ENTREVISTA
Paco Motero, subcampeón de Europa de parabádminton: «Se me cerraron con el accidente muchas puertas y el deporte me ha dado vida»
El deportista onubense ha alcanzado un gran nivel y asegura que va a pelear por estar en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028
El onubense Paco Motero, subcampeón de Europa de parabádminton

Huelva
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn diciembre de este 2025 habrán pasado 10 años desde que Paco Motero (Huelva, 1990) sufriera una lesión medular a causa de un accidente. Entonces comenzó una nueva vida adaptándose a una silla de ruedas y, sin imaginárselo, se acercó al deporte que le llenó de vida y que hace unos días le coronó en Estambul como subcampeón de Europa, el parabádminton. A sus 35 años, casado con Lorena y padre de Vega y Bruno, compagina su vida de padre de familia y ciudadano en silla de ruedas con la exigencia de un deportista que entrena mañana y tarde buscando su mejor nivel, persiguiendo sus sueños. El jugador del Club Deportivo Bádminton Huelva está dispuesto a dar el máximo para alcanzar los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, consciente de que para ello tiene que emular a su admirada Carolina Marín y hacer frente a los extraordinarios jugadores asiáticos. Pero mientras llega eso, ahora toca saborear la medalla de plata individual y el bronce de dobles logrados el domingo en Estambul, su particular ciudad de la gloria, que le cautivó en un viaje con amigos en 2013, escenario de las vacaciones familiares este verano y el punto desde el que refuerza su confianza en que todo es posible.
-¿Cómo se siente tras conseguir dos medallas en el reciente Campeonato de Europa de Parabádminton?
-Estoy muy contento. Han pasado varios días, y aunque tengo la cosa de que perdí una final en la que tuve dos puntos de partido, cada vez valoro más lo que he logrado. Teníamos mucho conseguido ya y eso te deja un cierto mal sabor de boca, porque no es lo mismo que caer claramente en dos sets. Pero la verdad es que ya estoy muy contento con la medalla individual y la del dobles y en el dobles mixto llegamos a cuartos de final.
-U02068303182hZV-760x527@huelva24.jpg)
-¿A quién le dedica las medallas conseguidas?
-Pues un trozo grande de las medallas es para mi mujer, Lorena, y para mi entrenador, Carlos Longo. Mi mujer es un grandísimo apoyo y cuando estoy en campeonatos y concentraciones fuera varios días le toca a ella llevar adelante a los niños: Vega, de seis, y Bruno, que va a cumplir cuatro años. Requieren mucha atención y dan mucha guerra y sólo tenemos el apoyo de los padrinos. En cuanto a Carlos, él ha ido conociendo mis limitaciones y buscando la manera de hacerme mejorar. Le da vueltas a todo para que me cueste menos y en ese sentido Carlos es el mejor. Tenemos una relación muy directa y lo comentamos todo. Conmigo tenía un reto y lo ha superado con creces. El nivel que tenemos es más que claro y los resultados están ahí.
-Ha mejorado notablemente los resultados de Europeo anterior en 2023.
-La verdad es que he cambiado el oro en el dobles mixtos con una chica turca por esta plata individual, así que le he dado la vuelta. Valoro mucho la plata porque en individual es donde voy a estar peleando por estar en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles.
«Para París me quedé a cuatro puestos de entrar y tras el subcampeonato europeo veo los Juegos Paralímpicos más cerca, aún sabiendo que es muy difícil»
-El camino para llegar a Los Ángeles pasa por estar entre los mejores del ránking mundial, ¿no?
-Sí. El parabádminton debutó como deporte parlímpico en Tokio y también estuvo en París, por lo que Los Ángeles será la tercera ocasión. El año antes de los siguientes Juegos, en 2027, habrá 12 torneos internacionales puntuables, de los que te contarán los seis mejores resultados y los mejores del ránking se clasificarán. Pasa como en el bádminton convencional, que es una realidad que los jugadores asiáticos están muy por encima. Nos llevan una ventaja considerable porque es su deporte estrella, tienen tradición y muchos practicantes. Cada país sólo puede llevar a dos deportistas, pero tenemos a los de Japón, Corea, China, etc, que son terriblemente buenos. Para París me quedé a cuatro puestos de entrar y tras el subcampeonato europeo veo los Juegos Paralímpicos más cerca, aún sabiendo que es muy difícil. El ver que he luchado de tú a tú con el campeón y que se podría haber decantado a mi lado quiere decir que a nivel europeo estoy entre los mejores. Los asiáticos juegan en otra liga y la idea es ser el mejor de los europeos para ir a los Juegos, pero tengo la mentalidad de competir al máximo con los asiáticos y acercarme a su nivel. El hecho de medirme a ellos ya eleva el mío. Ya para mí intentarlo es mucho, porque cuando empecé no le daba ni al volante.
«Mi mujer me insistió en que probara con el parabádminton. A mí no me llamaba nada la atención. Yo no había cogido una raqueta en mi vida»
-¿Cómo se inició en este deporte?
-Yo tuve un accidente de tráfico en diciembre de 2015 que me causó una lesión medular. Me derivaron al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, que es todo un referente internacional, para tratar de mejorar. Por la mañana tenía rehabilitación y también me enseñaban a desenvolverme con la silla de ruedas. Las tardes las tenía libres y contábamos con un gimnasio habilitado para hacer muchísimos deportes. Allí empecé a practicar tenis de mesa en la silla y también tenían handbike, tiro de carabina, baloncesto… Dos días a la semana venía un monitor, Jose, al que por cierto vi hace poco, y mi mujer me insistió en que probara con el parabádminton. A mí no me llamaba nada la atención. Yo no había cogido una raqueta en mi vida. Sí había jugado a fútbol, baloncesto y otros deportes pero en plan amateur. La verdad es que mis comienzos fueron desastrosos. No empecé de cero, sino de menos diez. Me costaba moverme con la silla y no llegaba ni a darle al volante. Pero me enganché rápido. Conocí al coordinador de parabádminton, Miguel Ángel Polo, y me puse a jugar con Esther, que ya lo hacía bastante bien. Era mi pareja de dobles mixtos y yo más que entrenar con ella, molestaba. Tenía un nivel muy bajo, pero entrenar con ella me dio la opción de coger un nivel decente muy pronto. Cuando ya jugué dos o tres torneos, cogí más confianza y esperanza en que podía mejorar. Recuerdo el campeonato del Internacional de Mallorca y me quedé muy sorprendido de cómo jugaban otros chicos que estaban igual que yo o peor. Fue una experiencia increíble, porque tenían muchas discapacidades pero en la pista no tenían problemas para competir e iban a muerte. Entonces entrené con muchas ganas en Toledo y fui cogiendo más nivel.
-U24821837015UWD-760x527@huelva24.jpg)
-¿Cuando regresa a Huelva?
-Pues mi primera hija, Vega, nace en Toledo y antes de la pandemia de Covid nos vinimos para Huelva para estar cerca de la familia. Yo soy mucho de Huelva y como se vive aquí, en ningún sitio. Así que empezamos una vida nueva. Yo sabía que la Federación Andaluza tenía un Centro de Tecnificación Estatal de Bádminton y contacté con Carlos Longo, mi actual entrenador, y Juan Carlos Longo, presidente de la Federación Andaluza. Era la primera persona con discapacidad que entraba en el centro y fue una experiencia nueva para todos. Comenzamos a entrenar y los entrenamientos fueron cada vez más continuos, de mañana y tarde. Al principio me costó y acababa muy cansado, destrozado. Pero poco a poco fui mejorando y compitiendo con jugadores de más calidad en torneos internacionales y ahí se fue viendo reflejado el trabajo. En eso seguimos, en tratar de seguir mejorando y alcanzar un nivel óptimo.
-¿Qué le ha aportado el parabádminton a su vida tras el accidente que sufrió?
-Yo siempre he sido deportista, aunque nada profesional, y me ha gustado siempre el deporte, como el fútbol y el tenis, pero nunca lo tuve como algo a lo que prestarle una dedicación plena. En mi caso por desgracia pude dedicarle tiempo y el parabádminton me ha dado muchas alegrías. Me da un día a día de entrenamientos, una rutina, un propósito más en la vida. Me centro en mejorar y competir. Se me cerraron con el accidente muchas puertas y el deporte me ha dado vida. Hay muchas cosas que no puedo hacer, pero otras que sí y el deporte, el parabádminton, es una de ellas y tengo ganas por mejorar. El deporte le viene bien a cualquiera y en mi caso es algo principal.
«Nunca había estado en una final de un Campeonato de Europa y es duro, porque hay que gestionar muchas emociones»
-¿Qué hace falta tener para ser un buen jugador de parabádminton?
-Pues es un conjunto de mover la silla y la técnica. Para competir bien tienes que dominar las dos cosas. De nada sirve moverte bien si no tienes técnica y al contrario. Como el deporte convencional, en el adaptado también hay que estar muy bien física y mentalmente. Nunca había estado en una final de un Campeonato de Europa y es duro, porque hay que gestionar muchas emociones y el contrincante te lo pone difícil, obviamente. Tienes que estar preparado para estar en los momentos más altos y más bajos del partido. Hay que estar muy bien entrenado y los jugadores profesionales se dedican al cien por cien. Yo no trabajo pero mi familia me ocupa mucho tiempo y es con lo que compagino los entrenamientos.
-¿Qué destacaría del tipo de deportista que és?
-Yo soy muy exigente. En todos los entrenamientos, incluso calentando. Entreno con chavales sin discapacidad que llevan jugando al bádminton desde pequeños y tienen mucho nivel y ellos también me exigen mucho a mí. La exigencia es algo positivo, aunque también hay que saber medirla. Muchas veces no salen las cosas y hay días mejores y peores. Soy un jugador exigente, me gusta ser competitivo y considero que es positivo en un deportista tener ambición y querer mejorar siempre. Ahora mismo Carlos me ha dado vacaciones, pero el lunes volveré con ganas de nuevo a los entrenamientos para preparar lo próximo. Tenemos que seguir mejorando fallos.
«Mi silla de calle no tiene los antivuelcos, que en la de competición es importante para no caernos cuando movemos el cuerpo para golpear el volante»
-¿Qué diferencias tiene la silla que usas en la pista jugando con respecto a con la que se mueves por la calle?
-Son sillas muy diferentes. Mi silla de calle no tiene los antivuelcos, que en la de competición es importante para no caernos cuando movemos el cuerpo para golpear el volante. Las rudas además están combadas, tienen una inclinación para tener una máxima fijación al suelo. Es diferente a la de calle, en la que si me encuentro escalones tengo que poder levantar la silla para subirlos y tiene que ser más fácil de mover.
-Las dimensiones de la pista también cambian con respecto al bádminton convencional, ¿no?
-Sí, jugamos en la mitad de la pista. De la línea de saque a la red no cuenta, pero te puedo asegurar que las distancias se hacen grandes y me lo dicen quienes prueban a jugar en la silla.
¿Cómo hace para desplazar las ruedas y llevar la raqueta a la vez?
-Eso es una cosa que choca mucho cuando alguien prueba a sentarse en la silla y jugar. La raqueta no la dejo en las rodillas, la llevo siempre en mi mano derecha. Hay que impulsarse con las dos manos o te vas para un lado. Para mí ya es natural, pero supone un gran trabajo acostumbrarse y se consigue a base de trabajo. Cuando los compañeros juegan contra mí en la silla acaban con las manos doloridas, con dolor en los hombros y muy cansados. Es duro. Yo no hago trabajo físico con las piernas pero de arriba trabajo duro para hacerlo todo lo mejor posible.
-¿Cuál es su golpe favorito? ¿Consigue muchos puntos con él?
-Me gusta mucho el drop, que es como una dejada. Desde que empecé a jugar es un golpe que me gusta y he manejado bien. Ya le tengo bien cogida la medida y lo ajusto bastante y consigo muchos puntos. La idea cuando juegas es intentar desplazar al rival lo máximo posible y cuando esté bien atrás meterle el drop ajustado al máximo para que no llegue o lo haga muy forzado. El remate sin embargo es menos utilizado porque no tenemos una gran altura desde la silla y el volante sale muy plano, por lo que es fácil bloquearlo y dirigirlo. Aunque parezca un golpe definitivo es fácil de devolver y no lo usamos mucho. Además, estamos acostumbrados a que los jugadores con los que entrenamos, personas sin discapcidad, nos rematen fuerte y picado y eso lo tenemos muy trabajado. Tenemos el centro de gravedad más bajo y eso es favorable. El volante viene muy tenso y es fácil de parar.
-U13128536267GAb-760x427@huelva24.jpg)
-¿Cómo de implantado está el parabádminton en España?
-Partimos de la base que el bádminton es un deporte minoritario, no es como el fútbol y otros deportes más conocidos. Los asiáticos nos ganan por goleada y por cada licencia aquí allí hay 100.000. En el bádminton convencional tenemos jugadores muy buenos pero la realmente conocida por el público en general es nuestra Carolina Marín. Es difícil que salgan jugadores de parabádminton, porque además hoy en día se pueden practicar todos los deportes adaptados que quieras. Para las personas con discapacidad es difícil llegar a este deporte. Yo fui de los pioneros. Ya contamos con centros de tecnificación por diferentes ciudades de España, que te permiten entrenar muy bien, pero hay muy pocos jugadores. Entre todas las categorías de parabádminton, seis, hay unos 20 jugadores. En los Campeonatos de España a veces se han juntado categorías. Ahora en Toledo han abierto un centro de tecnificación y del Hospital de Parapléjicos pueden salir muchos jugadores potenciales.
«Carolina Marín se montó en mi silla y flipó, porque es más complicado de lo que parece»
-¿Ha tenido la oportunidad de conocer a Carolina Marín?
-Carolina Marín, como sabe todo el mundo, vive y entrena en Madrid desde hace muchísimos años, pero he coincidido con ella en Huelva. Coincidimos con ella una vez entrenando. Se montó en mi silla y flipó, porque es más complicado de lo que parece. También la vi cuando se inauguró su mural en el Palacio de Deportes que lleva su nombre. Es un referente para todos, en general, y por supuesto para los deportistas. Quien entiende de bádminton sabe que es un deporte asiático por excelencia y que meterse ahí y ganarle de la forma que lo ha hecho a las deportistas de allí es como si un chino gana el balón de oro de fútbol. Aunque lo de Carolina es más complicado, por número de practicantes y tradición. Es muy difícil estar ahí, luchar con las mejores y ganar y ella lo ha ganado todo.
-¿Cuántos campeonatos de España ha ganado?
-Yo gané el primero en Cartagena en 2019, cuando nació mi hija Vega. Desde entonces he ganado siempre, por lo que llevo siete. Cuando empecé era mi gran objetivo y ahora también lo es, pero estoy más enfocado a la competición internacional.
-¿Con qué apoyos cuenta para desarrollar su deporte?
-Al principio, como es lógico eran menos, pero haciendo camino desde la Federación Española de Bádminton han demostrado que podemos contar con su apoyo económico y profesional e igual con la Federación Andaluza de Bádminton y su Centro de Tecnificación. Cuento con el trabajo de profesionales que me dan apoyo en entrenamientos, fisioterapia y psicología. El tema de los viajes es muy importante, porque, como decía, en Huelva se vive muy bien, pero estamos donde estamos y las comunicaciones no son muy buenas y ahí también recibo ayuda. Conmigo siempre viajan los técnicos de la selección Dina Abouzeid y Daniel Sánchez y me gustaría que pudiera hacerlo mi entrenador. También cuento con el respaldo de patrocinadores personales que valoro mucho como la clínica de fisioterapia Atlas, en El Molino, el concesionario BMW y Mini en Huelva Movitransa y la empresa Saborea Huelva, que lleva productos de Huelva como el marisco a toda España. Luego, dependiendo de los resultados que voy obteniendo, puedo optar a becas como la de la Fundación Andalucía Olímpica. Todo suma.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión