medallas de la provincia de huelva

Pilar Barroso: «Esta tierra es diversa y hermosa, bellísima, como para no regresar»

La artista recibe el reconocimiento con profundo agradecimiento a Huelva, a donde regresó tras recorrerse buena parte del continente europeo porque es aquí donde su pintura se inspira

Pilar Barroso: «Los pintores, hasta los mejores, siempre las han pasado canutas»

La pintora galardonada, Pilar Barroso h.corpa
Bernardo Romero

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Acaban de otorgarle la Medalla de la Provincia de Huelva como reconocimiento a su brillante carrera artística, pero también por su amor a una tierra a la que decide regresar después de haber recorrido buena parte de Europa en un tour que le permitió conocer museos y paisajes, también otros acentos y unas formas de vida por entonces muy distintas e impensables en un país que lentamente empezaba a desprenderse de la monotonía y la tristeza del gris. Pasados unos años iniciáticos regresa cargada de color

-Eras muy joven cuándo viajas por Europa armada tan solo de un caballete.

-Llevaba un caballete y mucha ilusión. Tenía ganas de conocer esa Europa de la que se hablaban tantas cosas, como se hablaba con admiración de las ciudades y regiones españolas más favorecidas, como Barcelona, el País Vasco o Madrid. Ya en Madrid estuve antes, acompañada por mi madre porque no podía viajar sola siendo menor de edad. Pude ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y fue después cuando viajé por Europa, a finales de los sesenta, y eso fue como una ampliación de estudios. Me interesaba conocer otros modos de vida, pero sobre todo necesitaba formación, algo que se consigue en museos como el del Prado, donde tantas horas pasé en mi época de estudiante, así que sentía la apremiante necesidad de conocer a todos los grandes de la pintura, o al menos a todos los que estuvieran a mano en museos de toda Europa. El artista hace lo que ya han hecho los demás, nos copiamos los unos a los otros, hasta que desarrollas tu propia personalidad y tienes tu manera, una pincelada o un trazo que sea reconocible, tuyo.

-Una mujer joven en los años sesenta estudiando Bellas Artes en Madrid y recorriendo Europa, lo que se dice muy normal no debería de ser en aquellos años.

-Muy normal no era, aunque en países como Francia o Alemania era algo más habitual, pero tampoco creas que mucho más. Luego me costó algún trabajo reintegrarme a mi lugar en el mundo, a mi tierra y a mi gente, pero nunca se me pasó por la cabeza instalarme en otro lugar, por muy atractiva que fuera esa Europa tan avanzada. Siempre tenía Huelva en mis pensamientos. Me gusta mi tierra, qué quieres que te diga, yo aquí he sido feliz y lo sigo siendo.

-En aquella Huelva de tu infancia conociste y frecuentaste el único centro cultural oficioso que había en Huelva, el estudio de Pedro Gómez y Antonio León Ortega.

-Claro, estaba frente a casa y mis padres, mi familia los conocía a ambos. De ahí que desde que era una niña pequeña, en cuanto empecé a andar y pude subir el escalón de su estudio, allí estuve. Y sí, era un auténtico centro cultural en una Huelva donde no había nada, ni escuelas de arte, ni galerías, ni nada. Pero en ese estudio de la calle San Cristóbal, no sólo estaban ellos, dos grandes artistas, sino que también acudían intelectuales de todo tipo, y por supuesto otros grandes pintores, desde Orduña Castellano a Manolo Moreno o García Orta, artistas que fueron algo más que sobresalientes. Manolo Moreno falleció joven y además se había marchado a Madrid, por lo que apenas se le recuerda en Huelva, en su ciudad. Orduña sí que es algo más conocido, pero García Orta, con lo que fue, apenas hay referencias suyas en Huelva. Fíjate que en el Museo no tienen obra suya, cosa que tendrá solución porque les voy a ceder dos obras el día que ya no esté yo en este barrio.

-En ese tiempo, cuando aprendías los fundamentos esenciales del arte de la mano de Pedro Gómez y antes de marchar a Madrid, ¿tuviste contacto con todos estos artistas y con otros intelectuales de la época?

-Claro, recuerdo que Orduña, cuando Pedro Gómez me corregía y me decía haz esto o aquello, se acercaba a mi caballete para decirme que siguiera con lo que estaba haciendo, que lo veía más interesante. Era un caso. Y sí, tuve la suerte de trabar una fuerte amistad con Curro Garfias, el único premio nacional de Literatura que hemos tenido en Huelva. Con Curro he viajado y he estado de celebración no pocas veces, también intercambiado pareceres y modos de ver el arte en general, escrito o pintado, desde cualquier manera o en cualquier lenguaje, al fin y al cabo, una visión artística de la existencia, de eso charlábamos. También conocí en Madrid a Daniel Vázquez Díaz, un gran conversador. Paisanita me llamaba, y siempre se acordaba de que el retrato de Juan Ramón Jiménez tan famoso y reproducido en todos los libros y enciclopedias de Literatura, no estuviera en Huelva porque aquí no lo quisieron, aunque luego sí que llegaron y tenemos en el museo uno de los mejores. También me recordó en más de una ocasión lo que le ocurrió cuando le hicieron un homenaje y lo llevaron a La Rábida a una comilona. A la vuelta se entretuvo con los frailes hablándoles del famoso mural, del poema del Descubrimiento, y las autoridades se olvidaron de él y se largaron para Huelva, dejándolo en aquella orilla del río. Tuvo que regresar en un barco arenero que tuvo la gentileza de recoger al náufrago y llevarlo sentado sobre un montón de grava a la Punta del Cebo, desde donde se tuvo que venir andando a Huelva. Era un tipo genial, que quería mucho a su tierra, de ahí que pudiera permitirse el lujo de repetir aquella cantinela de que de Huelva ni el olorrrrr… le encantaba decir eso como venganza por haberlo dejado tirado en el muelle de la Reina, en La Rábida.

La obra de la artista que ilustrará el christmas de la Diputación Provincial h.c.

-Tuviste una vida intensa que luego tuvo su recompensa, porque decides regresar a Huelva y no te fue mal. Tu obra está en muchísimos hogares onubenses.

-Afortunadamente, sí. He podido vivir de la pintura, lo cual no es nada fácil. Pero siempre tuve una muy buena aceptación en la provincia, a la que he retratado de norte a sur y de poniente a levante. También me he sabido adaptar a los gustos y llevar una producción que algunos podrán decir que es comercial, pero realmente es absolutamente digna y bien elaborada. Todos los pintores tenemos las mismas necesidades que los demás, no vivimos del aire. Tenemos que comprar medio kilo de boquerones o llamar al fontanero para que nos arregle un grifo que está goteando. Tenemos exactamente las mismas necesidades que cualquier otra persona. En todo caso, ahí está mi obra, que ha sido expuesta en galerías y museos de toda España, de Europa o en países americanos.

-Desde luego tu obra tiene un sello muy personal. Al observar un paisaje tuyo se puede pensar que está realizado por un recién salido de la facultad de Bellas Artes.

-Hay que evolucionar, pero sin presiones de ningún tipo. Tu pintura evoluciona de una manera natural, o así pienso que debería ser. Puede que mis bodegones o las naturalezas muertas sean más conocidas, o demandadas, pero ya me dirás como se puede mantener un artista realizando desnudos o paisajes resueltos con trazos limpios y ligeros en gran formato. Aunque alguno de estos sí que hay coleccionistas que los han adquirido, es más habitual pintar en otros formatos. El artista nunca deja de pensar, de meditar y de intentar evolucionar cada día; de ahí que mi pintura, como la de cualquier otro artista, haya evolucionado. Cuando estás aprendiendo, en el estudio de Pedro Gómez o en el de Manolo Moreno, o en la escuela de Bellas Artes, te preocupas más por la precisión en el dibujo, por no salirte de la norma, luego vas dejándote llevar más por los sentimientos. Pintas un alcornocal de la Sierra, una suave ondulación del Andévalo, o de la mina, o te acercas al mar e intentas narrar el color, las formas, en toda su pureza, transmitir las sensaciones vividas cuando te ves envuelta en esos paisajes.

-Estás convaleciente de una fractura de cadera que ha sido complicada, de larga recuperación, pero sigues dibujando.

-Al principio me ha costado, pero ya estoy activa de nuevo. No estoy para pintar grandes formatos, pero sí para dibujar, que por cierto es algo esencial, necesario, esto de dominar el dibujo para poder pintar. Ahora desde la Diputación me han concedido la medalla de la provincia, algo de lo que estoy muy orgullosa y honrada, solicitándome que les facilitara uno de mis dibujos para hacer una tarjeta de felicitación, un christmas, una tarjeta de Navidad, y les he dibujado varios modelos, de los que han tomado una maternidad. Es como otro premio además de la medalla, el que se reproduzca un dibujo mío que estará por todos lados y hasta aparecerá en los medios de comunicación, y además en unas fechas tan señaladas.

-Lo de la medalla te lo esperabas, supongo. En Huelva, todo se sabe.

Tengo que reconocer que algo sabía, pero no las tenía todas conmigo, hasta que una mañana recibo una llamada del presidente de la Diputación que me dio una sorpresa la mar de agradable. Desde luego han tenido todo tipo de atenciones conmigo, hasta el punto de que el propio presidente, David Toscano, me dijo que en el caso de que no pudiera ir a recogerla a Lepe, que es donde este año se va a realizar el acto de entrega de las medallas, que él mismo me la traería a casa. No me digas que eso no es grande.

-Medalla de la provincia, de la tierra que tantas veces has pintado.

-Desde la Sierra hasta la costa, desde el Condado hasta el Andévalo. Toda Huelva es de una diversidad y una singularidad impresionante. Aquí pasas de unos paisajes a otros en cuanto das cuatro pasos. A todos los he recogido en mis lienzos. El verdor de la Sierra, la estabilidad de la mina, el viento entre las cepas del Condado, y el litoral, los barcos en la mar… Esta tierra es diversa y hermosa, bellísima. Como para no regresar, es que en realidad yo nunca he salido de aquí, todos esos viajes, todos esos años que pasé fuera, han sido de pura formación. Mi vida, mis raíces, están aquí. Mi pintura y los paisajes que me inspiran están aquí.

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