provincia

Tres aldeas de la sierra de Huelva que tienes que visitar si quieres escaparte del mundo este otoño: apenas tienen habitantes

Estas pedanías del municipio de Jabugo con apenas unos pocos vecinos, se convierten en el refugio perfecto para desconectar del ritmo diario

Seis pueblos de Huelva que cautivan por su magia en la Sierra, el Condado y la Cuenca Minera

Un pueblo de Huelva celebra este fin de semana su Feria de Antigüedades y Decoración: habrá más de 47 puestos diferentes

Estación de tren de Jabugo, localidad que alberga las aldeas de El Repilado, Los Romeros y El Quejigo facebook

V. G.

Huelva

Hay lugares que parecen pensados para bajar el ritmo, olvidarse del móvil y recuperar la sensación de estar lejos del mundo. En la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, dentro del término municipal de Jabugo, existen tres aldeas que conservan intacta esa calma que define a los pueblos serranos: El Repilado, Los Romeros y El Quejigo. Tres núcleos diminutos, rodeados de dehesas y caminos ancestrales, donde el otoño se vive como en pocos sitios en Andalucía.

La Denominación de Origen Protegida (DOP) Jabugo lo resume a la perfección en el vídeo que acompaña este artículo: «Vivir aquí es disfrutar del privilegio de lo auténtico, de lo sencillo, de las raíces que nos conectan con lo que realmente importa». Y esa es exactamente la sensación que deja la visita: tiempo detenido, paisajes que se abren paso entre castaños y quejigos centenarios y un silencio que acompaña cada paso.

Las tres aldeas forman parte de un mismo territorio ligado a la tradición, al paisaje de la dehesa y a la cultura del ibérico de bellota que distingue a la DOP Jabugo. El otoño es su mejor estación: la sierra se cubre de humedad, los castaños comienzan a amarillear y los caminos se vuelven más silenciosos y fotogénicos. Quien busque desconectar del mundo durante unas horas o un fin de semana encontrará aquí un refugio único.

El Repilado, puerta viva de Jabugo

Conocido por ser uno de los núcleos más activos de Jabugo, El Repilado es la pedanía con más vida comercial y el punto de entrada natural al municipio para quienes llegan desde la N-435. Aun así, mantiene el carácter recogido de las aldeas serranas: calles estrechas, casas blancas y un entorno marcado por la dehesa que alimenta al cerdo ibérico de bellota.

Desde El Repilado parten algunas de las mejores rutas para caminar en otoño. La senda fluvial que lo conecta con Los Romeros (oficialmente recogida en los itinerarios del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche) permite recorrer riberas, arroyos y umbrías cargadas de musgo, siempre envueltos por el olor a tierra húmeda.

Su pequeño casco urbano, con apenas unos cientos de vecinos, concentra tabernas y ventas donde probar chacinas locales y platos tradicionales que mantienen viva la gastronomía serrana. Uno de los más famosos es el del volcán ibérico del Casino, una fuente de carne y jamón con los mejores sabores de la sierra.

Los Romeros: calma absoluta entre castaños y dehesas

A solo unos minutos de El Repilado, por una carretera serpenteante entre castañares, aparece Los Romeros, una aldea diminuta que apenas supera el centenar de habitantes. Sus casas se agrupan en torno a la iglesia y a su pequeña plaza, donde la vida sigue un ritmo que ya casi no existe.

Los senderos oficiales que parten de Los Romeros -varios de ellos recogidos por la Diputación de Huelva y el Parque Natural- permiten disfrutar de uno de los paisajes más característicos de la zona: un mosaico de castaños, alcornoques y dehesas que cambian de color con la llegada del otoño. Es uno de los mejores lugares de la comarca para escuchar la berrea, buscar setas o simplemente caminar en silencio.

La aldea conserva además antiguas casas serranas y huertas familiares que mantienen su actividad agrícola tradicional, lo que le da un aire de autenticidad que atrae a quienes buscan desconectar.

El Quejigo: la aldea más pequeña y escondida

La tercera pedanía de Jabugo, El Quejigo, es también la más pequeña y aislada. Un puñado de viviendas, una tranquilidad absoluta y una ubicación privilegiada en pleno valle serrano. Según los datos de la Junta de Andalucía, su población es mínima, de apenas 10 personas, lo que la convierte en un refugio natural para quienes buscan un paisaje sin ruido y sin prisa.

Su nombre procede del árbol que predomina en su entorno: el quejigo, una especie de roble mediterráneo que tiñe el paisaje con tonalidades doradas y ocres en otoño. Las rutas que parten desde aquí conectan con antiguos caminos de herradura y con áreas de alto valor ecológico dentro del Parque Natural.

Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia