Sin dinero no hay paraíso
A dos días para el cierre del mercado, seguimos sin conocer el ‘nueve’ que debe guiar al Decano en su peregrinar por la Segunda B. Un futbolista que puede marcar la baraja, de pasar a ser un grupo competitivo a ser un equipo más de la categoría. Un jugador definidor, que sepa lo que es hacer goles en la categoría, aunque ya se sabe que de promesas no vive el hombre y menos un equipo de fútbol.
La guinda del pastel, el futbolista resolutivo al que aspira toda la categoría y que como siempre cuesta dinero. Algo de lo que siempre ha carecido el Decano y en esta época más acrecentado que nunca. Y es que el musculo financiero que necesita el club para poder levantar cabeza no aparece por ningún lado. A las pruebas me remito, como las dificultades que está teniendo la entidad para poder conseguir la liquidez que le garantice regularizar su personal no deportivo.
Sin el ansiado maná que todo lo arregla y sin capacidad de maniobra por el embargo de Hacienda y Seguridad Social, será complicado que no se reproduzcan los problemas de la pasada temporada. Habrá que confiar en una resolución exitosa de las negociaciones con Hacienda y de que sean ciertas las promesas del ‘desaparecido’ Álvaro Roncal, en cuanto al dinero que está dispuesto a invertir los inversores mexicanos, esos inversores a los que nadie conoce y pone caras, y de los que no son pocos los que ponen en duda su autenticidad.
Sean mexicanos o españoles, sea Roncal o Pablo Comas, está claro que hace falta un pequeño esfuerzo para poder firmar a ese delantero. Con la estructura actual todas las opciones anteriores se han escapado. ¿Dónde está el problema? ¿En la categoría o el dinero? Está claro que cuando se arrastra la etiqueta de mal pagador, difícilmente se podrá luchar contra ello sin golpes de efecto que ayuden a disipar cualquier duda. De momento todo parece seguir igual, por desgracia. Y José Domínguez ya lo ha dejado claro, sin delanteros no se podrá opositar al ascenso, la única tabla de salvación para un club que carece de inversión externa.