SABORES DE CUARESMA
Comer en Semana Santa en Huelva: los cinco platos típicos
La gastronomía de Huelva luce exquisita durante todo el año, pero al llegar la Cuaresma se impregna de los sabores más típicos de estas fechas, entre los que destacan los guisos y los pescados. Aquí te contamos algunas de las recetas más elaboradas durante esta época.
La Cuaresma se caracteriza por su particular olor a incieso en todas partes y una cuenta atrás que alcanza sus últimos días para disfrutar de los pasos en la calle. Sin embargo, también se diferencia por un recetario en el que los guisos y los pescados toman el protagonismo, dejando durante algunas semanas en un segundo plano las opciones con carne. Comer en Semana Santa en Huelva es sinónimo de degustar los exquisitos pescados frescos que llegan a sus lonjas, que posibilitan la elaboración de platos sabrosos y contundentes a base de verduras, legumbres y productos del mar.
Así, la Cuaresma, que refleja la influencia que tuvo la iglesia en la alimentación en nuestro país, da paso a suculentas opciones en las que el bacalao o los gurumelos son algunas de las opciones estrella en Huelva.
Se puede decir que el potaje de vigilia es la receta estrella de la Cuaresma en Huelva. Este popular plato se cocina a base de bacalao en salazón, garbanzos y espinacas. Una combinación que otorga un sabor muy característico al potaje. Para su elaboración se deben dejar los garbanzos en romojo desde el día anterior. Después, estos se cocinan con ajo, aceite y pimentón en una olla. Lo siguiente es cubrir el sofrito con agua o caldo y dejar cocer hasta que estén a medio hacer, que es cuando se añaden las espinacas y el bacalao. Se baja el fuego y a esperar a que los garbanzos estén tiernos.
El día tradicional para comer el potaje de vigilia, cuyo origen se remonta a la Edad Media, es el Viernes Santo. Ojo al punto de sal cuando se cocina el potaje de vigilia, pues el bacalao ya es bastante salado de por sí. Este potaje también se puede elaborar con otros pescados como el rape.
Los garbanzos con espinacas son una tapa muy habitual en los bares y restaurantes de Huelva. Una opción nutritiva, sabrosa y contundente. Este plato se cocina con los garbanzos -que deben estar en remojo desde el día anterior- en una olla con agua, aceite y perejil. Mientras tanto, en una sartén se hace un sofrito con cebolla, ajo, pimentón, comino y tomate triturado. Cuando este estña listo, se incorporan las espinacas y se rehoga. Este sofrita se añade posteriormente al puchero de garbanzos hasta que se integre.
Las patatas viudas son un guiso típido de Ayamonte. Se trata de un plato de cuchara exquisito, sencillo y económico. Su ingrediente principal son las patatas, de ahí el adjetivo de viudas. Estas se cocinan con cebolla, ajo, pimentón dulce, laurel, pimienta, sal, aceite y agua o caldo.
La receta se presta a variaciones que incluyan otros ingredientes, pero la tradicional en Ayamonte y Huelva es únicamente con las patatas como protagonistas. Eso sí, puede degustarse sola o como acompañamiento.
La raya al pimentón es una receta absolutamente típica de Huelva. El excelente pescado fresco que se pueden conseguir en las lonjas de la provincia hace que este plato sea una propuesta sabrosa y sana. Generalmente, consiste en cocinar el pescado con un majado de ajo, pimentón dulce, cebolla, aceite y pan del día anterior. Estos ingredientes aportan un sabor muy característo a la raya.
Se trata de una receta típicamente casera, que también puede encontrarse en numerosos bares y restaurantes de Huelva. También es muy típica en Isla Cristina, gracias a la calidad del pescado que llega a su lonja.
Esta seta típica del Andévalo de Huelva tiene su época de recogida a partir de marzo, coincidiendo con la Cuaresma. Si el arroz en todas sus vertientes ya es de por sí un plato exquisito, con el gurumelo el resultado es espectacular. Para cocinar este arroz se realiza un sofrito, que puede combinar diferentes ingredientes pero suele llevar tomate natural, cebolla, pimiento verde, sal y aceite. Este se cocina junto a los gurumelos y cuando estos sueltan el agua se añade el caldo y se espera a que el arroz llegue a su punto.
Aquí el punto de caldoso tiene tantos niveles como gustos el comensal. Eso sí, cuidado con no quemar el arroz ni dejarlo demasiado duro.
