A Huelva le ruge el estómago
En nuestro terreno de cultivo sigue sin agarrar la simiente (y tanto que nos mienten) de los mesiánicos brotes verdes. La cosecha de empleo, estacionaria y sectorial, es un latifundio abonado a un barbecho demasiado caprichoso. La temporalidad laboral y los contratos basura impiden que la recuperación eche raíces y la desertización del paro se extiende por nuestras fronteras.
Estamos inmersos en un páramo contra el que se han aplicado técnicas efectistas pero poco eficaces para reforestarlo. Se apostó por la siembra indiscriminada de puestos de trabajo de hoja caduca, pero tras el verano llega el invierno y las múltiples ramas, especialmente del sector servicios, se desnudan. Sigue sin haber suficientes árboles para refugiar a la cantidad de familias sin recursos.
Las estadísticas son el sustrato más impermeable a pesticidas ideológicos y abonos políticos artificiales que intentan vigorizar la realidad. La mierda que fertiliza el jardín en el que estamos metidos huele desde cada rincón de Huelva. La cizaña del desempleo es la plaga invasora que crece descontroladamente exterminando el pequeño invernadero de la esperanza.
Las cifras son rotundas. Un 30% de los onubenses está en riesgo de pobreza (lo que se traduce en la friolera de 44.000 personas) y somos la sexta capital española con la mayor tasa de población expuesta a este problema. El propio Consistorio es quien ha hecho públicos estos dramáticos guarismos. El hambre acecha en cada esquina y ya no es algo marginal ni excepcional, es el pan (la falta de él) nuestro de cada día.
La sequía y un sistema de regadío social poco sofisticado merma una producción de empleo que se halla bajo mínimos, hasta llegar a la cifra de 59.302 parados en la provincia, según los últimos datos del Instituto Nacional de Empleo del pasado mes de septiembre. Los labradores de esta baldía tierra están al borde de la inanición, lo cual se traduce en miseria o migraciones, y sin la mano de obra, que es el lubricante que engrasa el motor económico, la máquina se gripa.
Al borde del colapso y pidiendo a gritos asistencia generalizada, por fin el Ayuntamiento de Huelva se adherido a la Red de Solidaridad y Garantía Alimentaria de Andalucía, que dará acceso a subvenciones específicas de la Junta para las familias sin recursos. Las oenegés no dan abasto y este protocolo permitirá garantizar la provisión de alimentos y la creación de un comedor social. Dicho fondo de ayuda está activo desde 2013, ¿por qué siendo una de las ciudades más castigadas por la crisis, no se había solicitado la incorporación de Huelva antes?
Muchos plantaron robustas secuoyas de excusas en sus cortas miras para no ver el lúgubre bosque que se cernía ante ellos. Las promesas son como las flores venenosas, cuanto más vistosas y coloridas, más peligrosas.
@ManuelGGarrido