Día de la Justicia Gratuita y del Turno de Oficio

Dedicar unas líneas el Día de la Justicia Gratuita y del Turno de Oficio no es tarea fácil porque son muchas las palabras que se agolpan frente al teclado del ordenador. La primera de esas palabras es agradecimiento, porque los casi quinientos Abogados (léase, por favor, Abogados y Abogadas) que voluntariamente prestan este servicio en la provincia de Huelva se merecen que alguien les dé las gracias y me ha tocado a mí el enorme honor de ser el encargado de ello.

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Sólo quien se dedica a esta bendita profesión que es la Abogacía puede entender el verdadero alcance de una palabra tan simple como gracias. Gracias por el enorme esfuerzo que supone poner su profesión al servicio del ciudadano que la necesita, a cualquier hora del día y de la noche. 

Gracias por el sacrificio personal y familiar que implica la prestación de este servicio, sobre todo en guardias y asistencias. Y gracias por llevar la abogacía a todos los rincones policiales y judiciales para hacer real y efectivo el sagrado derecho de defensa. Se cuela también en mi pensamiento la palabra felicitación, porque sería injusto si el anterior agradecimiento no fuera acompañado de una sincera felicitación por los resultados obtenidos. 

No hablo de resultados de fondo porque no es la abogacía una profesión sujeta a ese tipo de resultados. No es buen Abogado el que asegura a su cliente que el asunto está ganado. Y tampoco lo es el que afirma que está perdido. Cuando hablo de resultados hablo del grado de satisfacción que el servicio de Turno de Oficio y Asistencia al Detenido produce en sus usuarios finales. Casi treinta mil personas se beneficiaron en nuestra provincia de este servicio el pasado año y sólo unas pocas han presentado quejas, en su mayor parte infundadas. 

Finalmente, no puedo sino tener unas palabras de reivindicación para este importante colectivo colegial. Siendo importante, no es suficiente con que se les agradezca su tarea, ni con que se les felicite por ella. Los Abogados de Oficio y de Asistencia al Detenido se merecen que su trabajo se vea dignamente recompensado. La retribución de su actividad profesional es genuina obligación de quien contrata los servicios del Abogado. 

Y esa obligación tiene una doble vertiente: la primera es establecer un sistema de honorarios acorde con la realidad de la profesión y con la grave responsabilidad que el Abogado asume. La segunda es más simple, pero no menos importante, y consiste en pagar puntualmente el trabajo realizado. Sólo así se garantizará que el servicio pueda prestarse en condiciones adecuadas, sin depender del inexigible sacrificio de mis queridos colegas de profesión. 

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