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El runrún: Ubuntu encuentra su espacio en Huelva
La Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio – Ubuntu calificó de «emocionante y curativa» la jornada que celebró en La Morana, que superó todas las expectativas
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El sábado por la mañana, el Centro Social La Morana se llenó de historias que normalmente se callan. La presentación oficial de la Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio (Ubuntu) en Huelva acabó siendo mucho más de lo que esperaba su presidenta, Susi de León. Varias personas contactaron ese mismo día para unirse a la asociación. Entre los asistentes se mezclaron familias que habían perdido a seres queridos hace décadas con otras que aún tenían la herida abierta de pérdidas recientes. Y llegaron desde distintos puntos de Andalucía –como Cádiz o Málaga– buscando ese espacio seguro que la asociación promete y que el sábado se materializó de forma casi espontánea.
En representación del Ayuntamiento asistió José Manuel Moreno, concejal delegado de Seguridad Ciudadana. Y no fue una presencia testimonial: ya han quedado para reunirse y coordinar un plan específico de atención a las familias supervivientes en esos primeros momentos críticos cuando se comunica la noticia del fallecimiento. «De esos primeros momentos dependerá en gran parte el duelo posterior», nos cuenta Susi de León.

El momento que cambió todo llegó cuando la presidenta se dio cuenta de que todos los asistentes eran «supervivientes». La mesa de testimonios programada se transformó en algo «muy especial», con intervenciones abiertas donde cada uno pudo compartir lo que necesitaba. «Se generó un ambiente de confianza y complicidad impresionante, ese espacio seguro que pretende crear Ubuntu», nos cuenta Susi.
El taller de Marién Sosa Rojano, docente especialista en Educación Emocional y también superviviente, completó la parte formativa con técnicas de mindfulness y autoconocimiento emocional. Porque Ubuntu siempre busca ofrecer herramientas prácticas a sus asociados, más allá de los grupos de ayuda mutua.
La comida de convivencia incluyó a las nuevas familias que se habían acercado esa mañana. Después llegó «el broche de oro» para el encuentro, un paseo en barco por la ría organizado por Platalea. «Ha sido realmente emocionante y curativo», resumía la presidenta.
La asociación, que nació en Cádiz hace casi cinco años y ya agrupa a más de 100 personas, consiguió en Huelva lo que buscaba, que no era otra cosa que conectar con «supervivientes» locales y crear ese núcleo provincial que les permita seguir creciendo. Y desde luego, la jornada demostró que el formato funciona. Cuando se genera el ambiente adecuado, las personas que han vivido la pérdida de un ser querido por suicidio encuentran en el grupo lo que difícilmente hallan en otros sitios: comprensión sin juicios y la certeza de que no están solos en un duelo que la sociedad aún prefiere silenciar.