se producirá exactamente en la noche del sábado 25 al domingo 26 de octubre. A las 3.00 de la madrugada, hora peninsular, los relojes deberán retroceder sesenta minutos para marcar de nuevo las 2.00. Este pequeño viaje en el tiempo hará que el domingo tenga, excepcionalmente, una duración de 25 horas. En el caso de las Islas Canarias, el cambio se efectuará a las 2.00, que pasarán a ser la 1.00, manteniendo la diferencia horaria habitual con la Península.
Más allá de la anécdota de ganar una hora de descanso, la consecuencia más directa en la vida cotidiana será un reajuste de la luz solar. A partir del domingo, amanecerá más temprano, pero también anochecerá antes, un cambio que marca de forma simbólica la transición hacia los días más cortos y fríos del año. Afortunadamente, la tecnología nos ahorra parte del trabajo, ya que la gran mayoría de los dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tabletas u ordenadores están programados para realizar esta actualización de manera automática.
El debate sobre la idoneidad de este sistema de doble horario anual sigue abierto en toda Europa. La medida, que se remonta a épocas de crisis energética con el fin de aprovechar mejor la luz natural y ahorrar energía, ha sido cuestionada en los últimos años por sus posibles efectos en los ritmos circadianos y su impacto real en el ahorro. La Comisión Europea lanzó una consulta pública en 2018 en la que la mayoría de los participantes se mostraron a favor de eliminar el cambio.
Sin embargo, la falta de consenso entre los estados miembros sobre qué huso horario adoptar de forma permanente –el de verano o el de invierno– ha mantenido la situación sin cambios. De momento, la normativa actual, recogida en una directiva europea y publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), establece el calendario de cambios estacionales hasta el año 2026. Por tanto, tras este ajuste, el horario de invierno se mantendrá vigente hasta el último fin de semana de marzo de 2026, cuando volveremos a adelantar los relojes para recibir, una vez más, al verano.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión