Tocados pero no hundidos
No pudo llegar de la peor manera. La derrota ante el UCAM, en los últimos minutos y en la única ocasión clara del rival, materializa un estado de alerta que no solo se maneja en la grada. Los nervios traicionaron a un equipo y a un entrenador que ven con sofoco como les cuesta digerir una presión que no se ha sabido gestionar.