«Es difícil cerrar el duelo y las familias queremos que se sepa la verdad y se haga justicia», señala un hijo del marinero lepero muerto en el Pitanxo
El informe final del Ciaim ha determinado que una actuación negligente por parte del capitán fue la causa principal del hundimiento del buque gallego
«Están siendo días tristes porque al ver el informe lees detalles y te enteras de todo lo que pasaron y de que hubo mucha angustia», señala su esposa
Una negligencia del patrón, clave en el hundimiento del Pitanxo donde murió un pescador de Lepe
Tres años del naufragio del Pitanxo: «Fue como tener una película de miedo en mi cabeza»
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Iniciar sesiónLa Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) determinó la semana pasada que una actuación negligente por parte del capitán fue la causa principal del hundimiento del buque gallego Villa de Pitanxo, ocurrido en aguas de Terranova el 15 de febrero de 2022, es decir, hace ya cerca de cuatro años. El trágico suceso se saldó con la muerte de 21 de los 24 tripulantes que iban a bordo, en uno de los peores siniestros marítimos registrados en la historia reciente de la pesca española. Uno de ellos era el lepero Juan Antonio Cordero, muy recordado y querido en la localidad onubense.
El informe de Ciaim sobre lo que pasó aquella madrugada en aguas de Canadá no deja lugar a dudas. En un documento «más rotundo si cabe que el borrador», como se encargaron de señalar las familias de las víctimas, los peritos destacaron todas las imprudencias por las que el patrón Juan Padín y el armador del buque, Pesquerías Nores, deberán responder ante la justicia. 21 hombres, 12 de los cuales no pudieron ser rescatados del mar, perdieron la vida en un accidente en el que las imprudencias, según relata el informe, se encadenaron. A lo largo de casi 200 páginas, los redactores del exhaustivo texto detallaron los condicionantes del hundimiento del Villa de Pitanxo, un barco pesquero en el que, para empezar, existía una sobrecarga evidente que no ayudó en nada en el momento en el que la nave empezó a escorar.
El informe desvela «fallos graves en la evacuación» y «omisiones inaceptables en materia de seguridad». Entre los datos que calificó de «espeluznantes» la portavoz de las familias afectadas, María José del Pazo, destacó que «hacía 20 años que no se revisaban los trajes de supervivencia» de la tripulación. El documento también respalda el testimonio del tercer superviviente, Samuel Kwesi, y las conclusiones de los peritos judiciales desplazados a Terranova durante la investigación.
Encarni Villegas, viuda del marinero lepero fallecido en el hundimiento, destacaba a Huelva24 en conversación telefónica que estaba «contenta por el informe, porque salga la verdad, se haga justicia y todo el mundo podamos ya descansar». Eso sí, también reconocía que «están siendo días tristes porque al ver el informe lees detalles y te enteras de todo lo que pasaron y de que hubo mucha angustia y momentos muy malos».
Prefería darle el testigo de la palabra a uno de sus hijos, Juan Antonio, del mismo nombre que su padre, que indicaba que «la valoración es muy positiva porque ya llevábamos mucho tiempo esperando la resolución del informe para que se pudiera cerrar la instrucción del caso y se le pusiera fecha al juicio. El informe es favorable a lo que defendemos las familias de las víctimas, que queremos que se sepa la verdad y se haga justicia respecto a lo que pasó. Nos dan la razón a lo que pensamos, que es que el naufragio fue una negligencia del capitán».
Sobre los próximos pasos a la espera del juicio, recalcaba con ganas de que ya acabe cuanto antes toda esta pesadilla que «la instrucción se ha ido renovando a la espera de este informe pero ya hace meses que no se piden más testigos, así que seguramente cuando el juez lo considere oportuno pondrán fecha para el juicio y esperemos que sea pronto. En febrero se cumplirán cuatro años del siniestro y tenemos ganas de que termine todo y se haga justicia y se encuentre a los culpables y responsables del accidente, algo que lógicamente dictaminará el juez».
En consonancia con lo que expresaba su madre, Juan Antonio, que tiene también otro hermano, aludía a lo complicados que han sido estos ya más de tres años y medio a nivel anímico para la familia. «Desde que ocurrió la tragedia está siendo muy duro porque al final es difícil cerrar el duelo cuando siguen saliendo novedades del tema, pero también estamos satisfechos del trabajo que se está haciendo los abogados y técnicos".
También quería agradecer los múltiples reconocimientos que ha recibido su familia en Lepe, donde le han dedicado una placa en el puerto de El Terrón y una calle en la localidad, entre otras cosas, a su padre, Juan Antonio Cordero: «Se han portado muy bien con nosotros con placas y homenajes y han honrado mucho la memoria de mi padre».
A expensas del juez para el juicio oral
El abogado de las familias, Manuel Lampón, confirmó la semana pasada que la Audiencia Nacional ha solicitado incorporar el informe de la CIAIM al procedimiento judicial. Explicó que lo publicado en la web del Ministerio de Transportes «es solo el informe principal», y que aún está pendiente la entrega formal del soporte documental completo.
El abogado destacó que el informe introduce hechos no contemplados al inicio de la investigación y amplía las posibles responsabilidades del patrón y de la empresa armadora. «Si procede solicitar actuaciones judiciales adicionales, así lo haremos. En todo caso, será el juez quien decida», apuntó. «Primero, el juez deberá determinar si la investigación está completa o si deben practicarse más diligencias. Solo entonces podrá decidir si procede abrir la siguiente fase del proceso y dar paso a los escritos de acusación y defensa», concluyó.
Aquel día de febrero del año 2022 fallecieron 21 marineros y sólo sobrevivieron tres miembros de la tripulación, entre ellos el propio capitán Juan Padín, además de su sobrino, Eduardo Rial, y el marinero ghanés Samuel Kwesi. Los familiares de las víctimas pelean desde entonces para que se haga justicia. El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que está llevando el caso, sigue recabando información de los hechos y después se abrirá el juicio oral una vez tenga todas las pruebas presentadas. El informe del Ciaim de la semana pasada se antoja un paso decisivo para encontrar a los culpables del naufragio.
Ya en su día los peritos que bajaron al pecio apuntaron hacia un «error humano» del patrón como «causa más probable» del hundimiento del buque, ya que el motor se paró de forma repentina. En cuestión de 20 minutos el barco se sumergió por completo, quedándose menos de diez marineros en un bote a la deriva durante cinco horas, hasta que fueron encontrados por otro pesquero gallego, el 'Playa Menduiña 2'. Pero muchos de los que estaban en la balsa no pudieron soportar las bajas temperaturas y fallecieron antes de ser rescatados.
El juez Ismael Moreno vio indicios de 21 delitos de homicidio por imprudencia, imputando a Padín por los mismos. De manera cautelar le retiraron el pasaporte y está obligado a comparecer cada 15 días en sede judicial y a permanecer localizado. Y la investigación también apuntó hacia la armadora del barco, el Grupo Nores de Marín (Pontevedra), debido a las condiciones que tendrían los marineros a bordo, algunos de ellos con Covid-19 y sin haber pasado varios controles médicos y de prevención.
Más de 40 años dedicados a la mar
Juan Antonio Cordero nació en Lepe el 3 de mayo de 1966. A los 14 años, tras terminar la escuela -y aunque a él le habría gustado seguir estudiando-, tuvo que comenzar a trabajar en el barco de su padre para ayudar económicamente a su familia. Sería el comienzo de más de cuarenta años de carrera profesional dedicada a la mar.
Casado y padre de dos hijos, se formó y se tituló muy joven como patrón de pesca de altura. Trabajó principalmente como patrón de pesca capturando marisco en caladeros de Marruecos, Angola, Nigeria, Dakar y Mauritania, entre otros países. Tras el cierre de la armadora onubense para la que trabajó durante la mayor parte de su carrera, fue contratado por la armadora gallega Grupo Nores de Marín, trabajando como primer oficial en caladeros de Uruguay, Guinea-Bissau y, en su último año de vida, en Terranova (Canadá) a bordo del Villa de Pitanxo.
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